martes, 4 de junio de 2019

Ana Karenina de Lev N. Tolstói

Sinopsis:

Entre los grandes escritores del siglo XIX, Lev Nicoláievich Tolstói (1828-1910) ha sido calificado como «genio único, sin equivalente en ningún otro país». Aparecida en su versión definitiva en 1877, Ana Karenina es la obra más ambiciosa y de mayor trascendencia del escritor ruso, una novela de corte realista y psicológico que describe con enorme agudeza la sociedad rusa de la época a la vez que plantea una feroz crítica hacia la aristocracia en declive, su falta de valores y la cruel hipocresía imperante.
La culpa, la redención, la búsqueda del bien y la caída en el pecado, el rechazo social y el trastorno interno que dicho rechazo provoca en quien lo padece... todos estos temas aparecen magistralmente engarzados en Ana Karenina, una obra clave de la literatura universal cuya lectura sigue siendo imprescindible.
La colección Austral conmemora con esta edición especial el centenario de la muerte de Lev N. Tolstói, uno de los mayores genios de las letras rusas que supo plasmar como ningún otro la grandeza del alma humana y sus constantes paradojas.

Opinión:

Hoy vengo a hablaros de un clásico de sobra conocido y que llevaba tiempo reposando en mi biblioteca. 

Dicen las malas lenguas que con la publicación de Madame Bovary en 1856, se produjo una gran revolución literaria, ya que la obra traía consigo un cambio en la representación de las mujeres en la literatura, papel que hasta el momento cumplían al pie de la letra, mostrándose fieles y sumisas.
A esta obra la siguieron otras de temática muy similar, como esta de la que hoy os hablo, Ana Karenina, publicada en 1878, o La Regenta en 1885.
Las tres novelas tenían en común, no solo que estaban protagonizadas por mujeres infelices, que se veían empujadas al adulterio por la insatisfacción, sino también por soñadoras, acosadas por una sociedad que no las llegaba ni intentaba comprender.
Por eso ahora, con la oportunidad que nos brinda la distancia, debemos mirar más allá de los personajes, de la crítica social que acompañó la publicación de estas obras, y ver que no solo son mujeres que comenten una falta; son mujeres que reivindican su libertad, el derecho a elegir, y esas carencia de libertad es precisamente lo que las empuja a caer en brazos de un Don Juan, en una especie de acto de rebeldía.

Llegados a este punto, supongo que todos conoceréis el argumento de la novela que ocupa hoy estas lineas, porque básicamente como acabo de mencionar, muchas de las grandes novelas escritas en el siglo XIX, giran alrededor del mismo tema, la mujer infiel.
Pero Ana Karenina va mucho más allá... 

A través de ella, Tolstói nos habla de un amor pasional, de lo bueno y lo malo de esa relación; de la dependencia; del amor idealizado; de los anhelos; y también del sufrimiento por lo que se debe dejar atrás... 
De esta forma, el autor, haciendo uso del realismo literario se enfrenta a las ideas surgidas en la etapa anterior, en el romanticismo; poniendo en evidencia todos esos ideales en que eran instruidas las mujeres cuando se enfrentaban al matrimonio. 
Nos brinda a través de esta historia, una visión realista del drama social, del conflicto que existía entre como se sentían y como debían comportarse.

Alrededor de Ana Karenina va a pintar un gran cuadro costumbrista
Tolstói no solo se limitó a ser un gran observador, sino que meditando sobre todo lo que le rodeaba y valiéndose de su experiencia, retrató de forma crítica a esa sociedad que conocía muy bien. 
Nos describe el poder, las extravagancias y la prepotencia de la clase más alta, esa sociedad dominada por la envidia, la hipocresía, y la superficialidad.
Pero en esa descripción a la que nos invita a asomarnos, y de la que se vale gracias al gran elenco de personajes que acompañan a Karenina, no solo va a aparecer la alta burguesía y/o la aristocracia, también, en menor medida, hay un espacio para reflejar otros estratos sociales más bajos, aunque, si bien es cierto que, siempre aparecerán retratados desde la mirada de los que poseen el control.

La novela se divide en ocho partes con capítulos muy cortos, detalle que me ha sorprendido junto a la prosa ligera que tampoco esperaba encontrar, ya que pensaba erróneamente, que la pluma de este escritor ruso, sería más recargada y llena de grandes y plúmbeas descripciones, que es lo que nos venden de los escritores rusos.
Lo que menos me ha gustado es que a la hora de crear a los protagonistas, recurre demasiado a los arquetipos.

Ana va a representar a la mujer adúltera.
Todas las mujeres que se mueven a su alrededor, la admiran al tiempo que la envidian.
¡Pero cuidado! una cosa es como se ve su imagen en público y otra muy distinta, como la vemos los lectores, que apreciamos hasta el cambio más sutil en su actuación, gracias a la maestría narrativa del autor. 
Ana al comienzo se nos presenta como un dechado de virtudes...
Alegre, llena de ganas de vivir, generosa y amante de los suyos; pero en privado y según avanza la historia vemos que su apariencia muta y reaparece ante nosotros como alguien distinto.
Es voluble, egoísta y caprichosa, y la obsesión hace mella en ella, llevándola a un deterioro visible.
Ese aspecto que se agrava, como digo, llegando al final, es solo un reflejo de lo que siente en su interior; de la incapacidad a hacerse con el control de la situación, y eso lógicamente afecta a la relación que mantiene con el resto del plantel protagonista.

De esa forma vamos a conocer al personaje atormentado.
Una vorágine de pensamientos obsesivos la empujan a saltar en cuestión de segundos del amor al odio, de la esperanza a la desesperación, y eso la lleva a un camino sin retorno.

Por otro lado tenemos al marido, Alexis Alejandrovich, al que conoceremos como Karenin.
Un hombre mayor, muy ocupado en sus labores, que al principio parece que la infravalora y menosprecia con su actitud. Después, cuando Ana se arroja en brazos de su amante, parece reconocer el valor que tenía la esposa y opta por consentir el desliz, siempre y cuando éste se mantenga al margen de la opinión pública.

Y por último, dentro de este triángulo amoroso, tenemos al tercero en discordia: Vronski.
Se le describe como alguien de aspecto fabuloso, con una juventud y una pasión que todos admiran, pero que a mí me ha parecido, más simple que el asa de un cubo.
El amor entre Ana y Vronsky es estorbado, no solo por Karenin y por la fuerza del vínculo conyugal, sino también por el impacto social que acarrea el adulterio.
Las infidelidades se castigaban de modo distinto por la ley, dependiendo de si eran cometidas por el marido o por la mujer, y a esto también hay que sumarle la doble vara de medir con que juzgaba la sociedad rusa.
Esa sociedad que yo considero en conjunto como otro personaje más, espera atenta el momento de saltar sobre Ana, para dejar caer sobre ella el peso de su desprecio.

Pero esta historia no gira solo alrededor de Ana Karenina, ella solo es la mitad del relato, por eso, antes de empezar a enumerar al resto del plantel protagonista, hay algo que debo señalar y que creo que es importante para no liarnos.
Esta obra destaca por la existencia de un buen número de personajes que están interrelacionados entre sí, cada uno de ellos representante de una faceta distinta de la sociedad.
De ese modo, y simplificando: Anna Karenina es hermana de Oblonsky, y éste está casado con Dolly. A su vez Dolly es hermana de Kitty que será la esposa de Levin.

Y ahora sí, ha llegado el momento de hablar del otro protagonista, cuya vida corre paralela a la de Ana, y al cual Tolstói dedica la otra mitad de su novela.
Mientras que Ana nos muestra las consecuencias de ir en contra del pensamiento común de la sociedad, Levin va a ser el encargado de mostrarnos el pensamiento religioso y la situación política y social.
Levin es nuestro guía por la vida rural. Yo creo, que en él se proyecta el Alter Ego del autor ruso del que hoy os hablo, pero es tan solo una apreciación mía.
Representa la antítesis de la sociedad rusa aristocrática y a través de él, Tolstói nos habla, como ya os he avanzado más arriba, sobre religión, y es que sus últimos años estuvieron marcados por varias crisis espirituales que le llevaron a convertirse en un hombre profundamente religioso.
También vamos a ver a través de este terrateniente filósofo, otra faceta del modo de vida del autor, que se tradujo en dejar los lujos de los que disfrutaba y mezclarse con los campesinos adoptando su forma de vida.
Pero vayamos a los secundarios...

Os he dicho hace un momento, que la infidelidad se juzgaba con un doble rasero, y la muestra la tenemos en el hermano de la Karenina, Oblonsky.
Él, encabeza el elenco de secundarios.
Nos muestra el adulterio desde el punto de vista masculino; al ser varón, no sufre del escarnio público.
Dolly, su esposa, representa a la mujer sumisa, que debe aprender a convivir con la situación, mirando hacia otro lado.
Y por último llegamos a Kitty, el personaje más joven, que va a desempeñar el papel de las mujeres que sufren al dejarse influenciar, al permitir que otros decidan por ella su futuro.

El papel de las mujeres en la sociedad, que hemos visto reflejado en infinidad de novelas de la época, aquí lo vemos descrito con una multitud de matices, ya que cada una de ellas representa un arquetipo. Lo que sí comparten, es que todas, en mayor o menor grado, tienen una vida triste y desgraciada.

Para terminar con los personajes, voy a hablaros de su arco dramático, porque me ha ocurrido algo curioso.
Me imaginaba que los principales tendrían un arco de transformación muy acusado.
Sabía que Tolstói nos ofrecería, desde el comienzo, un reparto dotado con unos valores y una serie de características muy concretas; lo que no podía imaginar es que su evolución fuese tan brutal.
Con esto no digo que su arco de transformación sea positivo, porque no debemos olvidar que en esta novela hay una clara crítica hacia la sociedad en la que él vivió y cuyos representantes son los protagonistas.
Ese cambio del que os hablo, afecta a todo el elenco a nivel moral e ideológico y se aprecia desde los primeros capítulos; pierden valores de los que presumían y terminan siendo totalmente distintos a como los conocimos al comienzo; lógicamente en Ana, esa metamorfosis descendente se aprecia más, al sostener sobre sus hombros el peso de toda la obra. Y es que Ana cambia tanto en su comportamiento, que si la comparamos al inicio y al final de la novela, parece ser dos personas totalmente distintas.

Por otro lado también debo señalar, que no he llegado a empatizar por completo con ninguno de los personajes, aunque eso no signifique que sean malos.
Están descritos a la perfección, cumplen su función, adaptándose a la crítica social, porque hay que reconocer la gran maestría de este escritor que consiguió crear una novela describiendo con precisión milimétrica a la sociedad rusa.

Para terminar os diré que en conjunto es una obra que ha superado mis expectativas.
Tolstói construye una historia de amor pasional, donde las convenciones sociales son las encargadas de poner el punto final, pero también debo decir que cuando terminamos observamos que en la recta final falta y sobra algo.
Le falta empatía, que los personajes conversen sobre Ana en ese tramo, para que su recuerdo no caiga en el olvido; y al mismo tiempo le sobra el discurso mental y filosófico de Levin, que cubre casi por completo la narración y que se hace interminable.


martes, 28 de mayo de 2019

La catedrática de María López Villarquide

Sinopsis:

Esta es la apasionante e ignorada historia de Luisa de Medrano, la primera mujer que fue catedrática, nada menos que en el siglo XVI y en la Universidad de Salamanca, el centro del saber más prestigioso del mundo hispano.
Todo en la vida de Luisa fue extraordinario: hija de aristócratas, enseguida llamó la atención de la reina Isabel la Católica, quien la reclamó a su lado para que se educara en la corte con sus hijas Juana y Catalina y quien, a la vista de sus dotes, favoreció que fuera la primera mujer admitida en Salamanca.
En estos tiempos en los que tanto se habla de empoderamiento femenino, el ejemplo de la tenaz Luisa Medrano merece el reconocimiento que se le ha negado durante cinco siglos.

Opinión:

Hace algunos años conocí la historia de Luisa de Medrano y de otra contemporánea suya, Beatriz Galindo, más conocida como "La latina", y me parecieron dos mujeres dignas de ser recordadas; por ese motivo, en cuanto supe que la vida de la primera iba a ser novelada, no dudé a la hora de hacerme con un ejemplar.

Lo cierto es que los capítulos breves, sumados a la prosa sencilla, hacen que sus 336 páginas pasen volando ante nuestros ojos, pero también cabe señalar que hay algunos sucesos descritos en la trama, que si bien pudieron haber ocurrido porque sus protagonistas coinciden en tiempo y escenario, no existe documento alguno que los corrobore.
Debemos pensar por tanto, que para estos detalles mencionados, que ampliaré más al final de esta reseña, e incluso para rellenar algunos vacíos históricos, la autora hace uso de la licencia del escritor.
Podemos intuir como sería esta mujer: fuerte e independiente, segura de si misma, pero vuelvo a insistir, lo imaginamos sin saberlo a ciencia cierta, quizás ese sea el motivo de que la autora, María López Villarquide, haya decidido privar de voz propia a Luisa, a la hora de relatar su vida, y esta nos llegue a través de otros personajes que sí coincidieron con ella.

Por ese motivo os recuerdo que esta obra no es una biografía, es una historia donde parte de la trama es ficticia, pero donde el periodo histórico y la mayoría de los personajes son reales.
Otro detalle que no quiero olvidar mencionar es lo bien plasmado que aparece el papel destinado a las mujeres en el siglo XVI; consideradas débiles, influenciables y por lo tanto sin voz, lo que las llevaba a ser dependientes eternas de la custodia masculina.
Por supuesto, como en todas las épocas, hubo algunas que osaron romper los estereotipos impuestos, como esta valiente de la que hoy os hablo, aunque también es justo señalar que contó con más privilegios que otras al proceder de una familia aristócrata y que contaba con el beneplácito de la reina Isabel.

La novela se divide en ocho bloques, y cada una de esas partes contará con un narrador diferente.
No quiero profundizar demasiado en el contenido de esas partes porque le quitaría gracia a la historia, pero sí os diré que los primeros compases de esta historia van a estar marcados por relatar los avances académicos de Luisa.
Lo más significativo o lo que más me ha llamado la atención, en el conjunto de esta obra, son precisamente esos cronistas de los que os hablo al comienzo de este párrafo.
No van a desempeñar una simple función narrativa ya que ejercen también como personajes incidentales, apareciendo fugazmente dentro de la trama pero con un objetivo concreto; al ser testigos, nos acercan de forma veraz a la vida de esta mujer, pero también sirven de enlace ya que otros muchos personajes entrarán en escena de la mano de estos excepcionales testigos.

La primera narración nos llega de manos de Pedro de la Rhúa. preceptor de nobles.
Este narrador incidental llega al castillo de San Gregorio por orden de la reina Isabel la Católica, para hacerse cargo de la instrucción de los hijos de Magdalena Bravo. Esta última, tras el fallecimiento de su marido, Don Diego Medrano, debe acudir a la corte para sumarse al servicio de la reina como dueña.
El relato de Pedro de la Rhúa comenzará en 1487 y, durante los cinco años que desempeñe las funciones de tutor, dará fe de las notables aptitudes académicas de esa joven que conocemos porque con el tiempo se convertirá en la primera mujer catedrática, cubriendo plaza en la Universidad de Salamanca en sustitución de Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática castellana.
Pero no avancemos acontecimientos, a través de las memorias de su preceptor, veremos como desde muy pequeña tiene una capacidad intelectual que rebasa con creces a la de cualquier niño de su edad, y una sed inquebrantable de conocimiento.

En 1492 llega el relevo narrativo, recayendo éste en las excepcionales manos de Doña Juana de Castilla, la que más tarde sería conocida como "Juana la loca".
En este periodo, en el cual nuestra protagonista pasa parte de su tiempo en la corte, también tendremos oportunidad de conocer a otros insignes personajes, como el Almirante Colón, Fernando de Rojas, Beatriz Galindo o el impresor Fadrique de Basilea.

El tercer narrador también va a ser una mujer: Isabel, la mejor amiga de Luisa y que es hija de Fadrique de Basilea, el impresor de confianza de la reina y en quien recae la grandiosa labor de imprimir la "Gramática castellana de Antonio de Nebrija".

El relato de la siguiente etapa surge de la pluma de uno de los grandes escritores españoles, Don Fernando de Rojas, autor de "La celestina", y cuya vida se cruzará en varias ocasiones con la de la protagonista.

La siguiente crónica nos llega de la anciana aya que acompañará a Luisa a Salamanca, quizás el relato más flojo de todo el libro y al que se le podía haber sacado más sustancia.

En la sexta parte hace acto de aparición uno de sus hermanos, Luis de Medrano, que también llegaría a ser catedrático y rector de la Universidad de Salamanca.
Este periodo será el más intenso y polémico, y por él veremos pasear tanto al cardenal Cisneros como a Luis Vives.

Para ir terminando os menciono los dos últimos narradores:
La séptima voz corresponde a uno de sus alumnos, y el narrador final recae en el personaje de su madre, Doña Magdalena Bravo, con cuya narración conoceremos los últimos días de la protagonista, en 1527.

Como ya os había advertido, todo mi comentario se ha centrado en el modo, en la forma de acercarnos a la vida de esta mujer singular, porque es el detalle que más resaltaba.
Los narradores hacen uso de su mirada crítica, influyen en la manera en que nos es presentada la historia, y sobre ellos recae el peso de la novela, aportando una narración bastante lineal, sin olvidar lo ya mencionado: hay algunos vacíos que se rellenan con la pluma e imaginación de la autora.
Ese es quizás el único fallo que he encontrado, el intentar ir un poco más allá... intentar profundizar o poner luz en algunos detalles desconocidos de la vida de esta pensadora española, que pueden llevar a ficcionar en exceso.
Lo que quiero decir con esto, es que si ya de por sí se conoce poco sobre la vida pública de Luisa de Medrano, tan solo existen tres o cuatro documentos de la época en los que aparezca citada, más difícil aún es encontrar menciones sobre su vida privada.
No hay que olvidar que esta mujer es una de las grandes olvidadas; su obra poética y filosófica se ha perdido, ya que su legado fue retirado por orden del rey, del emperador Carlos V, cuando prohibió que las mujeres asistieran a clase o las impartiesen.

Esta novela de la que hoy os he hablado tiene un poco de todo: novela histórica, romance, grandes personajes históricos que entran y salen de la trama, eso sí, convertidos en secundarios, pero sobre todo es la historia de una gran mujer, alguien que consiguió en su tiempo romper el techo de cristal y por ello la cortaron las alas.


martes, 21 de mayo de 2019

Nadie es perfecto de Joaquín Berges

Sinopsis:

En Kenwood Manor, una gran mansión en medio de la campiña inglesa, los Whirlpool dan una gran fiesta con invitados de diferentes procedencias.
Entre ellos, un investigador privado, al que encargan un difícil e inesperado cometido: desentrañar quién es el heredero de la familia.
En sus pesquisas pronto sabrá que no lo tiene fácil, pues descubre algunas aficiones secretas de los aristócratas ingleses, y que por la casa pululan más personajes excéntricos de los que esperaba: desde el abuelo enloquecido que se declara inocente de un supuesto crimen, hasta chicas y pretendientes cazadotes, así como un impertérrito mayordomo, Harrods, que no le quita ojo, digno heredero del mítico Jeeves de P.G. Wodehouse.

Opinión:

Hoy os traigo al blog una comedia, publicada en 2015, cuyas páginas están plagadas de infinidad de situaciones absurdas. Como esta obra está compuesta casi al cien por cien por diálogos, esto la convierte en perfecta para ser representada como obra de teatro.
La podríamos clasificar dentro del Vodevil, por la cantidad de enredos, conversaciones picantes y juegos de palabras que vamos a encontrar, o dentro del Burlesque, ya que algunas escenas empujarán a los protagonistas al mayor de los ridículos, sumiéndoles en trances socialmente inaceptables.
En algunos de esos momentos que he mencionado, resulta casi imposible reprimir la carcajada, pero también debo advertiros de que no es una historia que me haya convencido del todo, por el retrato demasiado ácido que hace de determinadas estampas y que algunos lectores podrían considerar fuera de tono.

El autor, Joaquín Berges, consigue desarrollar un argumento muy similar al que nos encontramos en algunas comedias americanas de la época dorada de Hollywood, donde las escenas se suceden resultando cada vez más disparatadas e incluso surrealistas. Parece que nos encontramos sumidos en un profundo sueño febril del que nos cuesta escapar.
En el primer párrafo de esta reseña os advertía de algunas escenas en concreto que podrían resultarnos incómodas, en cambio otras hay que reconocer que aparecen cargadas de diálogos chispeantes.
Muchos de los personajes con los que vamos a encontrarnos parecen extraídos del teatro del absurdo, ya que no solo cuestionan la sociedad, sino que también a la hora de comunicarse con el resto del elenco protagonista, disfrutan creando obstáculos, llevando una conversación, en apariencia sencilla y coherente, hasta el mayor de los sinsentidos.
Pero hay algo en el conjunto que no termina de encajar...
Bajo mi punto de vista, el autor no consigue una obra armónica; pasa de un humor fino y elegante, a narrar situaciones burdas y que podría considerarse que rozan el mal gusto.
Esto en concreto, crea un desequilibrio que rompía mi ritmo de lectura y es lo que ha hecho, en parte, que no me llegase a convencer.

Me ha gustado mucho la parodia que se hace de las novelas enigma; el doble juego que existe en algunos de los diálogos, donde podemos apreciar el ingenio del autor, pero por el contrario, el comportamiento de los personajes resulta demasiado exagerado, y eso les llevaba a moverse por las escenas forzando al límite sus actos.
Puede que penséis que en esto último es donde radica la gracia de las comedias de enredo, pero a mí esa sobreactuación, ese histrionismo con el que se ha caracterizado a los personajes terminaba por desesperarme.



martes, 14 de mayo de 2019

Dr. Jekyll y Mr. Seek de Anthony O'Neill

Sinopsis:

Siete años después de la muerte de Edward Hyde, un elegante caballero aparece por las calles de Londres reclamando que es el Dr. Henry Jekyll. Tan solo el Sr. Utterson, abogado y confidente del Dr. Jekyll sabe que es un impostor, porque Jekyll era Hyde.
Pero mientras este misterioso hombre se va relacionando con la alta sociedad londinense, y va reclamando sus bienes, los cuerpos de sus posibles enemigos van desapareciendo, Utterson comienza a temer por su vida y a cuestionarse su propia cordura.
Una secuela brillante y deliciosa de una de las obras maestras de la literatura que cumple a la perfección como complemento a la historia original que lidiaba con aspectos sobre la dualidad del ser humano, mientras que es esta secuela el autor ahonda en el audaz robo de la identidad.
¿Puede ser que este hombre que parece y actúa tan parecido al Dr. Henry Jekyll sea un realidad un impostor?

Opinión:

Hace unas semanas os hablaba de El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde de Stevenson, un gran clásico del género gótico que ahora vuelve a resurgir con fuerza gracias a Anthony O'Neill, un reconocido autor de ficción histórica y de la novela de detectives.

Hay un dicho popular que dice que las segundas partes nunca fueron buenas; pero creo que esa afirmación no puede darse como cierta al cien por cien, ya que muchos autores sí logran superar una primera obra e incluso como en este caso, conseguir al menos, imitar con acierto la pluma de un autor.
A pesar de esto que acabo de decir, no quiero que se me malinterprete, ya que no creo que O'Neill haya intentado copiar o beneficiarse del éxito de un autor consagrado como Stevenson, que a día de hoy sigue sorprendiendo por su amplio y diverso legado que abarca desde crónicas de viaje a novelas de aventuras e históricas, sin olvidar por supuesto los cuentos y relatos, los ensayos y la poesía.

Anthony O'Neill parte de la desaparición del doctor Jekyll para construir una secuela homenaje muy entretenida, donde la sintaxis y los modismos parecen notablemente similares a los empleados por el gran Stevenson en su relato, de ahí que realmente esta nueva historia escrita más de cien años después, parezca una continuación.

La única diferencia, que he encontrado entre ambas narraciones, es que Stevenson utilizaba a Utterson como cronista; el abogado era el narrador, el medio empleado para hacernos llegar la historia aunque quedase relegado a un segundo plano, y en cambio ahora O'Neill le hace evolucionar, le otorga un mayor y merecido protagonismo, convirtiéndole en personaje activo.

Otro detalle que también me ha gustado es que O'Neill consigue reutilizar o renovar la idea de Stevenson. dándole un giro distinto al final tal y como lo conocemos, reconvirtiendo la novela gótica en una especie de novela policíaca o de misterio.
Lo mejor de todo es que. aunque no hayáis leído la obra original, podéis sumergiros en esta nueva aventura, partiendo de la premisa que ya he citado anteriormente, la muerte o desaparición de Jekyll.
Si en "El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde" hablábamos de un personaje que se debatía entre el bien y el mal, aquí vamos a ver esa misma lucha, sin entrar en el juego de la dualidad, pero jugando la carta de la obsesión.

Os tengo acostumbrados a reseñas bastante más largas pero creo que de esta nueva aventura, de apenas 200 páginas, no se puede decir más sin caer en el spoiler. Es un libro entretenido que nos ofrece una posible continuación, un relato cargado de misterio que nos hará dudar de lo que leemos y sobre todo, de lo que Utterson cree que ve y sabe.


miércoles, 8 de mayo de 2019

Mar de fondo de Patricia Highsmith

Sinopsis:

Vic Van Allen es un hombre encantador. Moderadamente rico, culto, liberal, buen padre y esposo comprensivo. Sus vecinos le quieren y le respetan. A quien no quieren tanto y respetan muy poco es a Melinda, la esposa de Vic. Es guapa, divertida y casi tan encantadora como su marido, pero tiene un amante tras otro, y no se muestra nada discreta al respecto. Claro está que Vic lo sabe, la comprende y hasta parece divertirse con la situación, pero sus amigos opinan que debería ser menos comprensivo y más autoritario.
Un buen día Vic le gasta una broma a Joel, el actual amante de Melinda. Le cuenta que ha cometido un crimen perfecto: ha matado a un hombre porque se entendía con su esposa, y nadie le descubrirá jamás. Joel le cree, se asusta y desaparece de la escena. Pero la inquieta Melinda, tras un fugaz período como esposa modelo, vuelve a las andadas con un nuevo amigo, Charley. Algo ha cambiado en la actitud de Vic, sin embargo, y Charley acaba ahogado en una piscina. Melinda clama que ha sido un asesinato y que el asesino es su marido. Pero ¿quién creería a una mujer tan alocada, si todos saben que lo de Joel no fue más que una broma, y Vic es un padre tan bueno, un vecino tan encantador, un marido tan comprensivo?

Opinión:

Patricia Highsmith, además de por su gran capacidad para crear argumentos con una nota de angustia, me gusta por su forma de narrar y por el corte de novela negra que da a la mayoría de sus obras, donde es fácil encontrar como denominador común: un asesinato, un matrimonio con problemas, manipulación y alguna que otra femme fatale, entre otros detalles; elementos que ya de por sí resultan interesantes para construir un argumento, pero que en conjunto consiguen captar nuestro interés desde los primeros compases.

Esta historia escrita en 1983, cuenta con muy pocos personajes; podríamos decir que básicamente gira sobre los dos protagonistas: el matrimonio compuesto por Vic y Melinda, y el resto de los que aparecen lo hacen únicamente para complementar la trama, lo que les convierte en incidentales o ambientales.
La trama va a estar marcada sobre todo por la transformación que van a sufrir ambos, y lo curioso es que los dos se alejan de ser personajes con los que simpaticemos.

La historia se basa en los típicos clichés, pero está muy bien manejada.
Al comienzo vamos a ver a la femme fatale y al marido anodino y enamorado, una pareja al estilo de Madame Bovary o de Ana Karenina, eso sí, con bastante menos glamour.

Vic cuenta con un arco ascendente brutal.
Vamos a ser testigos de todos los cambios que experimenta; según avanza la historia una nueva personalidad se va abriendo paso, dejando atrás o anulando al personaje simplón y conformista que conocemos en las primeras páginas y que conseguirá sacarnos de quicio.
Pero esa nueva personalidad que empieza a surgir, en un intento de adueñarse de la trama, va a conseguir todo lo contrario; sus actos van a desembocar en una situación totalmente descontrolada.

El estereotipo de la femme fatale se convirtió en un cliché fijo en la literatura policíaca y negra, más o menos a partir de los años 40.
Ese tipo de mujer siempre estaba representado por alguien sin escrúpulos que se valía de esos encantos para obtener lo que quería y que empujaba al protagonista masculino hacia el abismo; lógicamente al ser el hombre el personaje principal de la trama, el papel de esta quedaba desplazado a un segundo plano, deparándole un fin dramático o la sumisión.
Estas villanas, de brillante aspecto, ocupaban el papel de antagonistas; eran rebeldes, manipuladoras y por supuesto muy peligrosas, sin olvidar que despreciaban, por lo general, al resto del género femenino.
Esas "Evas" eran las responsables de todo lo malo que ocurría en la historia.
Melinda, como habéis podido suponer por esta introducción, va a desempeñar ese papel.
Es un personaje muy vulgar, que no cuenta con la empatía del lector en ningún momento. Si más arriba os hablaba del arco ascendente de Vic, con ella ocurre totalmente lo contrario; su arco dramático es descendente, si ya al principio nos cae mal, según va avanzando la historia se va transformando en alguien insoportable y odioso.
Lógicamente ambos protagonistas evolucionan de una forma brutal, pero ella va a peor, lo interesante de Melinda es que es el elemento provocador, la que genera la hostilidad, sin ella no habría historia, y eso la convierte también en un buen personaje, aunque vaya perdiendo protagonismo, volviéndose más pasivo según llegamos al final.

El detonante de esta historia es sin duda la Infidelidad, y sobre ella gira el argumento.
Sabemos desde el comienzo que el comportamiento de Melinda empujará las actuaciones o toma de decisiones de Vic, y advertimos también el fin dramático que marcará la historia, pero no solo eso, sino que cada movimiento de ella hace que se incremente la intensidad de la trama,

Hasta el momento, todas las obras que he leído de esta autora muestran unos protagonistas que aunque están rodeados de gente parecen aislados, algo solitarios, y quizás ese es el motivo de su aparente indefensión.
Son personajes que evolucionan hasta conseguir llenarse de arrojo y coraje.
Otro detalle que me gusta de las obras de Patricia Highsmith y que he olvidado mencionar al comienzo es que las sorpresas no se concentran en un solo momento, se van diseminando a lo largo de la narración, sin abusar; y el lector ve venir los hechos, anticipándose al protagonista, aunque eso sí, no es capaz de conocer el giro final que depara a todas sus obras.