martes, 11 de diciembre de 2018

La mujer de mi marido de Jane Corry

Sinopsis:

Cuando la abogada Lily se casa con Ed, está dispuesta a empezar de nuevo, a dejar los secretos de su pasado atrás. Pero en su primer caso criminal empieza a sentir cosas por su cliente, un hombre que ha sido acusado de asesinato, un hombre por el que pronto estará dispuesta a arriesgarlo todo.
Pero ¿es realmente inocente?
Un thriller con tantos giros que no podrás dejar de leer.
Un guilty pleasure que hará que te pases de parada.

Opinión:

Ya sabéis que hay novelas que nos captan totalmente por su resumen, aunque también he mencionado en más de una ocasión, que otras veces nos aventurarnos en su lectura un poco engañados por ellas.
De esta sinopsis en especial, me llamaron la atención dos detalles...
El primero es que en el resumen editorial nos mencionan que Lily, la protagonista, en su primer caso importante, comenzará a sentir algo por sus cliente y que llegado el momento, estará dispuesta a arriesgarlo todo...
Esa premisa me resultó bastante seductora, parecía que le daba un toque muy "negro". Creí leer entre líneas, que un personaje induciría a otro a cometer actos cuestionables, pero ese supuesto que vemos reflejado en el resumen editorial, o que yo malinterpreté, no se ajusta a la realidad del argumento.
Esto que acabo de mencionar, a simple vista, podría parecer que es algo negativo, pero no es así, ya que para mí ha actuado como una especie de Macguffin, una excusa argumental para motivarme a seguir leyendo, aunque luego resultase que tiene poca relevancia en la historia o no se ajusta a la realidad.

El segundo detalle que me intrigó era el término, guilty pleasure. La traducción sería algo así como "placer culpable", y es un término que he oído mucho últimamente, refiriéndose a música o como en este caso a libros.
Yo lo interpreto como que esta novela o los hechos que se narran en ella, me harán sentir bochorno, remordimientos o culpabilidad por disfrutar con el argumento...
Lo cierto, es que al tiempo que las primeras expectativas se desmoronaban, otras fueron surgiendo con fuerza y convirtiendo la historia en bastante interesante, pero nada que se asemeje a sentir culpabilidad o a avergonzarme, ni tan siquiera a sentir placer, porque la novela aunque es un buen thriller, tampoco es para tirar cohetes...
Supongo que esto es como todo, cuestión de gustos, y ese término de placer culpable habrá lectores que sí lo experimenten con este tipo de novelas, al igual que yo lo siento cuando leo algo del género de terror, con esas lecturas que me aportan un subidón de adrenalina pero que luego me arrepiento de haber leído porque me incomodan e incluso impiden conciliar el sueño...

Dicho esto, y tras este comienzo de la reseña un tanto abrupto, paso a mencionaros lo más destacable...

Como ya os he dicho, no nos encontramos ante una novela negra, pero sí con un thriller psicológico construido sobre muchas mentiras y secretos.
Una novela con mujeres como protagonistas, que bien podría estar catalogada dentro de ese nuevo género del domestic noir.

En esta novela no solo vamos a tener una trama, sino que varias subtramas irán dando forma y complementando la historia principal, con lo cual tenemos asegurado un montón de giros argumentales, y al mismo tiempo, cada una de ellas tendrá su tema oculto, como la infidelidad, la manipulación, las obsesiones, o los secretos y las mentiras... esto que para unos puede resultarnos interesante, entiendo que para otros pueda parecer que la autora intenta abarcar demasiados temas.

Nos vamos a encontrar por lo tanto con dos tramas argumentales principales que se irán solapando y varias subtramas incluidas dentro de ellas.
En la principal, conocemos a Lily, y será su voz en primera persona quien nos irá relatando los acontecimientos.
En la segunda trama entraremos en contacto con Carla, pero a diferencia del hilo principal, éste estará relatado por un narrador omnisciente.

El comienzo me resultó un poco lento y confuso, aunque reconozco que tras llegar a la página cuarenta, aproximadamente, me absorbió por completo.
Me olvidé de narradores, de la técnica, incluso de la introspección que al comienzo no me había llegado a convencer en el hilo principal..
Los personajes que al comienzo no me decían mucho, pasaron a parecerme interesantes, algunos de ellos resultan misteriosos y dotados con una psicología bastante compleja que torna imprevisibles sus siguientes pasos. Aquí habría que señalar que esta obra no cuenta con demasiados personajes, un detalle que facilita enormemente la lectura.

Lo cierto es que la novela sufre de algunos altibajos en el ritmo, pero como he dicho, los giros argumentales me hacen valorarla de forma más positiva. Es un thriller bastante interesante y a tener en cuenta si sois amantes de las novelas construidas sobre secretos y mentiras.


martes, 4 de diciembre de 2018

La caja vacía de Anabel Samani

Sinopsis:

La vida de Andrea ha cambiado mucho en los últimos tiempos. Después de perder la vista en un accidente, su familia deja España para irse a vivir a Estados Unidos. Y Andrea sabe que ella es la razón de ese traslado.
En medio de una mudanza empañada por la nostalgia de todo lo que han abandonado, lo más emocionante para Andrea y su hermana Sara es el extraño y sangriento crimen que tuvo lugar en su nuevo hogar de Maine, una casa habitada por un gélido aire e impregnada de un inquietante aroma que solo Andrea es capaz de percibir.
Mientras intentan adaptarse a su nueva vida, gracias en parte a la amistad que entablan con Sam y Paul, los vecinos que viven al otro lado de la calle, Andrea y Sara se convertirán en el epicentro de una serie de macabros accidentes. Y pronto descubrirán que los antiguos propietarios dejaron en la casa algo más que el recuerdo de un siniestro suceso: en el desván, dentro de un embalaje procedente de Egipto, hay una pequeña y hermosa caja… vacía.
Con su primera novela, Anabel Samani, evoca el perfume de las clásicas historias de terror y misterio.

Opinión:

Cuando Anabel Samani, para mí siempre será Atalanta, nos contó que publicaba su primera novela, me dio una gran alegría.
Conocí a Atalanta hace algún tiempo, a través de su blog Un libro junto al fuego, y a lo largo de ese periodo, se ha convertido en una gran compañera con la que disfrutar de emocionantes lecturas.
Ahora como ya os he dicho, su horizonte literario se amplía con la publicación de su ópera prima, La caja vacía, y hoy toca comentaros lo que me ha parecido su primera incursión literaria.

Los que seguís con asiduidad mi blog sabéis que me gusta la novela histórica y de terror. Son unos géneros con los que disfruto muchísimo, a pesar de que quizás en los últimos tiempos, la novela  clásica y el thriller han conseguido acaparar casi la totalidad de entradas de este blog.

Anabel Samani en esta obra incorpora elementos de los primeros géneros citados.
La historia antigua estará representada por el enigmático Egipto, con el gran misterio que arrastra esa civilización, y el terror nos llegará cargado de reminiscencias que nos recordarán no solo el estilo de escribir, sino también detalles de algunas obras del gran Stephen King, autor del que tanto Anabel como yo somos grandes aficionadas.
Os adelanto que Anabel con esa mezcla de géneros tan particular, va a conseguir la dicotomía perfecta.

Ya habéis leído la sinopsis, así que voy a pasar por ella de puntillas.
Con lo primero que nos vamos a encontrar es con un capítulo introductorio muy intenso y de final abrupto, que sirve para asentar las bases del argumento.
En ese capítulo inicial vamos a tener un primer contacto con uno de los grandes protagonistas de esta historia, La Caja.
A continuación, el relato avanza dando un salto pronunciado hacia adelante y nos metemos de lleno en el nudo de la narración.
Allí vamos a conocer al resto de personajes, centrándonos principalmente en la familia Montoya, una familia española que se debate entre la nostalgia por la vida que acaban de abandonar y la morbosa emoción que supone habitar una casa donde se cometió un siniestro y sangriento crimen.
Como veis en tan solo un par de capítulos, nos hemos dado de golpe con los primeros generadores de suspense o de intriga, unos elementos imprescindibles en las novelas de terror.

Pero no os vayáis a pensar que serán las únicas estrategias de tensión dramática que encontremos, porque si habéis prestado atención, en uno de los párrafos anteriores mencionaba, que uno de los principales focos de esta novela recaerá sobre la misteriosa civilización egipcia, y ese misterio se acentuará con los inquietantes escenarios que ya de por sí aporta la zona de Maine, que seguramente os sonará por ser la base de operaciones y la localización preferida del escritor Stephen King, cuya presencia se colará, inevitablemente, por cada una de las páginas de esta novela.

La autora consigue crear con esos escenarios una atmósfera angustiosa, que se sustentará sobre unos personajes muy bien construidos, muy cercanos y sobre todo con un comportamiento que reconoceremos como muy nuestro, logrando crear empatía con todos ellos desde el inicio de la lectura.
Pero no puedo olvidar mencionar en este apartado la trama, perfectamente elaborada y dinámica, con la dosis apropiada de suspense desde el comienzo como ya os he aventurado, y que irá cobrando intensidad hasta el final, por supuesto, sin dejar espacio para el vacío argumental.

Los siguientes generadores de intriga nos llegan de manos de los personajes, que van a ser otro de los pilares de esta novela.
La obra en sí, no cuenta con un elenco muy amplio de ellos, con lo cual se facilita la lectura.
Uno de los protagonistas va a ser Andrea. una joven con una minusvalía.
Esa minusvalía que en un principio debería convertirla en el sujeto más vulnerable, ante los acontecimientos de los que va a ser testigo, la autora lo utiliza para transformar a la joven en alguien más sensible y en el personaje que estará más alerta. Al contar con esa ventaja, se convierte en la más fuerte de la historia.
Andrea y su discapacidad, van a pasar a ocupar otro puesto destacado en la lista de generadores de intriga.
Y ahora ha tocado el turno de hablar de la casa...

Todo lo que rodea a ese nuevo hogar aparece cubierto de esa pátina misteriosa, pero la casa en sí, que podríamos pensar en un principio que se convertirá en un personaje más, omnipresente, no va a conseguir alcanzar ese estatus, ya que dentro de ella habita algo, un objeto que sí reñirá en protagonismo con Andrea.

Ese objeto del que os estoy hablando y que da título a la novela, mora en la oscuridad del desván, esperando... acechando con su presencia a los habitantes de la casa, y logrará captar nuestra atención desde el primer capítulo, cargando de tensión la trama.
Esa pieza cuenta con un gran aliado, inherente a su naturaleza, los cambios bruscos de temperatura, que intensificarán también las escenas avisando de un posible peligro; en una película esos efectos se realizarían de forma sencilla, se complementarían las escenas con la música, y en cambio aquí Anabel, lo logra haciendo uso de equilibradas descripciones, solo con el uso de la palabra escrita.

El resto de personajes, salvando estos dos ya citados, serán meramente ambientales, pero eso no es algo negativo, porque los personajes ambientales aunque carezcan de amplios diálogos, aunque tengan poca participación en los hechos, son imprescindibles para el desarrollo del argumento.
Ese elenco de secundarios, son los encargados de complementar la ambientación y sirven de apoyo en las acciones y diálogos de los protagonistas, sin ellos la historia no tendría sentido.

Otro de los generadores de los que os vengo hablando, nos va a llegar a través del narrador elegido.
Este cronista que vamos a encontrarnos, a través del cual iremos conociendo la historia, es un narrador en tercera persona muy interesante, porque se asemeja a uno omnisciente, ni juzga ni interfiere en los hechos, pero creo que otros matices de su comportamiento le alejan de las características propias de este último citado.
Esa voz es la de alguien cuyo radio de acción aparece más limitado. Actúa como un cámara que va siguiendo a los personajes, saltando de uno a otro, y que nos va contando lo que les sucede, lo que piensan, pero en el momento en que están en escena.
Es decir, si sigue a Sara, y esta está llamando a la puerta, solo podrá contarnos lo que sucede alrededor de ella, de ningún modo nos relatará lo que ocurre más allá, ni lo que hacen el resto de figurantes que no comparten su escenario.
Creo que la elección de este método de narrar es un buen acierto para las novelas de terror, porque no nos deja ver más allá del personaje de turno, no lo sabe todo, y eso amplifica la tensión, al desconocer cuál será el siguiente paso de los personajes o el acontecimiento que les golpeará.

Otro detalle que cabe destacar de este narrador, es que no solo seguirá a los personajes humanos, sino que también es capaz de meterse en la cabeza de otros seres, como será el caso de Halo, el perro de los vecinos. Un gran acierto, porque también en la literatura hay espacio para dar un poco de protagonismo a nuestros fieles animales de compañía.

Anabel reserva también un espacio en su novela para las anacronías.
A pesar de que la novela transcurre casi en su mayoría de forma lineal, también incorpora algún pequeño salto en el tiempo, para narrarnos hechos anteriores que van a complementar el hilo argumental de algún personaje y así solventar los posibles vacíos que se generarían si se prescindiese de esas restrospecciones.

Y ya para terminar lo haré hablando de los guiños...
Anabel ha llenado las páginas de esta novela, con guiños a otras obras y películas, algo para mí muy interesante y atractivo, ya que la lectura adoptará forma de juego, al tiempo que nos da la oportunidad de aprender más sobre los gustos de su autora.
De esa forma veremos guiños a "La princesa prometida", a "El exorcista", o a novelas de King tan famosas como son "El misterio de Salem's Lot", pero hay muchas más, y ahí está el reto... ¿Seréis capaces de dar con ellas?

Os recomiendo esta lectura a todos los amantes del género de terror o de suspense intenso. Os aseguro que no os va a defraudar, vais a encontrar una obra cuidada al detalle y con un argumento que os pondrá la piel de gallina, porque "La caja vacía", a pesar de la incongruencia, esconde mucho en su interior.


martes, 27 de noviembre de 2018

El retrato de la señora Charbuque de Jeffrey Ford

Sinopsis:

El retratista Piero Piambo, la gran sensación de Nueva York en 1893, siente menguar sus ambiciones artísticas, pese a inmortalizar a todos los nuevos ricos de la ciudad en sus óleos. Pero entonces recibe un lucrativo encargo distinto a los demás.
Su cliente es una tal señora Charbuque; el único problema es que Piambo no podrá verla, sino que tendrá que sentarse delante de un elegante biombo y su modelo le contará todo sobre su vida, dándole pistas por las que él debe adivinar su apariencia.
Mientras se esfuerza lo indecible para capturar en el óleo el rostro de una mujer a la que no ha visto jamás, una serie de asesinatos tienen lugar en la ciudad. Y al tiempo que la relación de Piambo con la señora Charbuque va complicándose, este sospecha cada vez más que esos terribles acontecimientos, su encargo imposible y su extraña «benefactora» están íntimamente relacionados.

Opinión:

Descubrí este título en la biblioteca por casualidad; su lomo sobresalía del resto de libros que alineados compartían con él espacio en la estantería.
La misteriosa sinopsis fue el siguiente lazo que se cerró sobre mí atrapándome; hacía referencia a finales del siglo XIX, una etapa que me fascina; a un encargo imposible y a una atípica mecenas, todo ello regado con una serie de asesinatos de fondo, que convertían esta historia en un misterio perfecto para acompañarme de vuelta a casa.

Jeffrey Ford, según nos indica la editorial, es un profesor de escritura y literatura americana antigua, y esa influencia es lo primero que vamos a ver reflejada en su prosa, sobre todo en el estilo empleado.
En esta historia, podemos encontrar reminiscencias que nos harán recordar en momentos a obras como "El retrato de Dorian Gray", no solo por el estilo o porque el tema central gire alrededor de una obra pictórica, sino también por la actuación de los protagonistas principales.
La mujer que da título al libro, es alguien absorbente, capaz de atrapar mentalmente al protagonista hasta el punto de obsesionarle; alguien a la altura, aunque con más sutileza y protagonismo, que Lord Henry Wotton, el personaje que adoptaba el papel de mefistófeles en Dorian Gray.

La historia, como ya habéis podido comprobar por la sinopsis, comienza con un extraño encargo, yo diría que prácticamente un imposible.
La señora Charbuque quiere que el protagonista, Piero Piambo, le haga un retrato. Todo hasta aquí sería normal, el misterio reside en que ella quiere que el pintor lo haga sin verla.
De esa manera, el autor utiliza un elemento ajeno a la obra, nuestra desbordante imaginación, que se unirá al relato que la excéntrica dama iniciará, relatando parte de su vida, dando pistas al retratista para que lleve a cabo el atípico encargo.

Con lo primero que nos vamos a encontrar es con dos narradores, Piambo y la señora Charbuque, dos personajes que tomarán las riendas de su relato, y también con unos capítulos muy breves que ayudarán a mantener el suspense y el ritmo ágil de la narración.

El comienzo quizás pueda parecer un poco lento, pero tras un arranque pausado, de unas setenta páginas, el misterio toma el control de la narración y nos resulta imposible no vernos atrapados por el argumento.

Todo parece misterioso, desde los acontecimientos que rodean la vida de la señora Charbuque, hasta los que comienzan a suceder alrededor del pintor.
Tras cada entrevista, Piambo parece más confuso, y esa confusión también nos afecta a nosotros. Tenemos a una misteriosa dama, de comportamiento distante, que nos hace sospechar desde sus primeras apariciones.
Intenta parecer inocente, al tiempo que teje un relato que actúa como una tela de araña.
Ella guía su narración, y con ella la entrevista y las posibles preguntas que puedan surgir en el pintor.
De ese modo, la desconfianza se adueña del relato en primera persona, y nos demuestra que Jeffrey Ford es un escritor muy hábil.
Consigue crear una inquietante atmósfera cargada de suspense, valiéndose para complementar el argumento, de elementos como los escenarios, los ambientes, e incluso situaciones que logran crear confusión en el lector, eso sin citar la personalidad extraña que asigna a algunos de los protagonistas. Hasta el rápido pasar de las horas, la climatología que aparece de fondo a lo largo de toda la novela, parece jugar a su favor.

Otro detalle que vamos a encontrar y que nos hace retroceder hasta esa época de forma acertada es que la novela utiliza como pilares fundamentales para construir el argumento, la pintura y la ciencia, dejando un gran espacio para el esoterismo.
Vamos a ver un claro homenaje a los estilos pictóricos, a prerrafaelitas, simbolistas e impresionistas, al adoptar a un pintor como personaje central, dándonos una clase magistral sobre el efecto de la luz.
Nos mostrará como le afecta el paso de las horas, como incide sobre los objetos y los colores, siendo testigos de la búsqueda obsesiva por atraparla en el lienzo valiéndose de los pigmentos.

Realmente vamos a encontrar varias historias que corren de forma paralela.
La trama que sucede alrededor de este misterioso trabajo nos llevará a conocer la historia de Luciere Charbuque, también la vida presente y pasada del pintor, y como pincelada final del lienzo, una serie de muertes extrañas empezarán a sembrar de cadáveres las calles de Nueva York.

Una novela con la que el autor y el personaje femenino aúnan esfuerzos para desconcertar, mostrándonos a una mujer extravagante y maniática, cuya narración hará que nuestra atención se distraiga con un relato de toques fantásticos.
Como un buen prestidigitador se centrará en que solo veamos lo que ella quiere, entreteniéndonos y haciendo que interpretemos muchas veces de forma errónea los datos que aporta.
¿Y del retrato qué puedo decir? pues que se convertirá en ese elemento que acecha a Piombo de forma silenciosa, que le obsesiona y le perturba.

¿Qué se esconde tras ese extraño encargo, tras las pistas falsas y las distracciones en la narración?
El comportamiento de la señora Charbuque ¿es solo una representación?
¿Podrá pintar Piambo a la señora Charbuque, o plamar en el retrato su esencia?
Os reto a que lo descubráis...

martes, 20 de noviembre de 2018

Donde lloran los demonios de Pedro Martí Martínez

Donde lloran los demonios (César Giralt 02)
Sinopsis:

El inspector César Giralt disfruta de una felicidad que le había sido negada desde el cruel asesinato de su hermana a manos del encerrador siete años atrás. Pero cuando la vida por fin le muestra su lado más amable, la sombra de sus peores miedos regresa a Barcelona de la mano del invierno más frío de los últimos años. El cadáver de una chica llega a la misma playa en la que apareció, en idénticas circunstancias, una de las víctimas del Encerrador. ¿Es posible que se trate de un imitador? ¿O acaso el asesino de Eva ha vuelto de entre los muertos? Ayudado por su equipo, el inspector Giralt emprenderá una última travesía por los recovecos de su pasado para descubrir qué tipo de persona es en realidad antes de afrontar un último baile con el mismísimo diablo.

Opinión: Donde lloran los demonios (César Giralt 02)

En 2016 tuve la oportunidad de leer La pieza invisible
En ella, Pedro Martí nos mostraba el buen uso que hacía del género negro; demostraba una gran capacidad a la hora de elaborar argumentos y personajes con profundidad psicológica complicada, todo ello combinado con acierto.
En esa primera novela, Pedro se ceñía a esos rasgos identitarios que han convertido al género negro en uno de los más leídos, fue una gran experiencia literaria para esta amante de la novela criminal, pero lo mejor de todo, con lo que me quedo porque deja huella, es con el gran personaje que surgió de la pluma de Pedro Martí.

Esta nueva aventura, Donde lloran los demonios, vuelve a estar protagonizada por el carismático inspector César Giralt que estará acompañado de gran parte del elenco protagonista que ya conocimos, y también vamos a encontrar algunas de esas características propias de la novela negra.
Giralt, es un inspector de los Mossos muy real, con muchos problemas, quizás debidos a su fuerte carácter.
Un personaje con luces y sombras que consigue arrastrarnos por una novela híbrida, donde el género negro y el thriller se dan la mano.
Y es que en esta saga, ese límite entre géneros aparece difuso, exactamente igual que la línea entre el bien y el mal tan característica de las novelas negras, y que el protagonista se verá empujado a cruzar en más de una ocasión.

Llegados a este punto, hay que decir que esta será la última aventura que protagonizará nuestro inspector, porque Pedro Martí con esta nueva entrega da por finalizada la bilogía.

Es una pena, porque Giralt es un personaje atractivo, una fuente ilimitada de problemas, y puede que en esto último se encuentre el motivo del fin prematuro de la saga. que su creador haya llegado al límite con su fuerte temperamento, algo similar a la saturación que vivió Conan Doyle con Sherlock Holmes, o simplemente que Giralt haya alcanzado una fama que le imposibilita a la hora de seguir cumpliendo adecuadamente con sus funciones en el cuerpo de policía, y es mejor dejarle el futuro abierto para que lo empleé en otros menesteres.
Pero no os preocupéis... porque Pedro Martí siempre estará a tiempo de recuperar al tortuoso inspector para una nueva investigación, es más fácil descolgar el teléfono y solicitar su ayuda que lo que hizo Doyle, resucitando al mencionado Holmes...

Tras esta elucubración retomo la reseña...
Ya os he mencionado algunas características del género negro que vamos a encontrar, pero hay bastante más...
El ambiente trágico que persigue al detective es otro de los elementos clásicos en la novela criminal y que en esta obra vamos a saborear al cien por cien, empatizando con el personaje desde los primeros compases.
El protagonista, ya os he hecho un breve esquema sobre él, es un tipo duro, de esos que intentan marcar distancias con cuantos le rodean, pero que en cambio, a pesar de sus bravuconadas, no consigue que nos despeguemos de él, es como un imán y no solo para atraer a los problemas.

El antagonista, lógicamente también cumple a la perfección con su papel, porque no solo es un asesino serial, macabro, cruel y obsesivo, sino que es el personaje que nos va a mostrar de una forma muy real, el lado más crudo de la sociedad, con sus taras: la pobreza, el abandono, el maltrato, el abuso sexual, el alcoholismo.
Ese individuo que representa el lado más oscuro será un fuerte oponente, un gran rival del cual desconoceremos sus motivaciones hasta casi llegado al final.

Y ahora toca el turno de hablar de la fantástica edición que ha conseguido la editorial Dokusou que complementa magníficamente el trabajo del autor y que consigue que el lector disfrute de una lectura plena, al cien por cien.

La novela la componen un pequeño prólogo al comienzo, 42 capítulos y a modo de epílogo para cerrar la historia, otros tres pequeños capítulos donde se relatan acciones o hechos consecuencia de la trama.
Algo que me ha gustado y que llama la atención de esta cuidada edición es que la numeración de las páginas aparecen en los laterales y para diferenciar las dos tramas, las páginas han sido impresas en dos colores, crudo para la historia principal, y negro para la parte donde el asesino toma el control del argumento.
La portada que en un principio parece más adecuada para una novela de fantasía, cobra sentido con el argumento. Es un complemento más y muy acertado de la linea argumental del asesino, pero esta pequeña pista que me permito el lujo de facilitaros, lógicamente tendréis que darle sentido cuando leáis la obra.

La estructura que ya os he adelantado, en parte, es muy curiosa.
Vamos a tener dos hilos argumentales narrados en tercera persona por un narrador omnisciente.
El hilo principal, será donde se desarrolla la investigación, y avanzará de forma totalmente lineal, aunque en algún momento, se incorporen escenas retrospectivas para mostrarnos hechos del pasado y que hacen referencia a la anterior novela.
El otro hilo argumental, secundario, es el que corresponde al asesino y que como os he indicado aparece con las páginas de color negro. En esa linea argumentativa, que aparecerá ocasionalmente interrumpiendo la trama general, iremos conociendo al metódico asesino.

Un par de detalles más que me han gustado:
Las páginas están repletas de frases sarcásticas, de un humor ácido que en algunos momentos consigue equilibrar la dureza propia del género, aportando un toque muy humano a los personajes.

El otro detalle, es el fuerte componente metaliterario y cinematográfico que encontraremos a lo largo de la saga, donde se citarán tanto obras literarias, como series y películas.

Ya habéis visto a grandes rasgos mi opinión, pero he dejado para el final, quizás lo que considero más importante.
A los amantes del género negro, lo que más nos gusta, obviando unos estereotipos claramente reconocibles, es que en el argumento veamos un buen duelo entre el personaje principal y el antagonista; que se nos asegure el entretenimiento con persecuciones límite; que se nos ofrezcan historias que supongan un reto, un pequeño desafío intelectual y no solo para el protagonista.
Queremos argumentos complejos, sí, pero equilibrados, con un final coherente y sobre todo, con unos personajes normales y corrientes, con unas filias y fobias que les hagan humanos y cercanos, y no personajes extraídos de los comics de Stan Lee.

Y eso, que no es poco, es  lo que vais a encontrar aquí, una historia bien elaborada y con unos personajes humanos, tanto los buenos como los malos, y sin necesidad de recurrir a la hora de terminarla a trucos de magia ni a juegos de artificio.


martes, 13 de noviembre de 2018

La isla de las últimas voces de Mikel Santiago

Sinopsis:

Una isla perdida en el mar del Norte. 
El temporal se cierne sobre St. Kilda y casi todos han huido en el último ferry. No quedan en la isla más de cincuenta personas, entre ellos Carmen, una mujer española que trabaja en el pequeño hotel local, y un puñado de pescadores. Serán ellos quienes encuentren un misterioso contenedor metálico junto a los acantilados.
Una extraña caja traída por las olas.
A través de unos personajes llenos de matices y secretos, atrapados en el corazón de la tormenta, Mikel Santiago nos plantea la pregunta que sobrevuela cada página de la novela...
¿Hasta dónde estarías dispuesto a llegar para sobrevivir?

Opinión:

Cada vez que termino de leer una nueva obra de Mikel Santiago, solo me vienen a la cabeza términos de alabanza.
Y es que, dentro del thriller, hemos llegado a un punto que parece difícil innovar; los autores que se adentran en este género, que cada vez tiene los limites más difusos, han caído en una especie de remolino donde las estructuras y argumentos tienden a repetirse una y otra vez.
Es cierto que en los últimos años hemos tenido una gran producción de obras del género de suspense, pero entre todo lo leído, cuesta encontrar algo de calidad similar.
Por ese motivo creo que es bueno mencionar que Mikel Santiago, del que hoy tengo el gusto de volveros a hablaros, es un autor que se supera a sí mismo con cada historia, repito, algo muy difícil de conseguir, ya que implica en no caer en repeticiones, y hasta el mismísimo Stephen King tiene ese estigma grabado, del que no puede huir.

Mikel Santiago, de momento y por suerte para sus lectores, sale airoso tras la publicación de cada nueva obra, porque en ellas encontramos historias cargadas de misterio y suspense hasta la última página, sin que parezca que todas comparten un mismo guión.

En esta nueva novela, he encontrado algo que no había visto en sus anteriores obras, (solo me falta por leer "El extraño verano de Tom Harvey"), y es que alterna dos tipos de narrador, cuando en las anteriores historias recurría solo a un narrador en primera persona.
Con el uso de la primera persona, ya sabéis que el lector obtiene un relato más personal que si éste fuese hecho por un narrador externo, pero también hay que advertir que esa narración implica limites.
Pues bien, como ya he mencionado, en esta ocasión vamos a tener dos tipos de narradores y os voy a hablar sobre ellos.

El primero que encontramos es Dave, un personaje que además de protagonista llevará el control de su propio hilo, por lo tanto a través de esa primera persona, su relato nos llegará de una forma más personal e intima.
Va a ofrecernos sus vivencias, donde veremos no solo lo que piensa sino también lo que siente, por dentro y por fuera.
El inconveniente de este narrador protagonista, es que solo puede contar lo que ve. Su narración es limitada, y eso conlleva a un aislamiento no solo de él, sino también de nosotros.

¿Cómo solventa Mikel Santiago ese detalle?
Pues creando otras lineas argumentativas cuyo personaje principal variará según avance la historia. El narrador elegido para esos capítulos será un narrador externo, en tercera persona, que se convertirá en el encargado de mostrarnos todo lo que va sucediendo en la isla de St. Kilda y que es imposible que conozcamos a través del personaje de Dave.

Otro detalle que me ha gustado es sobre los personajes secundarios... apenas aparecen descritos, pero con solo un par de acciones, somos conscientes de lo que esconden en su interior.
Estaréis pensando que no he hablado sobre los protagonistas, pues bien, son Dave, Carmen, Didi y un par más, pero no creo que se les pueda hacer justicia en una reseña breve. Yo ya os he hecho las presentaciones preliminares, si queréis iniciar una relación más profunda con ellos, deberéis leer el libro.

Mikel Santiago, al igual que ocurría en sus anteriores libros, consigue crear un ambiente opresivo y que la tensión argumental no solo se mantenga en el nudo de la novela, sino que en los últimos capítulos vaya in crescendo.

¿Cómo mantiene el suspense, y la tensión?
La tónica general en esta nueva novela serán los capítulos cortos, una forma sencilla pero eficaz de hacer avanzar la historia, saltando de un personaje a otro, incentivando el suspense al detener los hechos en un momento crucial, para luego retomarlos más adelante, el clásico cliffhanger del que ya os he hablado en otras ocasiones.
Con ese recurso, el protagonista siempre quedará al final de su hilo en una situación complicada, y tendremos que continuar leyendo un capítulo o dos, para saber como solventa esa situación extrema.
De esa forma Mikel Santiago no solo consigue que estemos enganchados a la lectura, con esa alta carga de suspense que crea el cliffhanger, sino que también sumando otros elementos como son la adversa climatología, las localizaciones aisladas donde ambienta la novela, y algunos personajes de psicología retorcida, contribuyen al equilibrio perfecto en la narración y a que esa tensión argumental se mantenga.

Esta historia o elementos de su argumento, me recordaba a dos escritas por Stephen King, a Tommyknockers (1987) y a la Cúpula (2009), con ese estilo donde se mezclaba ciencia ficción, algo de suspense y horror, y ese elemento de fondo, que ejercerá una extraña influencia sobre los habitantes de la población, al tiempo que se producen una serie de hechos inexplicables.

La isla de las últimas voces es una novela intensa y aditiva, a la que no he encontrado ni un solo fallo, y eso la convierte en el mejor thriller que he leído este año.

Los finales, y esto es algo que no me quiero olvidar de mencionar antes de terminar, son difíciles de manejar para un autor, porque no siempre se cumplen las expectativas de los lectores.
Por ejemplo, ya que he citado a uno de los grandes del horror que es King, voy a citar a Dean Koontz, un gran autor que mezcla con soltura el terror y la ciencia ficción, pero cuando lees una de sus obras, tras un excelente desarrollo, peca de dar demasiadas explicaciones o de intentar mostrarnos el lado lógico de la situación, cuando en realidad se dan circunstancias que al menos para mí, se alejan de la razón.
En ese error no cae Mikel Santiago...
Prescinde de esas explicaciones finales, y somos nosotros los que deberemos buscar sentido a los hechos.
Como veis, hoy os he hablado de un autor todoterreno, que convierte sus historias en imprescindibles para los amantes del género de suspense.
Espero que esta buena racha que empezó a soplar allá por 2014, cuando publicó su primera obra, "La última noche en Tremore Beach", continúe llevándole a buen puerto, y con él a nosotros, los amantes del género, que nos encontramos escasos de grandes historias con las que rellenar las largas tardes de invierno.