martes, 8 de septiembre de 2020

Wylding Hall. La mansión de Elizabeth Hand

Sinopsis:

A raíz de la misteriosa muerte de su cantante principal, los jóvenes miembros de una legendaria banda de folk rock se encuentran en Wylding Hall, una antigua casa de campo inglesa, con sus propios y oscuros secretos. Allí grabarán Wylding Hall, el álbum que les consagrará y marcará un antes y un después en su trayectoria... pero a un coste aterrador, cuando Julian Blake, su nuevo cantante, desaparece en el interior de la mansión para no volver a ser visto. 
Ahora, años más tarde, cada uno de los músicos supervivientes, sus amigos y amantes —incluyendo un psíquico, un fotógrafo y el mánager de la banda— se reúnen con un joven documentalista para contar su propia versión de lo sucedido durante aquel verano. Pero, ¿Cuál es la historia verdadera? ¿Y qué le ocurrió realmente al joven y talentoso Julian Blake?

Opinión:

Esta novela que hoy traigo hasta esta estantería virtual fue galardonada con el premio Shirley Jackson 2016. Ya sabéis que no me fio mucho de los premios, pero el argumento me pareció, a simple vista, bastante prometedor.
Ya habéis leído el resumen editorial: Una banda de folk rock se reúne en una antigua mansión, Wylding Hall, y allí desaparece misteriosamente su vocalista.

Voy a empezar por deciros lo que menos me ha gustado: el estilo narrativo que se ha asociado a la estructura.
El libro está narrado en primera persona por los integrantes del grupo musical. Cada uno de ellos irá relatando un fragmento, mientras graban un documental. 
Esa diversidad de relatos es lo que se denomina polifonía literaria/textual o multiperspectivismo, es decir, distintas voces narrativas que nos ofrecen su versión sobre un hecho, al tiempo que van construyendo, entre todas, una narración lineal. 
Esa versión parcial o fragmentaria, no siempre tiene que coincidir, porque cada narrador muestra sus vivencias, de esa forma se consigue sembrar la duda en el lector; cada uno de ellos nos ofrece su punto de vista y el resultado general sobre la descripción de un suceso puede ser a veces coincidente y otras veces contradictorio. 
El uso de la polifonía sí me gusta encontrarlo en los libros, es un recurso que utilizó por poner un ejemplo, Gabriel García Márquez en "Crónica de una muerte anunciada", lo que no me atrae tanto es el estilo o la forma de emplearlo, ese tono que dan los integrantes del grupo al relatar mirando a cámara; podéis pensar que es como si se narrase a otra persona, pero no, es una sensación, puede que personal, donde el monólogo me dejaba fría, no me aportaba nada. 
Esa forma de afrontar los hechos, supongo que se ajusta a lo que la autora quiere transmitir, quería contar una historia de forma distinta, ajustándose a los tiempos, haciendo un documental sobre un grupo de música ya desaparecido, tal y como se ha hecho por ejemplo sobre "The Doors"; pero a mí la forma me ha resultado impersonal, carente de emoción, aunque también hay que ver el lado bueno de esa técnica, y es que le otorga un ritmo bastante ágil a la narración.

Otro tema que quiero señalar antes de terminar con la forma narrativa es que los personajes van desgranando la historia sin saber lo que han contado el resto, por lo que algunos sucesos se repiten; ahí es el momento en que intervenimos los lectores, porque el relato que nos ofrecen es subjetivo, está basado en el punto de vista del sujeto que hace de narrador en ese momento, y nosotros debemos separar el grano de la paja y crearnos nuestra propia idea de lo que verdaderamente ocurrió o creemos que pasó.

Cambiando de tema...
La historia está narrada en la actualidad haciendo uso de la restrospección, es decir, utilizando los recuerdos, por ese motivo, aquí hay que sumar a cada versión de los acontecimientos otros factores.
Uno es el tiempo, que puede hacer que algunos sucesos se tornen difusos, y otro que no hay que olvidar es el abuso de drogas alucinógenas que consumían los personajes en esa época. 

Sobre el argumento solo os puedo decir que está muy bien porque logra sembrar intriga, aunque no consiga infundir ni un ápice de terror; nos adentramos en una novela con tintes demasiado aguados de terror gótico, donde intervienen elementos cotidianos que intentan incomodar al lector. 
Tenemos una antigua mansión en la que parece que su estructura cambia dependiendo del integrante del grupo que se adentre por sus pasillos; también tenemos a una muchacha de aspecto inquietante que aparece en algunos momentos como por arte de magia; extraños olores y sonidos que abruman a los personajes... y con ello vuelvo al comienzo, como si esto fuese la pescadilla que se muerde la cola; si esos elementos incomodan, sobrecogen o estremecen a los personajes, algo falla en el estilo narrativo, porque esas impresiones no dejan huella en el lector.

Ya para terminar os recuerdo que esta opinión intenta ser objetiva, pero siempre habrá en ella un alto grado de subjetividad, y en esta obra encuentro demasiados elementos que no me han convencido. 
Quizás, y solo digo quizás, porque es el punto de vista de un simple lector, de haber prescindido del uso de tantos narradores se podría haber personalizado más la historia y los lectores empatizaríamos o sintonizaríamos más con el relato. 

martes, 1 de septiembre de 2020

Asesinato es la palabra de Anthony Horowitz

Asesinato es la palabra (Saga Anthony Horowitz 01)
Sinopsis:

Una muerte inesperada, un misterio por resolver que se remonta atrás en el tiempo y un reguero de pistas sangrientas que no llevan a ninguna parte. 

Daniel Hawthorne, expolicía desacreditado, un investigador tan brillante como excéntrico, necesita un escritor que documente su trabajo. 
El elegido es Anthony Horowitz, que pronto se verá envuelto en una historia que nunca hubiera imaginado para uno de sus libros. 
Quizá, como uno de sus personajes, su vida esté en peligro más de lo que nunca llegó a imaginar.

Opinión: Asesinato es la palabra (Saga Anthony Horowitz 01)

En esta ocasión voy a hablaros de una novela, la primera de una saga con un protagonista un tanto singular, Anthony Horowitz. 
Y estaréis pensando... se ha confundido, ese es el nombre del autor, y es cierto, pero también es el nombre que da al personaje principal. 
Por lo tanto, y a partir de este momento para evitar confusiones, el Anthony  real, el de carne y hueso, pasará a ser el autor o el escritor y a su clon ficticio le llamaré Horowitz.

El libro resulta curioso porque el autor se ciñe a un formato que nos hace recordar las novelas policíacas clásicas, al estilo de Agatha Christie, con un asesinato, muchos sospechosos y motivos... 
Pero esta novela tiene sus pros y sus contras, y reconozco que en algunos momentos el autor ha conseguido sacarme de mis casillas.
Crea una historia con un buen argumento, donde Anthony Horowitz será tanto narrador como protagonista, aunque es cierto que todas las pistas no estarán a la vista. El autor se va guardando algunas en la manga que dejará caer en momentos puntuales.
Pero... y es aquí cuando llegan las pegas, a pesar de tener un argumento bien construido y unos personajes que podrían dar sus frutos en futuras entregas, el autor se pierde y termina estropeándolo al incluir una sobrecarga de detalles que a mí particularmente no me han gustado.

El expolicía, Daniel Hawthorne, pide ayuda a Horowitz, un escritor y guionista, para que documente sus casos y escriba después una novela sobre él.
Hasta ahí la cosa funciona, lo que ocurre es que Hawthorne además de una mente brillante también tiene una gran capacidad para sacar de quicio a Horowitz, y el ego demasiado inflado de ambos termina chocando. 
El autor me da la impresión de que ha intentado reproducir a una pareja que es inimitable... la formada por Sherlock Holmes y Watson y no ha conseguido ni siquiera un resultado aceptable, y os preguntaréis por qué...
Lo primero porque el narrador protagonista se pasa toda la novela criticando en exceso cada paso que da el ex-policía, intentando ir por delante de él en sus averiguaciones, como si se tratase de una competición e intentando vendernos una imagen siempre negativa de él, cuando no hay motivos para hacerlo, consiguiendo crear solo obstáculos en la narración.

Lo segundo tiene relación con algo que ya he mencionado al comienzo. 
El autor crea a un personaje a su imagen y semejanza, recreándose al detalle, sin escatimar ni una sola referencia sobre su vida profesional.
No se conforma con ponerle su nombre o crear un álter ego, sino que lo que hace es prácticamente una autobiografía encubierta, jactándose de todos sus méritos y trabajos que ha realizado en la vida real. Parece que más que utilizar esos datos como simple atrezo de una novela de ficción, intenta hacernos llegar su curriculum.
Y eso, sinceramente, a los lectores nos importa un comino. Nosotros queremos conocer los detalles sobre el asesinato o sobre los personajes implicados en él, no sobre los méritos laborales del autor, porque el veinte por ciento del libro termina siendo una musiquilla curricular de fondo, totalmente absurda e irrelevante. 
Está claro que todo autor cuela notas autobiográficas en sus obras, pero en mi larga trayectoria lectora no me había encontrado con un ejemplo tan claro de narcisismo.

Luego hay otro detalle, y es que a falta de cuatro capítulos para el final, introduce uno que es puramente relleno. Uno de los personajes interrogados incluye datos que no vienen al caso, superfluos y repetitivos que no aportan nada, lo que comúnmente denominamos meter paja.

Ya mencioné al comienzo que el autor intentaba utilizar las premisas, en la medida de lo posible, de los clásicos del género policíaco publicados en la primera mitad del siglo XX, donde la lógica se convertía en el elemento principal, pero el experimento no le sale bien y opta por el método tramposo, el de ocultarnos pistas, con lo cual esa primera intención de los lectores de averiguar quién es el asesino y los motivos terminan complicándose y se convierte en un fin imposible.

Para terminar:
El argumento, lejos de ser original, resulta entretenido, pero no se le pueden pedir peras al olmo.
¿Recomendaría este libro? 
Pues a los amantes de los casos policíacos clásicos, sí, si son capaces de desconectar e ignorar al autor real y su afán monotemático de darse coba.
Por cierto que este fue el que dijo que H. P. Lovecraft y su libro ficticio Necronomicón era un texto real y que él había leído parte de ese texto.
En fin... ganas de llamar la atención.

martes, 25 de agosto de 2020

El sabueso de los Baskerville de Arthur Conan Doyle

Sinopsis:

El presente volumen recoge las cuatro novelas protagonizadas por Sherlock Holmes, el emblemático y perspicaz detective del 221 B de Baker Street: Estudio en escarlata (1887), El signo de los cuatro (1890), El perro de los Baskerville (1902) y El valle del miedo (1915). 
A lo largo de estas páginas, y con la ayuda inestimable del doctor Watson, Holmes recorrerá las calles de un Londres victoriano convertido en un laberinto de pistas falsas, resolverá una intriga originada en la India colonial, desentrañará el misterio oculto tras una antigua maldición familiar en los páramos de Dartmoor y se enfrentará a la organización de Moriarty en uno de sus casos más complejos. Una mezcla explosiva de crimen, suspense y venganza.
 
Opinión:

Hoy voy a comentaros una de las novelas que se incluyen en este volumen, concretamente "El sabueso de los Baskerville", propuesta de lectura conjunta que nos lanzó Anabel Samani desde su blog.

El sabueso de los Baskerville fue publicado por entregas en el Strand Magazine entre los años 1901 y 1902, y cuentan que Arthur Conan Doyle se inspiró en la leyenda de Richard Cabell.
Es uno de los títulos más conocidos del llamado Canon holmesiano, es decir, de la biografía oficial protagonizada por el gran detective; la saga completa está formada por cuatro novelas y cincuenta y seis relatos.

Muchos de vosotros conoceréis su argumento, para los que no, os hago un resumen muy breve.
Sobre la familia Baskerville pesa una terrible maldición ancestral. Un gran sabueso, surgido de las profundidades del infierno, parece perseguir a los herederos de la familia hasta darlos muerte, siendo estas violentas y misteriosas.
Con esa premisa ya sabemos que Sherlock Holmes se va a enfrentar a un enigmático asesinato y a la vez, a su caso más misterioso.

El narrador, como en la gran mayoría de las novelas que componen el Canon holmesiano, será el Doctor Watson, y digo en la mayoría, porque hay algunos relatos en los que el cronista será Holmes e incluso también encontraremos a un narrador omnisciente.   
Bajo mi punto de vista, esta es una de las mejores obras de esa biografía oficial, creo que la más completa, porque incluye no solo los elementos policíacos clásicos más característicos, sino también, porque en ella se introducen elementos fantásticos que nos hacen recordar las mejores novelas góticas.  
Entre esos elementos cabe destacar la mansión solitaria; los páramos que la rodean, agrestes y peligrosos; la climatología adversa y el detalle sobrenatural que aporta el demoníaco perro que solo aparece de noche...
Puede que muchos de esos elementos puedan resultarnos, a simple vista, arquetípicos, pero os aseguro que la obra no lo es. 

Doyle fue un excelente narrador. Fue capaz de crear la mente más lógica y empírica de la literatura victoriana, y además, lo hizo de forma creíble; tanto es así, que muchos lectores llegaron a convencerse de que Holmes era un personaje real. 

Lo que más me gusta de las novelas de este autor no es solo el reto intelectual que supone cada caso, sino la forma en que transmite la historia. 
Doyle no contaba, mostraba, por lo que todas las escenas conllevan una carga emocional. Solo hay que leer una de sus obras, no necesariamente esta del El sabueso de los Baskerville, y seleccionar una escena al azar. Con solo una sencilla descripción consigue transportar al lector hasta finales del XIX. 
Las descripciones de las calles de Londres, con los cascos de caballos retumbando de fondo sobre el suelo adoquinado; las farolas a medio gas; la niebla que lo invade todo; los pequeños vendedores de periódicos gritando las noticias del día; el humo del tabaco de ese caballero que pasa a tu lado haciendo un gesto con el sombrero, son detalles que te arrastran al interior del libro convirtiéndote en un personaje más de su obra.
En resumidas cuentas... Doyle con su pluma era capaz de hacer imaginar y de sentir hasta al lector más prosaico. 
Y precisamente de esa pluma nació uno de los mejores detectives de la historia de la literatura, por no decir el mejor, porque me costaría hacer una comparación equitativa con mi querido Poirot y dar a cada uno de ellos lo que se merece en función de sus méritos, pero obviando esta pequeña digresión, no se puede negar que creó una mente brillante, capaz de seducir con su retórica y su personalidad. 

Muchos pensamos que el personaje resultó, en ocasiones, egocéntrico o demasiado pagado de sí mismo. Esa crítica no sería algo que nos reprochase el autor, si leyese esta reseña hoy en día, ya que hasta él mismo le dio matarile, harto de sus excentricidades y de que le robase protagonismo; luego como sabéis le trajo de nuevo a la vida, más por obligación que por amor. 
Pero eso es lo que tiene crear a genios, que después tienes que convivir con ellos, y a pesar de esa personalidad que como digo, en ocasiones, puede resultar insufrible, Holmes se hizo querer por todos, e incluso por Watson, que era el que tenía que sufrir en primera persona, su humor y sus salidas de tono, como veréis a continuación:

“—Me temo, querido Watson, que la mayor parte de sus conclusiones son equivocadas. Con franqueza, cuando le dije que usted me estimula, lo que quise expresar es que a veces sus errores me han guiado hacia la verdad.”.

Otro detalle que me gusta de esta novela y del que os quería hablar antes de terminar, es la inclusión de cartas. 
El género epistolar cobró mucha importancia en el s. XVIII y durante el XIX y el XX muchos autores continuaron incluyendo epístolas en sus obras. Un medio tan bueno como cualquier otro para narrar, pero que permitía profundizar en los detalles más importantes sin necesidad de recurrir a grandes descripciones. Era un medio más directo e íntimo que hacía conectar al lector con el emisario de la carta. 
Pues bien, en esta narración Doyle incluye este recurso. El motivo es muy sencillo y va ligado a una curiosidad; esta será la única novela en que Holmes esté ausente durante buena parte de la historia. 
El doctor Watson será, como ya he citado al comienzo, no solo el cronista que nos haga llegar la historia a nosotros, sino que también será los ojos de Holmes en el escenario. 
En esas misivas Watson incluirá todos los detalles más significativos de sus pesquisas, incluyendo descripciones de algunos personajes. Será, solo por una vez y por licencia del detective, el testigo presencial más fiel, porque no me atrevo a denominarle protagonista principal, ya que incluso en ausencia de Holmes, éste acapara esa función.

Y ya me despido. Espero que esta reseña os haya despertado la curiosidad y las ganas por leer los casos de Sherlock Holmes. Es una buena forma de resucitar al personaje, quizás si Doyle levantase la cabeza y viese la magnitud que ha alcanzado su obra, la infinidad de clubes de lectura que leen y releen sus relatos a día de hoy, su punto de vista respecto a su hijo literario cambiaría.

martes, 18 de agosto de 2020

Un asunto tenebroso de Honoré de Balzac

Sinopsis:

Honoré de Balzac (1799-1849) desarrolló una vasta e innovadora obra literaria. Lo hizo con la idea de plasmar en ella toda una sociedad, sin arredrarse ante sus complicados entresijos. Su firme voluntad realista, capaz de abarcar tanto el impulso de una ciencia floreciente como los delicados pormenores de la historia de su tiempo, así como su desbordante capacidad creativa, le han valido la consideración de padre del realismo francés y un lugar indiscutiblemente destacado en la literatura universal. 
 Agrupada junto con otras narraciones entre las escenas de la vida política, pertenece a una etapa de sólida madurez de Balzac y disecciona habilidosamente una historia de trasfondo político y desmanes policiacos, por lo que a menudo se la ha considerado la primera novela del género negro en Francia.

Opinión: 

Un asunto tenebroso está considerada como la primera novela policíaca del mundo. 
Fue publicada en fascículos entre enero y febrero de 1841 y tan solo dos meses después Edgar Allan Poe publicó Los crímenes de la calle Morgue, al que consideran como primer relato detectivesco de la historia de la literatura. No es cuestión de entrar en la polémica de cuál de ellas fue la primera obra policíaca, porque dentro de ese tipo son totalmente distintas.
Poe creó el primer relato breve donde se establecían las reglas de investigación que sentarían las bases del género y Balzac construyó una obra totalmente distinta, basada en hechos reales. Os he mencionado que los expertos la catalogan como la primera novela policíaca, pero a mí me ha parecido más una novela de espionaje, incluso en algunos momentos he encontrado que la balanza se inclinaba más hacia el género negro.
Está claro que para los franceses Balzac será el creador del género y para los americanos lo será Poe, cada uno tira para lo suyo...  

También debo deciros que me ha costado engancharme a sus páginas y dos han sido los motivos.
Las abundantes descripciones pormenorizadas de los ambientes y escenarios, que aunque pienso que son un elemento imprescindible y más en este caso en que se trata de reproducir fielmente una sociedad u otra época, creo que a mí me ralentizaba el ritmo de lectura alejándome del objetivo de la trama.
El otro motivo es la prosa muy adjetivada, me resultaba cargante en exceso y eso también me impedía meterme de lleno en la historia.
Debo aclarar, en este punto, que las descripciones son empleadas por Balzac para que conozcamos en detalle a los personajes, sus motivaciones, los escenarios y ambientes por los que estos se moverán, y aunque son un fijo que encontraremos a lo largo de todo el texto, es cierto que al comienzo son más numerosas. Después te terminas acostumbrando a ellas y parece que el relato cobra más brío.

La obra como he mencionado más arriba está inspirada en hechos reales y se mueve entre el realismo, el drama, la novela policíaca y la de espías. 
Tenemos a un protagonista principal, Michu, que desconcierta desde el comienzo. Balzac oculta sus intereses políticos, tan pronto inclina la balanza hacia un lado como hacia al otro, y eso a los lectores nos descoloca. En unos momentos parece que se mueve por intereses propios y en cambio, en otros, da la vida por proteger a los que admira... Un personaje muy logrado, al que Balzac consiguió dotar con un profundo perfil psicológico. Este personaje hace que desviemos nuestra atención del resto de personajes. Balzac incorpora algunos giros de tuerca y hace que la historia vaya cambiando, apuntando a unos y a otros, dando como resultado un agitado drama de conspiración.

Balzac escribe muy bien pero para mi gusto se pierde en detalles. si os gustan las novelas ambientadas en la época de la revolución francesa que mezclan hechos históricos y espionaje, quizás está historia esté destinada a vosotros.
A mí no me gusta el género de espías y ese puede ser otro motivo por el que no me ha llegado a enganchar del todo. 

martes, 11 de agosto de 2020

El mentiroso de Mikel Santiago

El mentiroso (Trilogía de Illumbe 01)
Sinopsis:

Hay novelas imposibles de abandonar una vez leídas las primeras páginas. Historias que reinventan el suspense y hacen dudar al lector cada vez que termina un capítulo. En este thriller absolutamente original y adictivo, Mikel Santiago rompe los límites de la intriga psicológica con un relato que explora las frágiles fronteras entre el recuerdo y la amnesia, la verdad y la mentira.
En la primera escena, el protagonista despierta en una fábrica abandonada junto al cadáver de un hombre desconocido y una piedra con restos de sangre. Cuando huye, decide tratar de reconstruir él mismo los hechos. Sin embargo, tiene un problema: no recuerda apenas nada de lo ocurrido en las últimas cuarenta y ocho horas. Y lo poco que sí sabe es mejor no contárselo a nadie.
Así arranca este thriller que nos traslada a un pueblo costero del País Vasco, entre sinuosas carreteras al borde de acantilados y casas de muros resquebrajados por las noches de tormenta: una pequeña comunidad donde, solo aparentemente, nadie tiene secretos para nadie. 

Opinión: El mentiroso (Trilogía de Illumbe 01)

Ya os he hablado en otras ocasiones de Mikel Santiago, un autor que se mueve con soltura dentro del género de suspense y que ofrece, en cada nueva novela, un rompecabezas completamente distinto al anterior, sin llegar a repetir argumento, escenarios ni estructura.
En cambio, lo que sí repite y con acierto son los elementos que apunto a continuación.

La trama resulta hipnotizante desde las primeras páginas y logra mantener el suspense hasta el final, gracias a los giros de tuerca que disemina por todos los capítulos. 
Es amante de las localizaciones aisladas y de la climatología adversa, elementos que consiguen generar un ambiente oscuro y angustioso,  favoreciendo y acentuando la intriga.
Otra curiosidad podría ser que al pertenecer al género de suspense, el gremio policial tiene escasa o limitada participación, pero de eso ya os hablaré más abajo. 
Para terminar, porque no es cuestión de aburriros con repeticiones, hay otro elemento al que recurre y que considero el más importante: el tipo de narrador utilizado. 
Mikel Santiago se siente cómodo narrando en primera persona y otorga lógicamente esa función al protagonista. Sabéis que siempre os digo que una narración en primera persona puede resultar poco fiable, porque solo tenemos su versión, y en una novela que lleva el título de "El mentiroso", ese detalle cobra bastante importancia.
 
El libro se divide en siete partes, todas ellas compuestas por capítulos muy cortos que aligeran la narración, favoreciendo el ritmo narrativo.
Si habéis leído la sinopsis supongo que tendréis una idea bastante general del argumento.

Un joven despierta en una fábrica abandonada junto al cadáver de un hombre desconocido. No recuerda nada y todos los indicios parecen indicar que él ha sido el asesino.
Con esa premisa inicial, Mikel Santiago nos introduce directamente en el conflicto e inicia una carrera contrarreloj para despejar la incógnita de ¿Quién lo hizo?
Y es que, básicamente, esta historia es eso: un thriller con tintes de Whodunit
¿Recordáis esas novelas policíacas clásicas en las que hay que averiguar quién, cómo por qué? Pues aquí vamos a encontrarnos con algo muy parecido: una novela híbrida que mezcla el thriller con ese otro género detectivesco. 
Vamos a contar con un montón de personajes, todos con motivos y coartadas, que pululan por los escenarios sembrando pistas falsas, mientras que el protagonista, el encargado de dar solución al misterio, intenta descubrir al verdadero culpable. 

Pero en esta historia, el protagonista no solo inicia una búsqueda para encontrar las pistas que le hagan aparecer como culpable o inocente, rellenando esos vacíos que hay en su memoria, no, también va a participar en otra más íntima, que le ayudará a descubrir datos sobre su pasado familiar. 

En este libro vamos a contar con un personaje principal, el resto son incidentales. Eso no es algo malo, porque cumplen al pie de la letra con su función. Son empleados como recurso para relacionarse entre sí y crear un entramado complejo, dando coherencia a la trama principal.

Y ahora que nos acercamos al final llega el momento de señalar que no es la obra que más me ha gustado del autor. Dice el refrán que "antes se pilla a un mentiroso que a un cojo" y nuestro mentiroso de hoy tiene detallitos que no me han convencido, como algunas escenas previsibles, demasiadas explicaciones en algunos momentos y falta de presión policial sobre el protagonista que le restaba tensión. Sobre esto último ya os había mencionado algo al comienzo; es un fijo de los thrillers que la policía solo aparezca al final o que lo hagan de forma incidental, pero en esta ocasión ese detalle es algo que no puedo pasar por alto, porque el propio argumento nos guía, inevitablemente, una y otra vez hacia ellos. 

A pesar de esto que acabo de señalar me mantengo en que es una novela bastante interesante.
Sopesando los pros y los contras, estos últimos no consiguen hacerme olvidar que he disfrutado con su lectura. Ha conseguido que me evada de la situación actual, manteniéndome pegada a sus páginas y eso es algo que yo valoro por encima de otros detalles y más en este momento.