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jueves, 13 de octubre de 2016

Fantasmas de Dean Koontz

Sinopsis:

La doctora Jenny Paige y su hermana, la pequeña Lisa, vuelven al pueblo de Snowfield, ya que se aproxima la temporada alta y tienen que poner en marcha la consulta antes de que lleguen los turistas en invierno.
El pueblo se encuentra particularmente tranquilo y el silencio es total. Una vez en la consulta, encuentran a la asistenta en la cocina muerta, con el cuerpo hinchado y amoratado. El agente al cargo del pueblo también está muerto, por lo que tienen que pedir ayuda a una población cercana, desde donde enviarán a un grupo de policías para la investigación.
La historia desarrolla esta investigación, a la que se une más tarde un grupo científico del ejército. Todo el pueblo ha muerto o ha desaparecido, del mismo modo que comienzan a desaparecer miembros del grupo. Los encuentros con fuerzas desconocidas y seres de pesadilla son constantes y sólo una persona puede ayudarles: el científico Thimoty Flyte. Con su ayuda intentarán terminar con el Antiguo Enemigo, una criatura de millones de años de edad que durante su historia ha hecho desaparecer un gran número de criaturas y asentamientos humanos.

Opinión:

Como todos los meses, propongo una lectura para el taller mensual.
En esta ocasión, Atalanta, desde su blog Un libro junto al fuego nos ofrecía un reto para todo el mes de octubre muy interesante, #Halloweendelibrosycine; por lo tanto, no he dudado en unirme a él seleccionando para nuestro taller mensual una lectura que se adaptase a sus normas.
La propuesta de Atalanta consistía en leer un libro o relato de terror y la única condición era que hubiese sido adaptado cinematográficamente.
Por ese motivo opté por Fantasmas de Dean R. Koontz.

Intensificando la intriga...
Nos encontramos en la oficina del Sheriff en Snowfield, donde un par de gritos, inusuales, le harán salir de su rutina. Al tomar conciencia de que algo extraño está sucediendo, comprende ya tarde, que hay algo que se encuentra junto a él.
A continuación somos testigos de como las hermanas Paige, entran en este pequeño pueblo de montaña.
Snowfield es una localidad tranquila, pero Jenny y Lisa se encuentran en él algo más... una calma no habitual. El pueblo parece muerto, aparentemente se encuentra vacío.
La siguiente maniobra del autor, es guiar nuestros pasos hasta una localidad cercana y presentarnos al comisario Bryce Hammond, que será quien aporte los efectivos para intentar averiguar lo que ha sucedido con la población desaparecida.

Estos dos hilos argumentales evolucionaran de forma paralela y tras escasos diez capítulos terminarán convergiendo y fusionándose en un único hilo.
Con ese encuentro tan rápido, el autor, induce al acercamiento entre personajes y lectores. Hace que centremos nuestra atención, únicamente, en los acontecimientos que suceden en Snowfield y no nos alejemos de lo importante, que sería lo que ocurriría si alternase los momentos narrativos saltando de unos personajes a otros.

En el primer párrafo de esta reseña os he mostrado un recurso literario que utiliza Koontz para aumentar el suspense. De ese artificio narrativo ya os he hablado en alguna otra ocasión, es el Cliffhanger, y consiste en dejar colgando de un hilo una escena, en el momento más álgido de la narración, saltando a otro personajes o a otro lugar; de esa forma se logra mantener en vilo al lector hasta que el autor considere que ha llegado el momento para culminar esa situación. Este recurso lo utiliza básicamente en el comienzo y de forma excepcional cuando ya hemos cruzado el meridiano de la novela. En ese momento, aparecerán un par de hilos argumentales más. Estos hilos son totalmente secundarios y sirven para complementar y hacer más intenso e incluso alargar el relato.

El monstruo , los parecidos razonables o ¿quién fue antes, el huevo o la gallina?
Soy de la opinión que en la literatura está todo inventado ya. Pocos libros pueden llegar a sorprendernos por un argumento único, y cada vez es más frecuente leer una obra y que su argumento, o algunos momentos puntuales, nos recuerden sin remedio a otras historias.
He leído en algunos sitios que el monstruo de It, de Stephen King tenía claras reminiscencias o influencias, de éste que aparece en esta historia. Yo no lo veo así.
Es cierto que pueden apreciarse algunas semejanzas, pero hay infinidad de referencias a ese tipo de monstruos en la literatura; me refiero a seres cambiantes, capaces de adoptar forma o apariencia de otros seres.
Basta remontarnos al año 1938, momento en que se publicaba la novela de John W. Campbell, escrita bajo el seudónimo de Don A. Stuart. Who goes there?, o en español, ¿Quién anda ahí? que os sonará por la adaptación cinematográfica de John Carpenter "La cosa".
Además, esto de buscar semejanzas sería el cuento de nunca acabar, porque si queremos encontrar algún parecido razonable entre todas las obras citadas, o más en concreto entre sus seres, deberíamos remontarnos aún más en el tiempo y hacer un repaso a la obra de Lovecraft para conocer a sus criaturas.

¿Y qué decir de algunas partes de este libro de Koontz en cuestión? porque en este aspecto no se libra nadie, y algunos fragmentos también pueden recordarnos a otros, como el momento en que los protagonistas hablan por primera vez con el bicho, a partir de ahora lo llamaremos "El antiguo enemigo", cuya escena parece extraída de una conversación de El exorcista.

Los personajes y los tópicos.
En Fantasmas, podemos decir que aparecen bastantes personajes, si bien los principales, los que destacan sobre el resto son: El comisario Hammond; Jenny y su hermana Lisa.
Lo que menos me ha gustado es la poca imaginación para crear el perfil de los personajes.
Se limita a construirlos sobre los clásicos estereotipos de: buenos, guapos y listos, y ni tan siquiera los hace crecer asignándoles unos diálogos que se alejen de la simpleza.
Puedo decir que no se salva ninguno.
No aportan nada a la trama, ni tan siquiera credibilidad, son más simples que el asa de un cubo.
Por ese motivo no voy a profundizar en ellos, sería alargar demasiado la reseña.

Lo que sí puedo decir empleando la ironía, es que el número de personajes, marca una cuenta atrás oculta que nos acerca al final de la novela, y no es exagerar, ya que El antiguo enemigo va dando buena cuenta de todos los que aparecen de más, como cabría esperar en una novela del género, hasta que lógicamente el autor haciendo uso de otro de los tópicos más extendidos, encuentre al personaje idóneo para acabar con ese dominio puntual.

Como podréis ir observando a lo largo de la reseña, la novela de Koontz, está cargada de clichés.

El antiguo enemigo.
Y pensaréis, vale, ha hablado de un ser que cambia de forma, pero ¿qué más sabemos de él?
Pues bastantes cosas, aunque aquí he de avisaros... no intentéis buscarle lógica, ni razonar sobre algunos detalles del argumento.
Si sois de los que siempre buscáis en las lecturas alguna explicación científica que pueda aclarar los hechos, sinceramente aquí no la encontraréis.

El antiguo enemigo es un ser ancestral, al que se le achacan las extrañas desapariciones en masa de poblaciones, asentamientos enteros o de la extinción inexplicable de algunas especies, a lo largo de la historia.
Esto incluye a ejércitos enteros desaparecidos, ciudades Mayas, la colonia de Roanoke Island o el pueblo esquimal de Anjinuki, entre otros, sin olvidarnos de los más importantes... Los dinosaurios.
Bajo mi punto de vista, ese es uno de los detalles más interesantes de la novela. No me refiero a la desaparición de los dinosaurios, pero sí al misterio de esas desapariciones históricas a las cuales aún no hemos encontrado explicación.

Y llegamos al final...
Aquí es donde podemos encontrarle más fallos, porque hay algunos detalles que nos hacen rechinar los dientes.
Koontz es un escritor que por lo general, cuida bastante los detalles pero en otros mete la pata hasta el cuello sin remedio.

  • La forma de acabar con el Ser, me ha parecido insuficiente. Empleamos más esfuerzo y material en deshacernos de unas simples hormigas.
  • En el capítulo final se nos muestra a los personajes supervivientes un año después, creo que también podría haberse incluido algunas referencias a la situación del pueblo tras los acontecimientos. 
Se aprecia prisa a la hora de finalizar la historia. Si la obra tiene casi cuatrocientas páginas, bien podrían haberse añadido unas cuantas más. La historia avanza, en general, de forma pausada, atando bastante bien los cabos sueltos, pero como digo en el final al autor parece que le entran las prisas.

Últimos apuntes.
Como veis no es una novela perfecta, ni tan siquiera se aproxima, pero sí entretiene y se lee con facilidad.
Koontz sabe generar suspense desde el comienzo y lo mantiene de una forma muy efectiva, no decae en ningún momento y eso se debe a los elementos de intriga que va incorporando a la narración.
En ocasiones ese elemento se trata de un personaje nuevo, de la atmósfera que envuelve a los protagonistas, y en otras, de algún acontecimiento que enrolla más la trama. También sería justo decir que El antiguo enemigo, aporta algún que otro sobresalto, ya que también le toca mover ficha en algunos momentos demostrando ser un contrincante incierto.
Y recordad, el argumento tampoco tiene por qué resultar creíble, nos encontramos simplemente frente al clásico bestseller fantástico de terror.
Aunque es cierto que de terror y horror tiene poco, si resulta inquietante.

No descarto leer más de este autor.

También recordaros que existe una película de 1998, una adaptación de esta novela cuyo guion fue escrito también por Koontz. A pesar de esa supervisión, la película es pésima.
Hay demasiados cambios, en un vano intento de hacerla más comercial.
El comienzo es inquietante, sí, pero después cae en picado y termina convirtiéndose en una absoluta decepción.
Si tuviese que elegir, sin duda optaba por quedarme con el libro.


sábado, 2 de mayo de 2015

A ciegas de Josh Malerman

Sinopsis:

Cinco años después de que diera comienzo la pesadilla, los pocos supervivientes que quedan viven refugiados en el interior de casas y edificios, protegidos por puertas cerradas y ventanas con las cortinas echadas. Malorie, que ha conseguido sobrevivir en una casa abandonada junto a sus dos hijos, decide abandonar la seguridad de su refugio para emprender un viaje por el río hacia un lugar mejor. En esta peligrosa odisea a ciegas, Malorie sólo podrá confiar en su instinto y en el entrenado oído de los niños, que no tardarán en descubrir que algo los sigue. Pero, ¿qué es? Inmersa en la oscuridad, rodeada de sonidos, familiares unos, estremecedores otros, Malorie se embarca en una tremenda odisea; un viaje que le llevará a un mundo sin visión y de vuelta a su pasado. En un mundo que ha enloquecido, ¿se puede confiar en alguien? 

Opinión:

«Un thriller inquietante, que puede compararse con Los pájaros de Alfred Hitchock o Stephen King.» 
Kirkus Review 
 «Nunca ha habido una historia de terror igual. Un libro que se lee de un tirón.» 
Hugh Howey. 

Así de contundentes son los comentarios que encontraréis por internet. Hasta el mismísimo Stephen King lo ha recomendado. 

¿Nunca ha habido una historia igual? Ese comentario me parece un poco exagerado. 
Creo que hay historias de terror bastante más interesantes que ésta y que realmente logran aterrorizar al lector creando una tensión que se mantiene hasta el final.
El argumento no está mal, su lectura es entretenida, la trama conecta con el lector algo que no consigue la protagonista y el final... ¿Qué se puede decir del final? 
De momento lo más correcto es comenzar por el principio e ir viendo lo que tiene de positivo y negativo. 
Como siempre la decisión de leerlo queda en vuestras manos.

Nadie sabe que sucede... Algo extraño, lo que se denomina "el problema" afecta a nivel mundial. Se cree que se desencadena cuando las víctimas ven algo. La única recomendación es cerrar puertas y ventanas, evitar mirar al exterior y salir de las casas...
De esa forma inevitablemente, llega la desconexión del mundo exterior.

En ese estado conoceremos a Malorie, el personaje principal. El ser humano ha pasado de tener una dependencia total, no solo de las nuevas tecnologías y pasa de un estado de vida cómodo a encontrarse aislado e indefenso ante algo que les obliga a estar encerrados y a prescindir del sentido más vital para la mayoría de los seres humanos.
La vista.

Lo positivo...
El encargado de guiarnos a ciegas por esta historia narrada a dos tiempos, es un narrador omnisciente. Conoceremos casi sin límite, tanto el mundo externo que rodea a Malorie como el interno. De ese modo llegaremos a escuchar hasta los diálogos más íntimos que mantiene consigo misma. Uno de los alicientes de esta novela es que al narrarnos lo que escucha la protagonista, sin opción de describir lo que ve, logra estimular sensorialmente al lector, provocando reacciones en nosotros y transmitiéndonos su angustia.
Tendremos acceso al pasado y al presente, e iremos componiendo a base de encajar piezas, un puzzle, hasta dar forma a la verdadera historia.
Lógicamente, el relato de nuestro narrador tiene una pequeña limitación. Una visión parcial.
Al centrarse en el personaje de Malorie, solo nos relatará los hechos que suceden a su alrededor. Los sucesos relevantes que ocurren a otros personajes los deja para que más adelante, ellos, sean los encargados de relatarlos, aunque veamos que el medio elegido vuelve a ser nuestro narrador.
Obviamente, tampoco nos va a contar sucesos futuros destripando el argumento, sería contraproducente.
Podréis pensar... Entonces no nos encontramos ante un narrador omnisciente que todo lo sabe... Eso pensé yo en algún momento, pero según avanza el libro, veremos que él conoce hasta el último detalle, incluso en momentos puntuales menciona... eso ya lo descubrirá más adelante...

La lectura se hace entretenida y el ritmo se mantiene a lo largo del libro. Solo se detiene de forma totalmente deliberada por el autor, cuando volvemos hacia atrás en el tiempo. La tensión creada hasta el momento entra en modo pausa para mostrarnos hechos del pasado relevantes para el desarrollo de la trama, que no harán más que aumentar la angustia.
En cada uno de los saltos que damos, nuestro cerebro se activa y va acumulando preguntas. ¿Qué pasó? ¿Qué es lo que acecha? ¿Hay más supervivientes? ¿Qué ocurrió con la gente del refugio? ¿Hay alguna esperanza de sobrevivir?

Lo negativo...
Lo que menos me ha gustado es la sintaxis utilizada. El autor se vale de frases muy cortas, sencillas. Es cierto que eso proporciona agilidad a la lectura pero al mismo tiempo da la sensación de que los personajes que las emiten son demasiado simples, no están respaldados por diálogos y tienen poco que aportar a la historia.

Otro detalle. Para que una obra sea buena no es imprescindible que tenga elaboradas y detalladas descripciones, ni esas descripciones deben centrarse exclusivamente en el sentido de la vista. Sabemos que en esta novela, se intenta prescindir de ese don. El narrador no puede extenderse demasiado contando lo que existe más allá de Malorie, porque de eso se trata, de mostrarnos la angustia de ese personaje, limitar sus acciones y centrarse más en sus pensamientos, pero podían haberse añadido algunos párrafos más descriptivos donde se hiciese hincapié en el uso que se da al resto de sentidos o mostrarnos como es el lugar en el que vive.

De la protagonista y demás personajes no me voy a explayar mucho. Ya he mencionado que los diálogos son sencillos. Pienso, que si estas encerrado en una casa con algunos supervivientes, sin saber cuanto tiempo te queda de vida, sin saber que acecha en el exterior, las conversaciones no serían tan limitadas o nulas. Siempre hay alguien con el que te relacionas más e intentarías crear unos lazos donde poder encontrar apoyo.
Esos diálogos tan breves transmiten al lector o al menos así me ha pasado a mí, una sensación de desidia, de deshumanización, cuando realmente intuimos que lo deshumanizado es lo que acecha desde el exterior...
Tampoco he logrado empatizar con la protagonista. Creo que hay personajes secundarios que aportan bastante más que ella.
Me ha parecido un personaje demasiado distante, hermética, fría hasta el punto de ni llamar a sus hijos por sus nombres.
Se limita en todo el relato a llamarlos niño y niña. En cierto momento dice que el ponerles nombre ha sido un lujo que no se podía permitir.
Yo creo que es totalmente lo contrario.
Los humanos con el comienzo de "el problema" perdieron el control sobre sus vidas.
Precisamente, sobre lo único que ella puede ejercer un total control, es sobre la elección del nombre de sus hijos.
Si quería mostrarnos una relación cercana con ellos, habría bastado con  llamarles hijo o hija... Pero no creo que el autor buscase eso. Da la sensación de que marca las distancias o que no les pone nombre para evitar encariñarse con ellos en un nuevo mundo que se presenta hostil. Es un detalle mínimo, incluso podríamos decir que sin importancia, no aporta nada a la historia salvo dejar clara esa frialdad, la distancia que la separa de los niños, quizás de algo que se puede convertir en un momento dado en una carga o un lastre...

Como veis a la obra le fallan algunos puntos y el más importante para mí es el remate final.
No puedo decir que la forma de concluir la novela sea mala o no sea la acertada, pero yo esperaba otra cosa, algo más...
Cuando llegamos a esas páginas da la sensación de que existen una ganas enormes de terminar el libro por parte del autor, o bien, de no saber como acabarlo. Resulta insuficiente, falta algo. Me vienen a la cabeza varios finales alternativos y el elegido me deja más bien fría, además de que algunos detalles quedan sin atar. También es cierto que a mí me gustan las historias con muchos detalles, que me dejen pensando, que me den para comentar un libro, y en este caso lo cierras con un ... Pues vaya...

Es un puzzle al que le falta alguna pieza.


miércoles, 1 de octubre de 2014

En la hierba alta de Stephen King y Joe Hill

Sinopsis:

Cal y Becky DeMuth son dos hermanos que mantienen una relación casi telepática, pues sus vidas han montado en el mismo tándem desde su nacimiento. Cuando Becky se queda embarazada, decide marcharse a San Diego a casa de sus tíos hasta que nazca el bebé. La unión entre los hermanos es tan fuerte que Cal deja sus estudios para acompañarla y cruzar con ella el país en coche. Incluso planean juntos el futuro del niño. Pero la casualidad intercede en el transcurso del viaje. Al mediodía realizan un alto en el camino junto a un campo de hierba altísima: Cal apaga la radio para tener un momento de calma, y Becky abre las ventanillas, sofocada por el calor. De haber sido de otra manera, nunca habrían oído la voz de auxilio de aquel niño atrapado en la espesura. Deciden adentrarse en el campo y tomar sendas distintas para encontrar al niño cuanto antes. Por primera vez en su vida, los hermanos quedarán separados, aunque sea tan solo por unos metros de hierba. Sin embargo, nunca habían estado tan lejos. Una historia terrorífica narrada con la maestría insuperable de Stephen King.

Opinión:

Nos encontramos ante un relato corto escrito por Stephen King en colaboración con su hijo, el también escritor Joe Hill.
Sobre Stephen King se han dicho muchas cosas. Desde que es el gran mago del terror hasta que en los últimos años ya no es el que era y ha ido perdiendo fuelle. Como siempre hay opiniones para todos los gustos.
Mi opinión, es que las primeras obras de este autor fueron únicas y me gustaron mucho más que las últimas. Es como si hubiese ido perdiendo la chispa con el paso de los años, aunque también puede ser que el público nos hayamos convertido en demasiado exigentes.
Sea como sea, en este relato parece reencontrarse a sí mismo.
Se nota la esencia y brillantez de sus primeras novelas, donde lograba transmitir nerviosismo y angustia desde los primeros capítulos. Donde los lectores nos debatíamos entre las páginas del libro, siempre con piel de gallina, intentando averiguar que ocurriría a continuación. Admirando esa forma única de transmitir ansiedad y que nos mantenía enganchados a lo largo de la obra intentando averiguar el final.

Ahora bien, sobre el hijo también se ha hablado mucho en los últimos años. Dicen que es digno sucesor del padre, que su forma de escribir se asemeja mucho a la de los comienzos de King, en esa época, donde cada novela que sacaba tenía el éxito asegurado.

Yo hasta el momento no he leído nada de Joe Hill, salvo este pequeño relato donde intervienen los dos, por lo tanto, no puedo hacerme una idea clara de su forma de escribir y resulta complicado averiguar donde acaba la genialidad del padre y comienza la del hijo.
Lo que sí os puedo asegurar, es que me ha recordado en la forma de narrar a Desesperación, a Tommyknockers o Apocalipsis... ¡Que años aquellos! cuando en mi librería no faltaba ninguna de las obras del gran genio Stephen King.

Poco más puedo decir de este brevísimo relato con momentos de maestría salvo que es Stephen King en estado puro y no me ha decepcionado lo que he encontrado entre sus páginas. Consigue transmitir suspense y angustia a partes iguales desde el comienzo.
Solo me queda añadir que apunto a mi lista de pendientes las obras de Joe Hill.