miércoles, 24 de mayo de 2023

Los ojos de Galdós de Carolina Molina

Sinopsis:

Pobre, enfermo y casi ciego. Así vivió sus últimos años Benito Pérez Galdós, el genio que llenó de gloria la literatura de su tiempo. Pese a todo, no le faltó el cariño de sus amigos, familia y ciudadanos. Y, cuando sus ojos necesitaron ampararse en otros más jóvenes para continuar su labor literaria y, así, subsistir, ella, Carmela Cid, estará a su lado. Ella será sus ojos. Y también su voz. Junto a él recorrerá los escenarios de su vida, desde que llegara a Madrid, como estudiante de Derecho, hasta convertirse en un periodista de peso y un escritor consagrado. Y, a su vez, descubrirá el carácter benevolente y seductor de un hombre a la par inteligente y humilde del que se enamoraron muchas de las más ilustres mujeres de su tiempo, entre ellas, por ejemplo, Emilia Pardo Bazán.
Pensada por y para Galdós, con un estilo delicado y una prosa fluida, en la línea de sus novelas anteriores, Carolina Molina nos ofrece un retrato entrañable y desconocido del escritor que mejor supo reflejar la España del siglo XIX. 

Opinión:

Hace tiempo que quería hablaros de Los ojos de Galdós, una novela histórica que es en sí todo un homenaje hacia el hijo adoptivo más querido de Madrid. 
Poco se puede decir sobre D. Benito Pérez Galdós que no se haya dicho ya, sus obras contarán con adeptos y detractores, al igual que lo harán sus ideas políticas, pero sin duda, lo que sí se puede decir sobre él y no me quedo corta, es que fue el mejor cronista de Madrid, el que mejor supo observar y reflejar la vida de los madrileños.

Carolina Molina nos ofrece un retrato entrañable e inolvidable sobre este genio de las letras y para hacerlo da el protagonismo central a una mujer, Carmela Cid, un personaje ficticio que adoptará también el papel de narradora y que nos mostrará los momentos más importantes en la vida del autor. Una vida en la que las mujeres contarán con un papel muy importante, y no solo en sus libros.


—Verá, querida niña. Llevo escribiendo desde los veintiún años. Tengo las manos callosas de coger la pluma y los ojos gastados de leer las dichosas galeradas. Muchos se han enriquecido a mi costa, pero mis bolsillos están vacíos. Cierto es que he dilapidado algunos pequeños ahorros con personas a las que amé o creí amar, pero... aún no he conocido al escritor que se haya hecho rico escribiendo en este país.

Con lo primero que nos vamos a encontrar es con una narración in extremis, es decir, la acción se sitúa en un punto muy cercano al final, de esa forma vamos a conocer a Galdós en el tramo final de su vida; una narración intimista y detallada a través de la que conoceremos no solo al gran narrador del Realismo español, sino también al hombre que hay detrás.

Corre el año 1915, como telón de fondo tenemos a una España dolorida y triste que intenta salir de su letargo. Galdós ha perdido la vista y la revista La Esfera le pide que escriba sus memorias. A partir de este momento y con ayuda de Carmela, que se convertirá en los ojos del autor, la historia retrocederá hasta su llegada a Madrid en 1862.

Galdós fue un gran observador y ese método le dio la experiencia para crear a sus personajes. Curioseaba las vidas de las clases humildes madrileñas: castañeras, manolas, mozos de cordel, planchadoras... todo lo que recogían sus ojos se veía plasmado en sus novelas. No hacía crónicas de Madrid para el resto españoles, no, él escribía de Madrid para los madrileños, con una narrativa ágil y descriptiva que no ha conocido igual. 
Paseaba por la capital, describía acontecimientos, y dotaba a sus personajes de una humanidad, que aunque copiada o impostada, les llevó a convertirse en héroes de la literatura.

Carolina Molina, la autora, nos va a llevar de la mano de Galdós no solo a pasear por la Puerta del Sol, la Red de San Luis, El prado o La Montera, también por la Cava Baja, por los solares y los cafés, por lo que va a ser frecuente encontrarnos a nuestro protagonista mezclado con personajes históricos de calado como Doña Emilia Pardo Bazán, toda la Generación del 98 al completo, Carmen de Burgos, Isabel II, Alfonso XIII, Antonio Maura o Canalejas, entre otros muchos, todos ellos y debo decirlo llegados a este punto, descritos con elegancia y sin caer en lo tonto de los prejuicios, porque es muy complicado ser testigo del pasado y describir hechos o personajes históricos sin incurrir en ello.

Galdós fue un autor que apostó por la independencia del sexo femenino, en todas sus obras se refleja, pero también fue consciente del duro trabajo que aún quedaba por hacer. Doña Emilia le recriminaba que diese alas a las protagonistas de sus historias y que en cambio, al final se las cortase, pero era lo que exigían los tiempos y sus lectores. 
Carmela Cid, nuestra narradora, va a enfrentarse exactamente a los mismo problemas que sufren las mujeres Galdosianas, por lo que ya os avanzo que la ambientación y la historia que acompañará a la protagonista será fantástica.  

También quiero añadir, ya llegando al final, que aunque me he centrado en hablar en esta reseña de Galdós, al que considero con permiso de Carmela Cid el gran protagonista de este libro, la novela también va a servir como crónica de acontecimientos de una época sometida por las desigualdades económicas. 

Sin duda, una novela fascinante para los amantes de Galdós.

—No he de hablar de nuestro Galdós como patriarca de las letras, sino como madrileño y madrileñista. Nadie como él describió la calle de Toledo y nadie como él ha amado tanto al pueblo de Madrid.
Luis Garrido Juaristi. 
Alcalde de Madrid 1918-1920


miércoles, 10 de mayo de 2023

Almas grises de Philippe Claudel

Sinopsis:

Diciembre de 1917. En un pequeño pueblo del norte de Francia, el cuerpo sin vida de una hermosa niña aparece flotando en el canal. La crónica de los hechos, escrita veinte años después del suceso por el policía a cargo de la investigación, invita al lector a descubrir una realidad inesperada. En su implacable relato, donde la emoción aparece contenida por el pudor del narrador, nadie es inocente, y los culpables, de una forma u otra, son también víctimas. El gris es el tono dominante, pero no el gris de la muerte, ni el del duro clima invernal, ni siquiera el de la cobardía, sino el gris en que se desenvuelve la condición humana: la ausencia de certezas absolutas, las sombras, los claroscuros, en suma, el peso rotundo de la duda.

Opinión:

Hoy quiero hablaros de Almas grises de Philippe Claudel, un autor que para mí ha sido todo un descubrimiento. Es cierto que había oído hablar de él por obras como "La nieta del señor Linh" o "El archipiélago del perro", pero había algo en ellas que no terminaba de llamarme la atención.
Hace poco me recomendaron "Almas grises" y "El informe de Brodeck", dos obras que se mueven entre la novela negra y el thriller, y os puedo decir que al menos esta me ha fascinado.

La trama sucede en 1917 en un pequeño pueblecito del norte de Francia. 
El marco histórico va a ser la Gran Guerra, un buen pilar para sostener la trama y que sirve para que nos hagamos una idea de lo que está sucediendo a escasos kilómetros. Con solo ese dato el lector ya puede imaginarse a los hombres arrastrándose en las trincheras bajo el incesante tronar de los cañones y con el acre olor a pólvora en la boca.
Pues bien, a corta distancia de ese triste escenario va a aparecer el cuerpo sin vida de una niña de diez años. 

Lo primero que vamos a ver es que no es una lectura lineal. 
La crónica de los hechos va a ser escrita veinte años después por el que será nuestro narrador, un policía del que desconoceremos su identidad y que intentará rehacer la historia, rellenando los huecos de un caso cargado de irregularidades. 

En el primer capítulo van a ser presentados los personajes principales, pero para poder facilitarnos más datos sobre ellos y crearnos un perfil más completo, el autor nos hará retroceder hasta 1914, en vísperas del inicio de la guerra.
Lo que sí quiero dejar claro es que aunque vamos a tener de fondo la Primera Guerra Mundial, esta no es una obra que se centre en ella, y vamos a pasar por su lado de puntillas. Los personajes van a convivir con la contienda como con un mal sueño o un recuerdo amargo, algo que no les atañe de forma directa y que ven desde lejos.

Almas grises, la quinta novela de Philippe Claudel, es una historia sencilla en la que los sentimientos y las emociones terminan imponiéndose a los hechos objetivos del caso. Una obra dominada por una amplia escala de grises que lo impregna todo con un ambiente nostálgico, desde los escenarios a los personajes que aparecen descritos a la perfección con el título elegido. 
La única nota de color que vamos a tener llegará de manos de Belle de jour, la niña asesinada, y de Lysia Verhareine, la maestra del pueblo, dos personajes incidentales que aportan la sensación de que el mundo no es tan feo como se nos describe.

Os puedo asegurar que nos encontramos ante una novela muy buena, recubierta con un halo de misterio que nos hace dudar de todos los personajes, algo que se agrava porque el narrador juega también un poco al despiste. Un rural noir que nos muestra la hipocresía y la maldad de unos personajes tan canallas como cobardes.

Y poco más quiero contaros, porque es una historia muy cortita y que hay que saborear individualmente. El ejemplar que he leído solo tiene 222 páginas y está compuesta por capítulos muy breves, algo que aporta ritmo a la narración. 

Os aseguro que os va a gustar porque Philippe Claudel me ha demostrado con esta novela que es un gran narrador reproduciendo los caracteres humanos; plasma a la perfección los defectos y las virtudes, las pasiones y las debilidades, demostrando que el pensamiento dicotómico de todo es blanco o es negro no es real y que puede haber entre ellos toda una gama de grises.
 

viernes, 5 de mayo de 2023

Dentro de casa de Lisa Jewell

Sinopsis:

¿Qué sabes realmente de tu familia? 
En una majestuosa casa del elegante barrio de Chelsea, la policía encuentra a una bebé en su cuna. Bien alimentada, cuidada y feliz, espera a que la cojan en brazos. En la cocina de esa misma casa hay tres cadáveres en estado de descomposición. Junto a ellos, una nota escrita con urgencia. 
Veinticinco años después, Libby, esa bebé a quien encontraron con vida, regresa a una casa que esconde su origen familiar y el más oscuro de los secretos. Ten cuidado con a quién dejas entrar. Hay personas que nunca se irán. 
Lisa Jewell es el nuevo fenómeno mundial del thriller, con más de 10 millones de libros venidos. Su obra se compara con grandes nombres del domestic noir y encantará a las lectoras de Paula Hawkins.

Opinión:

Dentro de casa es un libro de suspense que lleva vendidos más de 10.000 ejemplares. 
De su autora, Lisa Jewell, se dice que es el nuevo fenómeno mundial del thriller, llegando a ser comparada con otras autoras como Paula Hawkins.
Algunos de los comentarios que acompañan a esta obra son "brillante y afilada como una cuchilla", "deslumbrante", "maravillosamente retorcida" o "terrorífica e intrincada", pero ya sabéis lo que opino sobre este tipo de comentarios tan entusiastas, que pueden terminar frustrando las altas expectativas generadas en el lector.
Yo llegué a esta obra intentado romper la racha de novelas algo decepcionantes que me acompañaba en el último mes, y ahora puedo deciros que la historia está bien, pero tampoco para echar cohetes ni para elogiarla en exceso como están haciendo. 
Es una novela que se lee bien, que tiene un ritmo ágil y que logra mantenerlo hasta el final, pero con unos personajes que no llaman la atención en exceso y de los que te desprendes en cuanto pasas la página final. 
Y es que, lejos de querer desmerecer el género, Dentro de casa es tan solo un domestic noir de manual; tres hilos argumentales, uno para cada personaje; las mujeres como punto central de la historia; alguna fémina con problemas; capítulos muy breves en los que al final de ellos la historia queda detenida para saltar al siguiente personaje; secretos y algún giro argumental, pero dejadme que profundice más en algunos detalles.

La novela consta de 69 capítulos que se dividen en cuatro partes.

Además de las características ya señaladas, los domestic noir también suelen ofrecernos distintos puntos de vista sobre un mismo hecho. 
En esta novela vamos a tener tres hilos argumentales: el de Libby, el personaje central sobre el que gira la historia y el de Lucy, un personaje más secundario, ambos narrados en tercera persona y que suceden en la actualidad. 
Por último, tenemos el hilo de Henry, narrado en primera persona y que sucede a finales de los años 80. Este último hilo es el que nos va a servir para rellenar los vacíos existentes alrededor de la familia de Libby. 
Pero fijaros en lo curioso de este sistema de narración. 
Por norma, en los domestic noir el protagonismo suele dividirse a partes iguales entre los personajes, pero siempre hay uno en un lugar destacado que narra en primera persona. 
En este caso, y aunque Libby es, como ya he mencionado, el personaje principal sobre el que gira la trama, su historia nos llega a través de un narrador que utiliza la tercera persona. Este simple hecho hará que el personaje pierda un poco de protagonismo. 

En cambio, la primera persona es utilizada por Henry, un personaje secundario.
Esto, sin duda, es una especie de juego sucio por parte de la autora, porque aunque es cierto que él es el encargado de rellenar los vacíos argumentales en una época pasada en la que Libby no está, de este modo caemos en el riesgo que implica la subjetividad del narrador en primera persona. Un cronista así puede ser fiable, pero también puede manipularnos porque con su relato puede engañar, tergiversar o como ya he dicho, dar una visión subjetiva sobre un hecho que no tiene por qué haber ocurrido exactamente como se cuenta.

También quiero deciros que hay algún giro argumental que no se ve venir, o al menos yo no lo vi, y ya para terminar también comentaros que en el final, aunque todos los hilos quedan bien atados, parece que se deja una pequeña puerta abierta, no ya para futuras novelas, porque el argumento no da para más, pero sí como creando un pequeño suspense alrededor del suceso final.

Y hasta aquí la reseña de esta semana, como habéis visto una novela que se deja leer, con intriga, pero a la que le sobran todos esos comentarios tan exagerados con los que la adorna la editorial.

jueves, 27 de abril de 2023

El trueno en el reino de Hilary Mantel

El trueno en el reino (Trilogía de Thomas Cromwell 03)
Sinopsis:

Inglaterra. Mayo de 1536. Ana Bolena ha muerto, decapitada en un abrir y cerrar de ojos, a manos de un verdugo francés. Mientras sus restos descansan bajo tierra, Thomas Cromwell desayuna con los vencedores y continúa su ascenso al poder y a la riqueza. Su maestro, Enrique VIII, se conforma con una felicidad a corto plazo en los brazos de su tercera reina, Jane Seymour. 
Cromwell sabe que sólo puede confiar en sí mismo. No tiene una gran familia que lo respalde, ni un ejército privado. Y a pesar de la rebelión interna, de los traidores que se multiplican en el extranjero y de la amenaza de invasión que pone a prueba el reinado de Enrique VIII, Cromwell busca convertir Inglaterra en un nuevo país que se mire en el espejo del futuro. Pero ¿puede realmente una nación, o una persona, desprenderse de su pasado como si fuera piel muerta? «¿Qué haréis –le pregunta el embajador español a Cromwell– cuando el rey se vuelva contra vos como hace tarde o temprano contra todos los que están próximos a él?»

Opinión: El trueno en el reino (Trilogía de Thomas Cromwell 03)

Por fin os hablo de El trueno en el reino, la novela con la que se da por concluida la trilogía sobre Thomas Cromwell.

La primera entrega de esta saga llevaba el título de En la corte del lobo y fue publicada en 2009. La siguiente, Una reina en el estrado, vio la luz en 2012 y entre esta y El trueno en el reino pasaron ocho años, ya que fue publicada en 2020. 
Ese es el primer fallo que he encontrado en esta novela, el tiempo entre la publicación de las dos últimas que hacen que el lector pierda interés en el argumento y más, cuando los hechos son de sobra conocidos.
Otro de los fallos es la extensión de esta última, 992 páginas de conspiraciones en torno a Cromwell y al reinado de Enrique VIII que se hacen demasiado pesadas por la estructura elegida y el exceso de paja.

De esa estructura ya os hablé en las anteriores novelas. Hilary Mantel elige a un narrador en tercera persona que enfoca la cámara sobre el personaje de Thomas Cromwell convirtiéndole en el protagonista absoluto de la historia y empleando una técnica demasiado redundante que termina empalagando al lector.
Para empezar emplea demasiado el pronombre personal Él,con lo cual nos encontrarnos con un texto cargado de infinidad de ellos y frases con la siguiente estructura: Él, Lord Cromwell. Ese uso exagerado es otro de los detalles que terminan cansando al lector.

Pero dejadme que os hable un poco del argumento, esto no es destriparos la novela, tan solo es Historia.

Al final de Una reina en el estrado dejamos a Ana Bolena en el tajo, bajo el filo toledano de la espada del verdugo francés contratado ex profeso para dar fin a su vida. Ana Bolena, la que fuese dama de compañía de Catalina de Aragón, va a ser sustituida en la cama del rey por otra de sus damas de compañía, la insulsa Jane Seymour con la que no tardará en contraer nuevas nupcias.
En ese momento comienza El trueno en el reino
Jane va a ser la nueva esposa de Enrique VIII, la que terminará dándole un heredero, pero que nunca llegará a ser coronada. Jane fallece doce días después del nacimiento de Eduardo VI y de nuevo comienza la búsqueda de Cromwell para darle otra esposa al monarca y una nueva reina a Inglaterra.
Tras muchas conversaciones y deliberaciones la elegida será Anne de Cleves o Ana de Cléveris. Esta noble alemana va a convertirse en la cuarta esposa. Ana no va a ser del agrado del, léase con sorna, agraciado e imponente Enrique, con lo que el matrimonio no será consumado y, por lo tanto, tampoco será coronada reina. Pero no os preocupéis por Enrique porque otra dama de compañía pasará a ocupar el hueco dejado. Como dice el refrán: a rey muerto, rey puesto, en este caso reina.

Este último matrimonio con Anne de Cleves va a ser el detonante de la caída de Cromwell, ya que el rey le hace responsable de esa mala elección. Una elección que únicamente tenía como fin una alianza política que sirviese para reavivar la Reforma.

Lógicamente, la prepotencia de Cromwell en asuntos de Estado y las desavenencias con las familias poderosas también contribuyeron a que terminase dando con sus huesos en el cadalso. 

Decían de él que era un gran orador y que entre sus cualidades estaba el excelente dominio de la retórica; te engañaba, ponía palabras en tu boca con unos modales suaves y terminabas diciendo cosas que no querías decir, pero olvidó el dicho español de a quien a hierro mata, a hierro muere
Cromwell se creyó intocable al contar con el favor del voluble Enrique, pero en cambio subestimó el poder de las grandes familias de las que no tenía ningún respaldo, al fin y al cabo, por muchos títulos que ostentara no era más que el hijo de un herrero y ya no resultaba útil. 

Al final, Cromwell siguió el camino que él mismo había trazado para otros y, tal y como nos relata Hilary Mantel, fue ejecutado en privado en la Torre de Londres. 
Lo que la autora olvida mencionar es que según rumores, Enrique VIII eligió a un verdugo no muy ducho en el arte de rebanar cabezas que tuvo que realizar tres intentos con un hacha poco afilada, hasta que logró decapitarle. 
Después de esa ejecución, la cabeza del que fuese miembro del Parlamento, Canciller de la Hacienda, Maestre de los rollos, Lord del Sello Privado y Lord gran chambelán, fue hervida y colocada en el Puente de Londres, con la mirada en dirección contraria a la ciudad.

Y aquí termina la novela y la saga. Es cierto que tratándose de la vida de Cromwell, la historia no puede ir más allá, pero parece que nos quedamos a medias.
Analizando a grosso modo...
La narración sufre demasiados altibajos en el ritmo; hay momentos en que el argumento se desarrolla de forma muy amena, pero en cambio en otros el narrador se pierde en escenas retrospectivas o en pensamientos del personaje que le llevan a perderse en elucubraciones, sin contar con que la autora omite algunos hechos, como el que os menciono en el párrafo anterior sobre la muerte del personaje, y en cambio en otros momentos da importancia a sucesos que la llevan a desarrollar escenas en exceso, de ahí la paja que mencionaba al comienzo.
Creo que puestos a contar debemos contarlo todo, sin omisiones, aunque al mismo tiempo el lector debe ser consciente de que nos encontramos ante una obra de historia ficcionada.

Leyendo todo esto estaréis pensando que el libro no me ha gustado y lo cierto es que todos estos detalles mencionados hacen que la lectura se haga cuesta arriba. La historia, las intrigas, son la parte amena, pero creo que la forma de narrar es lo que falla.

En resumidas cuentas... 
Un final un poco gris para una saga que había empezado con buen pie.

martes, 11 de abril de 2023

La palabra para rojo de Jon McGregor

Sinopsis:

Una expedición a la Antártida acaba en tragedia tras una fuerte tormenta. Uno de los miembros del equipo ha desaparecido y otro, Robert Wright, un veterano del trabajo de campo en el continente antártico que tiene las claves de lo ocurrido, sufre un ictus que lo deja incapacitado. De vuelta en casa, las consecuencias del accidente tienen efectos profundos en él y su entorno: su mujer Anna, una apasionada científica, se convierte en cuidadora a tiempo completo, mientras que Robert tendrá que emplearse a fondo para recuperar el lenguaje y la movilidad.
 
La aclamada nueva novela de Jon McGregor, uno de los grandes autores de la literatura inglesa actual, nos habla de la valentía y del indómito impulso de contar que tenemos los seres humanos, incluso cuando faltan las palabras. Una aventura conmovedora sobre la fina línea que separa el sacrificio del egoísmo y sobre el infravalorado e inadvertido coraje que se necesita para llegar hasta el final del día.

Opinión:

Hoy os hablo de La palabra para rojo, otra novela que había visto que ponían por las nubes, pero que a mí tampoco ha llegado a convencerme, así que no me voy a andar por las ramas y voy a ir directamente al grano.
El primer problema que he encontrado es la sinopsis; se cuenta demasiado y en ella hay más tensión que en las 296 páginas que componen la obra.

La novela se divide en tres partes, Inclinado, caído y de pie.
Nada más comenzar nos encontramos con una narración in media res, situándonos justo en medio del conflicto. 
Esta estructura narrativa da mucho juego al autor porque proporciona un inicio más dramático a la historia, situando al personaje principal en plena acción, de esa forma consigue captar el interés del lector desde los primeros compases de la lectura.
Tras ese comienzo dramático, la narración va a retroceder en el tiempo para contarnos los sucesos previos, los que han llevado a los protagonistas a ese punto crucial, y posteriormente, tras dar esa información, la acción volverá al momento en que lo dejamos y continuará narrando hacia delante.
Este retroceso temporal lo que hace es incrementar el suspense porque dejamos a los personajes en medio de la situación que general el drama.

En esa primera parte que lleva el título de Inclinado, todo perfecto; engancha al lector y nos deja con ganas de conocer más detalles, pero llega la segunda parte y el interés se pierde en detalles.

El personaje principal sobre el que va a girar la novela es Robert Wright, aunque aquí habría que hacer alguna puntualización. 
En la primera parte es uno de los protagonistas principales, pero a partir de la segunda va a ceder un poco de ese protagonismo. Aunque la historia se construye en torno a él y a su mujer, Anna, y vamos a ver como afrontan las consecuencias del accidente, las secuelas de ese ictus terminan tomando el control narrativo por completo. 

Es una novela que como menciono al comienzo, no me ha llenado, y creo que el problema es que la elección del narrador en tercera persona no ha sido una buena opción y hace que no conectemos con el drama real que viven los personajes. 
Aunque nos cuenta su historia e intenta profundizar en lo dramático de la situación, mostrándonos los trastornos del habla, la reducción de la movilidad, su relato me parecía demasiado superficial.
Creo que los diálogos siempre son importantes para conocer a los personajes y en este caso, Jon McGregor los reduce a la mínima expresión. No es que no haya diálogos, lo que ocurre es que se limita a crearlos muy breves y con frases demasiado simples y escuetas, puedes leer una página entera y en ella el protagonista solo intentará transmitir un pensamiento, buscando para hallar la palabra correcta.

Por otro lado, el autor escribe muy bien, no lo voy a negar. Como os he dicho en la sinopsis cuentan más de lo que deben o más bien nos cuentan todo el argumento de principio a fin, pero él termina retorciendo la historia, profundizando en la trama para terminar centrándose en los problemas familiares, es el drama que se esconde tras un accidente cardiovascular, en las consecuencias y en cómo afecta al enfermo y a su entorno más directo. 
Pero... y aquí llega otro detallito que no me convence, quizás intentando rizar demasiado el rizo termina perdiéndose en detalles que se dan por hecho y que no es necesario repetir hasta la saciedad. Es cierto que algunas situaciones y sus descripciones son totalmente necesarias porque en ellas se basa para construir el soporte escénico y dar mayor dramatismo a la historia, pero en determinados momentos esas descripciones se vuelven demasiado repetitivas y cansan, además de que el argumento termina escapándose de sus manos como un globo.

En resumidas cuentas... 
Tras una primera parte prometedora el resto se convierte, siempre bajo mi punto de vista, en una novela fría, con un argumento que no sabe muy bien que rumbo tomar y termina yendo a la deriva. 
El autor intenta hacer partícipe al lector del drama que vive el personaje y su familia, pero no llega a expresar todo lo que quería o no ha encontrado el modo correcto de hacerlo. He leído otras novelas que hablan sobre la degeneración cognitiva, como altera el pensamiento, el habla, los recuerdos o incluso la toma de decisiones, y los lectores sufrimos con lo que leemos, entramos en la historia como testigos de la tragedia.

Ya para terminar...
Creo que la calificación de obra maestra se da hoy en día muy a la ligera, lo digo por la valoración crítica que da The Observer sobre ella.