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martes, 17 de abril de 2018

La casa torcida de Agatha Christie

Sinopsis:

Tres generaciones de la familia de Arístides Leónides, multimillonario griego, conviven en Inglaterra, en una curiosa mansión de estructura inclinada que el magnate hizo construir para este fin.
Una multitud de personajes se entremezcla en los pasillos y las estancias de la casa, incluidas la joven y hermosa Brenda, segunda esposa del anciano patriarca, y Sophia, su más avispada nieta, cuyo futuro suegro es comisario de policía.
La paz hogareña se trunca cuando Arístides es envenenado, ya que se sospecha que el culpable ha de ser alguien de la familia. Sophia exigirá entonces a Charles, su prometido, que haga lo posible por esclarecer el asesinato, ya que no podrá casarse con él hasta que el asunto haya sido resuelto. El caso, que contará con el apoyo del padre de Charles y del inspector jefe Tavener de Scotland Yard, se complicará con más muertes y con el hecho de que nadie tiene una firme coartada.

Opinión:

Esta es la reseña pendiente de las dos novelas que os propuse para leer durante este mes de Abril, y que tenía como protagonista a la gran Agatha Christie.
Las dos lecturas elegidas, Diez negritos y esta de la que hoy os hablo, La casa torcida, están consideradas como sus mejores obras y tienen algunos elementos que comparten.
En "Diez negritos", el título surgía de una canción de cuna de la cual el asesino copiaba el modus operandi, y en esta comprobamos que de nuevo la idea del título surge de una canción infantil:

"Érase un hombre torcido que anduvo una milla torcida.
Encontró seis peniques torcidos junto a un portillo torcido.
Tenía un gato torcido que cogió un ratón torcido,
y todos vivieron juntos en una casita torcida".

Lo que más llama la atención en esta cancioncilla, además de que la rima es pésima en nuestro idioma, es la cantidad de veces que aparece el adjetivo, torcido/a, y es de ahí de donde surge el título de la obra y también la primera pista sobre el asesino; porque torcido/a no solo significa algo que no está recto...

También vamos a encontrarnos con unos personajes que aunque no están encerrados en el lugar donde ocurre el asesinato, sí es cierto que todas sus acciones ocurren dentro de la mansión, con lo cual podríamos encuadrar esta obra dentro las novelas tipo "misterio del cuarto cerrado" y resultaría perfecta para representarla como obra de teatro.
Otro detalle que no debemos olvidar, indispensable en este tipo de misterios del cuarto cerrado, es que dispondremos de los mismos indicios que el investigador, por lo tanto igual de condiciones para resolver el caso.

Y por último mencionar que tampoco encontraremos ni a Poirot ni a Miss Marple, pero sí un protagonista que desempeñará el papel de investigador a la perfección, por lo que los lectores no echaremos en falta la deducción de ninguno de los dos personajes citados.
Ese personaje que os acabo de presentar es Charles Hayward, un joven que intentará resolver el misterio del asesinato de Arístides Leónides para conseguir el corazón de su amada Sophia, nieta del aristócrata asesinado.

Charles además de personaje investigador actuará como narrador, alguien que como nosotros desconoce lo que ocurre más allá de las puertas de la mansión de las tres chimeneas o como nosotros la vamos a conocer, La casa torcida.
Todos y cada uno de los personajes que va a ir conociendo, podrían ser el asesino, así que los lectores junto a Charles tendremos una misión común, averiguar quién es el responsable del crimen y sus motivos.

Para esta novela que fue publicada en 1949, Agatha Christie elaboró una trama sin igual, de ahí que como ya os he adelantado, haya sido considerada como una de sus mejores obras.
Además de una trama compleja cargada de misterio, destacan las vueltas de tuerca que desconciertan totalmente al lector. A eso le añadimos un elenco de personajes bastante amplio, más o menos 15, entre los que deberemos localizar al asesino.

Ahora bien, de entre esos 15 debemos descartar al muerto, a la policía y a algún personaje incidental, por lo que al final contaremos con unos diez personajes que nos van a complicar nuestra labor de detective. Tendremos que tener a punto todos nuestros sentidos, para analizar las acciones de cada uno de los posibles asesinos.
Lo normal, sería pensar que todos los personajes tienen motivos para asesinar al patriarca, pero este es nuestro primer error. Ninguno de ellos tiene motivos aparentes para desear su muerte.

Ya os he comentado en otras ocasiones que mi sentido sabueso no es muy bueno, así que esta vez me propuse prepararme a conciencia para descubrir al culpable.
Aunque es muy sabio hacer caso a los refranes, yo intenté ignorar esta vez a esa vocecilla que me decía que El hábito no hace al monje. 
Me calcé mi gorra de detective, me apropié de una lupa, e intenté afinar mis escasas dotes detectivescas. ¡No iba a permitir que se me escapase ni un solo indicio!, ya que según Agatha Christie, todas las pistas necesarias para resolver el caso estaban a la vista... así que me lancé a seguir su rastro.

Dicen que el 95% de los asesinatos son cometidos por hombres, y tan solo el 5% restante, es cometido por mujeres; esto me sirvió para ponerme en guardia, y revisé uno por uno a los personajes masculinos.
El primer problemilla surgió al leer la forma de morir, ya que normalmente esa forma de asesinar se atribuye a mujeres...
De esa forma volví a estar situada en el punto de partida y sin pistas.

La siguiente medida que adopté en mi corta carrera como detective, fue analizar las reacciones de los que directamente intentaban pasar desapercibidos; los que Agatha parecía descartar, sin profundizar en su perfil y sin darnos muchas pistas sobre ellos.
¿Creéis que acerté?
Pues tampoco, pero este nuevo error me sirvió para descubrir varias cosas.
La primera, que hay que hacer caso al refranero popular... El hábito no hace al monje
La segunda, que miraba el asunto desde el ángulo equivocado...
Y la tercera, que esto de ser detective es algo muy complicado y no está hecho para mí.

Según fui pasando las hojas descarté a ocho personajes, y me quedé solo con dos culpables, que aunque tenían los mismos motivos que el resto, parecían querer pasar por las escenas de puntillas.
¡Dos culpables, y solo uno de ellos podía ser el asesino!
Opté por uno en concreto, me la jugué a una sola carta... y como he dicho, fallé.

Reconozco que así terminó mi pequeña incursión como investigadora y alabo la gran maestría de esta autora a la hora de construir escenas y de confundirnos con ellas.
Agatha Christie fue una adelantada a su tiempo. Tenemos que tener en cuenta que este libro fue escrito en 1949, y en esa época era impensable que el asesino de esta obra resultase... el que es.
Y hasta aquí puedo contar... ya sabéis, el que quiera saber más que lea...

Otra cosa que he sacado en claro tras leer esta narración y que corrobora que soy una total negada para la deducción, es que Agatha Christie utilizó los venenos en más de la mitad de los crímenes que imaginó. De ella es la frase:

 "Dadme una botella decente de veneno y construiré el crimen perfecto".

Os animo a leer esta novela ahora, antes de que se estrene su versión cinematográfica, porque el libro estoy segura de que es mucho mejor.
Os enfrentaréis a 26 intensos capítulos y como siempre, Agatha gana y nos presenta al verdadero culpable y sus motivos, en el último.
Yo creo que no es su mejor novela, pero sí la que tiene un final tan inquietante como sorprendente.


viernes, 6 de abril de 2018

Diez negritos de Agatha Christie

Sinopsis:

Diez personas sin relación alguna entre sí son reunidas en un misterioso islote de la costa inglesa por un tal Sr. Owen, propietario de una lujosa mansión a la par que perfecto desconocido para todos sus invitados. Tras la primera cena, y sin haber conocido aún a su anfitrión, los diez comensales son acusados mediante una grabación de haber cometido un crimen en el pasado.

Uno por uno, a partir de ese momento, son asesinados sin explicación ni motivo aparente. Sólo una vieja canción infantil parece encerrar el misterio de una creciente pesadilla.

Opinión:

Hoy voy a hablaros de una autora que no necesita presentaciones, ya que sus obras continúan leyéndose y reeditándose más de cuarenta años después de su fallecimiento.
Esta escritora, era de la opinión de que el asesinato podría ser arte y valiéndose de esa fórmula, lo reflejaba en las elaboradas tramas de sus novelas, narraciones que lograron conquistar tanto a críticos como a lectores.
Me estoy refiriendo a la gran e inimitable, Agatha Christie.

Diez negritos ha pasado a convertirse en su novela más vendida y también en la novela de misterio más vendida de la historia.
En este relato que fue publicado en 1939, no aparece ninguno de sus personajes más carismáticos; ni el detective belga Hércules Poirot ni la entrometida Miss Marple, pero lo que sí vamos a encontrar, son esos elementos tan característicos y reconocibles de su obra, esos que la hicieron convertirse en la gran dama del misterio y que muchos han tratado de imitar sin mucho éxito.

El patrón que sigue en todos sus relatos, sin apenas aportar variaciones y que seguro que reconoceréis, consiste en coger un elenco de personajes bastante amplio, de lo más dispares, y añadir una muerte en extrañas circunstancias, en un escenario aislado.
Sobre este círculo de sospechosos habría que decir que todos cuentan con una coartada, pero también con un móvil, lo que convierte la narración en un relato lleno de suspense desde el comienzo. Ese suspense se retroalimenta con las elipsis, se cuenta... pero no se cuenta todo, quedan vacíos, frases en el aire, que el lector tratará de completar en su mente.

Decía Christie que el detective debía contar con los mismos datos que los lectores, de esa forma nos ayudaba en la difícil labor de descubrir al culpable y resolver el misterio. Pero con lo que no contamos es con un personaje indispensable en todas sus novelas, que sabrá más que nosotros y que lógicamente se callará detalles desde el principio, eso le lleva a ir un paso siempre por delante en nuestra investigación, y ese personaje es "el asesino".
Para descubrir el misterio y al culpable, sobra decir que solo lo conseguiremos si uno es muy avispado, y reconozco que yo no debo contar con ese don, ya que aunque me acerco no consigo resolverlo.
En mi defensa debo decir que la autora, siempre se reserva un as en la manga y en esta historia en concreto, se vale de una argucia para engañarnos, expone un argumento falso de modo tan hábil que a los simples ojos de un detective con pocas tablas y con el sentido de la deducción un poco atrofiado como es el mío, nos parece verdadero.

Pero os voy a hablar un poquito sobre el género por el que se mueve esta gran escritora.
Esas tramas tan complejas donde debemos descubrir al culpable e ir encajando las piezas como en un rompecabezas, se catalogan dentro del género policíaco o de misterio, y responden al término Whodunit¿Quién lo ha hecho?, y los grandes expertos en el tema fueron la mencionada Agatha, Ellery Queen y Chesterton.
Este género Whodunit, también tiene una variante que se conoce como "misterio del cuarto cerrado", donde el crimen se comete en un lugar aislado y los personajes no tienen posibilidad de contacto con el exterior, algo muy similar a lo que vamos a encontrar en esta obra de diez negritos.
En este caso, la señora Christie no se conformará con agasajarnos con un crimen retorcido y siniestro, sino que que todos los personajes que han sido invitados a la misteriosa isla del negro y que se encuentran totalmente aislados, empezarán a ser asesinados, uno a uno, de forma similar a las circunstancias descritas en una conocida canción infantil.

La narrativa de esta célebre autora es muy especial.
Los relatos nos resultarán muy breves, gracias a la prosa ágil y amena que emplea y a las sorpresas que va diseminando a lo largo de los capítulos. También habría que resaltar que el lenguaje empleado se ajusta a cada uno de los personajes, por lo tanto no hablará igual una señorita de la alta sociedad, que una criada; ni un general del ejército retirado, que un joven cazador de dotes...

En este relato conoceremos a diez personajes que nos son presentados nada más comenzar.
Esto en un principio puede resultarnos lioso, el ubicar a cada uno de ellos con nombres y apellidos y con los datos que aportan, pero esto también es un característica fija en la obra de Agatha Christie que no debe asustarnos, y menos en este caso, en el que veremos como van cayendo, uno a uno, como moscas...

Y poco a poco, casi sin darnos cuenta hemos llegado al final. La forma de resolver este misterio resulta sorprendente, porque como os he adelantado al comienzo, la autora no juega del todo limpio. Gracias a su maestría, eso solo lo descubrimos al llegar y leer la carta final.

Agatha Christie buscó y encontró un estilo propio con el que firmar sus obras.
Era de la opinión de que ningún escritor debería imitar el estilo de otro, por mucho que lo admirase. Decía que en ese momento se perdía la originalidad y la esencia; por ese motivo no entiendo que su bisnieto, James Prichard, presidente desde 2015 de Agatha Christie Limited, haya decidido resucitar al mítico Poirot, protagonista de 33 de sus 80 novelas, para protagonizar "Los crímenes del monograma" y "Ataúd cerrado", empleando para ello la pluma de Sophie Hannah.
Si habéis leído la reseña que hice sobre la primera obra citada, veréis que Hannah no consigue ni imitar malamente la pluma de Christie, ni tan siquiera impregnar el relato con el espíritu inconformista del Gran Poirot.

Por último solo me queda recomendaros la obra de esta autora, alguien que de forma merecidísima se ganó el sobrenombre de Reina de la intriga o gran dama del misterio, entre otros muchos...
Esta como he dicho, es una de sus mejores obras y no aparece ninguno de sus grandes detectives. Si no la habéis leído, aún estáis a tiempo de descubrir si sois un detective sagaz.
¿Os atrevéis a intentar adivinar quién es el asesino?

Curiosidades:
➤El título ha sufrido cambios dependiendo de los países donde era publicado.
Según James Prichard, bisnieto de Agatha Christie eso es a consecuencia de que el lenguaje evoluciona y actualmente el título de "diez negritos" se considera inadmisible. Ahora lleva el título de ¡Y no quedó ninguno! que queda políticamente más correcto.

➤Esta novela lleva unas diez adaptaciones cinematográficas, la primera realizada en 1945.


martes, 13 de febrero de 2018

Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley

Sinopsis:

Sinopsis de Frankenstein. Edición anotada para científicos, creadores y curiosos en general:
El Frankenstein como nunca lo habías leído: la ciencia que nos enseña una de las obras más estimulantes para el pensamiento.
El Frankenstein de Mary Shelley ha pervivido en la imaginación popular durante doscientos años. Iniciado como un relato de fantasmas por una autora intelectualmente y socialmente precoz de dieciocho años, la dramática historia de Victor Frankenstein y su extraña criatura puede leerse como la parábola definitiva de la arrogancia científica. Esta edición de Frankenstein acompaña la versión original de 1818 del manuscrito –meticulosamente revisada y corregida línea por línea por Charles E. Robinson, una de las autoridades más destacadas del mundo en el texto– con anotaciones y breves ensayos de estudiosos de primera fila que exploran los aspectos científicos, sociales y éticos de este maravilloso relato.

Opinión:

La obra:
Frankenstein o el moderno Prometeo, es la ópera prima de Mary Shelley, una obra que escribió con tan solo 18 años y que sería fuente de inspiración para otro millar de historias, entre teatro, cine y literatura. Esta novela no solo sería pionera del género gótico sino que también actuaría como espejo para plasmar los grandes dilemas que perseguían a los hombres y mujeres de la época.

La historia de Frankenstein surge como una especie de desafío literario, donde el reto es escribir un cuento de fantasmas.
En ese juego participan Lord Byron; Percy Bysshe Shelly, marido de Mary; John William Polidori y Clara, hermana de Mary.
Tal y como nos cuenta la autora en el prefacio, de esos días solo surgieron dos relatos, el de Frankenstein que posteriormente se ampliaría, ideando el argumento tal y como hoy lo conocemos, y El Vampiro narración de William Polidori, que también sentaría las bases de grandes novelas del género, como Carmilla o Drácula.

Frankenstein, se publicaría dos años después, en 1818, pero como curiosidad os contaré, que en la primera edición no constaba ningún autor, tan solo el apellido Shelley aparecía en el lomo.
Algunos críticos y lectores se arriesgaron a aventurar que era obra de Percy, no entraba en la cabeza de la época, que tan excelsa obra pudiese ser fruto de la mente de una mujer. Cuando conocieron que estaba escrita por una, comenzaron a llover las críticas, alegando que los defectos de forma que se encontraban en el texto, se debían únicamente al sexo de la autora.

La importancia del género epistolar:
Esta novela que podríamos encuadrar dentro del género gótico o romántico, es una obra que me ha llamado la atención por la cantidad de fragmentos de cartas que vamos a encontrar en ella.
El género epistolar fue el género literario más importante del s. XVIII, muchísimos autores ilustrados se hicieron eco de él, ya que servía para transmitir o difundir conocimientos sobre gentes, costumbres, acontecimientos etc...
Mary Shelley da un uso excelente a ese género en su obra, no os vayáis a pensar que solo lo emplea por estética; como veréis más abajo, la importancia es que el uso de este género diferenciará a los personajes...

Shelley, inicia la narración con cuatro cartas dirigidas a la Señora Saville. El autor de esas cartas es Walton, su hermano, un marino que se encuentra surcando los mares alrededor del Polo Norte, en busca de fama y aventura.
Mary nos presenta haciendo uso de las cartas, al que será el narrador principal, Robert Walton, el encargado de transcribir la historia según la cuente Víctor Frankenstein.
De esa forma se justifica la presencia de este personaje en la historia, y de paso sirve para crear un marco incomparable, describiendo minuciosamente el ambiente que reinaba en la época.

El marco literario:
Sabemos por esas cartas que nos encontramos en 17**.
Ese dato, aunque inconcreto, nos da algunas pistas importantes a los lectores.
Sabemos que estamos en pleno siglo XVIII, un gran siglo cargado de descubrimientos.
Unos lo denominarán El siglo de las luces, de la Ilustración, y con él nacerá la historia del arte como ciencia; se crearán los primeros museos de la edad moderna; se sentarán las bases para recuperar el legado histórico, la restauración, la conservación y con ello llegarán los grandes descubrimientos arqueológicos de Herculano y Pompeya.
Resumiendo, la Era de los descubrimientos toca a su fin, el globo se ha circunnavegado de punta a punta y solo quedan por explorar, Los Polos.
Por lo tanto, se abre ante los protagonistas un nuevo mundo, llega la transformación social, económica y tecnológica de mano de la revolución industrial y sobre todo, un nuevo mundo por descubrir a manos de la Ciencia.

A través del género epistolar, vamos a situarnos en ese momento crucial que marcará a los personajes de comienzo a fin.
En ese instante, aparece un nuevo personaje... un desconocido, culto y enigmático, que comenzará una narración en primera persona.
Ese personaje es Víctor Frankenstein y en su relato no solo incluirá diálogos, sino que nos hará retroceder al pasado y de nuevo veremos aparecer el género epistolar. 
Mary utilizará las cartas que Víctor recibe de su familia para facilitarnos datos personales de los personajes, para crear un perfil psicológico de cada uno de ellos y para remarcar los lazos sociales que les unen.
Ya os había dicho que el género epistolar es utilizado por Mary no solo por aportar estética a su novela, sino porque esas cartas serán las que marcarán la diferencia entre los personajes...
La epístola significa comunicación, estrecha lazos, crea una relación aunque a distancia entre emisor y receptor, o la mantiene... y eso precisamente es algo que no tiene nuestro siguiente personaje, la Criatura. La soledad va a ser algo omnipresente en todos los personajes, pero en ella se vuelve totalmente real. No existe ningún tipo de diálogo con el exterior... Está sola, obligada al aislamiento...

Por lo tanto, el relato de Víctor será sustituido por el de la criatura, en una especie de monólogo.
El lector, si es objetivo, reconocerá la verdadera naturaleza de cada uno de los personajes a través de su narración y de lo que en ella se cuenta.
Víctor se convierte a la vez en Dios y Juez, al tiempo que convierte a su criatura por su aspecto en un ser asocial, casi condenado a convertirse en un monstruo desde el comienzo...
Nada más recibir la vida, la criatura es abandonada.
Frankenstein huye presa del horror, repugnado por el físico del ser que acaba de crear. Víctor no piensa en las consecuencias éticas de su experimento, le falta valor para asumirlas, ese es el verdadero impulsor de la trama. 
La criatura se ve abandonada desde el comienzo de su vida, aislado, sin identidad, cargando con un aspecto físico que le marca y una soledad que le persigue y para la cual no existe remedio.

La estructura:
La novela se divide en tres libros, tal y como fue publicada en 1818 y su estructura es la típica de Introducción, nudo y desenlace.
El libro I corresponde a la Introducción. Conocemos a los personajes y parte o principio de la acción.
El libro II, se corresponde con el nudo. La trama se vuelve más compleja y avanza hasta casi el final. Y por último, en el libro III llega el desenlace, el final donde queda resuelto el conflicto.

Ideas Recurrentes:
La forma de narrar, de guiarnos por la trama tanto a los personajes como a los lectores es brillante. Mary hace uso de una prosa cuidada y fluida. Todo ello, sumado al uso del género epistolar, tan imprescindible en esta obra, agiliza la narración, aunque también hay que decir que hay numerosas ideas que aparecen de forma reiterada que pueden llegar a saturarnos un poco.
Esas ideas os las detallo a continuación:


"¿Cómo puedo conseguir que os apiadéis de mí? ¿No habrá súplicas que consigan que volváis vuestra benevolente mirada hacia la criatura que implora vuestra bondad y compasión...? Creedme, Frankenstein: yo era bueno... mi alma rebosaba de amor y humanidad; Pero... ¿no estoy solo... miserablemente solo? Y vos, mi creador, me aborrecéis. ¿Qué esperanza puedo albergar respecto a vuestros semejantes, que no me deben nada? Me desprecian y me odian.".


La idea principal que vamos a encontrar a lo largo de toda la historia, es la crítica hacia el papel de Víctor, que cree que puede ocupar el lugar de Dios creando o insuflando vida a la materia muerta.
Víctor no ve más allá de la criatura, de su ciencia, de sus obsesiones, y no aventura las consecuencias que puede tener jugar a ser Dios.
Mary le llama simplemente Víctor, en ningún momento le denomina Doctor, tan solo retrata a un hombre, alguien que ha utilizado la ciencia de forma poco acertada, y es que la ciencia puede ser tan destructiva como constructiva, depende de las manos que la utilicen.
El monstruo es fruto de la ambición y del egoísmo de Víctor, un estudio motivado por la búsqueda de fama y gloria. Quiere crear una especie de inmortalidad aunque también hay que reconocer que otros sentimientos más nobles están presentes y compiten con esa ambición. Intenta prolongar la vida humana o salvar de la muerte a la humanidad.
Quizás en este punto la literatura se mezcla con los anhelos de la autora, que vio como su vida la marcaba la muerte de sus seres queridos.

La sociedad. La maldad de sus individuos que es capaz de corromper hasta al ser más bondadoso.
Como dijo Rousseau, el hombre es naturalmente bueno y honrado, pero la sociedad lo vuelve malo.
Vemos la inhumanidad de la sociedad que se vuelca contra la criatura, dejándose llevar por su aspecto físico. 

La amistad es un concepto al que se da mucho valor a lo largo de la obra, independientemente del personaje que tenga el protagonismo. Esa amistad va unida directamente a otro concepto, el de la Soledad, algo que perseguirá a cada uno de los narradores, pero que únicamente es cierta en la criatura. Ella es la única que está verdaderamente sola sin haber buscado esa soledad.
La soledad de Víctor está marcada por su obsesión, es una consecuencia de sus actos.

La inmortalidad y la muerte, otros dos conceptos que aparecen y desaparecen como si jugasen al juego del gato y del ratón...
Pero... ¿qué opinaba Mary Shelley realmente?
Víctor desde el comienzo denomina a su obra como un demonio, como un engendro o un monstruo. Esa descripción debería impactar en el lector, ya que crea una predisposición en su contra, pero cuando conocemos a la criatura que surge de la pluma de Shelley comprobamos que a pesar de su aspecto, tiene corazón.
Está obligado a vivir una vida solitaria y angustiada, marginado sin nadie a quien recurrir en busca de respuestas o consuelo, ni tan siquiera puede apelar a su creador.
El solo quiere que se le reconozca humano y con su narración el lector empatiza con él, más que con Víctor.
Shelly nos muestra a una criatura fuerte de aspecto, pero con corazón, precisamente lo que buscaban los románticos de la época.
Carece de nombre y por lo tanto, aunque Víctor se empeña en llamarlo monstruo, ella hace hincapié en el término de criatura.
Una criatura es algo creado por alguien y que por lo tanto le pertenece, de esa forma Mary acusa a Víctor, él es el culpable y el responsable, y parece que se disculpan en parte los actos de la criatura.
El final por lo tanto ya lo conocéis, son habas contadas, ninguno de los personajes apelará a la justicia divina que puede ejercer Mary Shelley como creadora. Todos tienen su fin escrito desde el comienzo y la redención llegará tras la muerte.

"— Esperaba este recibimiento —dijo el demonio—. Todo el mundo odia a los desgraciados... ¡Así que cuánto me odiarán a mí, que soy el más desdichado de todos los seres vivos! Pero vos, mi creador, me odiáis y me rechazáis, a vuestra criatura, a quien estáis ligado por lazos que solo se romperán con la muerte de uno de los dos".



jueves, 25 de enero de 2018

La Regenta de Leopoldo Alas "Clarín"

Sinopsis:

En las páginas de La Regenta se compone un gran fresco narrativo sobre la burguesía de la ciudad de provincias, dominada por la nobleza decadente, el clero egoísta y la política caciquil, centrada en la seducción y el adulterio de una dama, Ana Ozores, antítesis de aquella sociedad.
Influido por la escuela naturalista fundamentada en Zola y Maupassant, pero anclado aún en argumentos románticos, Leopoldo Alas "Clarín" escribió la que ha sido considerada como la mejor novela del siglo XIX español.

Opinión:

Cuando hablamos sobre La Regenta, siempre hay alguien en cualquier corrillo que la relaciona con Madame Bovary, algunos incluso llegando a mencionar que es una copia o que existen paralelismos entre ellas.
Es cierto que el trabajo de Flaubert ha influenciado a muchos autores, no solo de esa época, pero considero una barbaridad que digan que Clarín plagió o simplemente que intenten buscar similitudes donde apenas las hay...
Creo que esas afirmaciones son fáciles de rebatir, pero también que esos comentarios oscurecen injustamente esta gran novela.

Soy de la opinión de que entre La Regenta y Madame Bovary no deberían hacerse comparaciones.
La obra citada de Flaubert, me parece muy interesante, de lo mejorcito, pero debo reconocer que para mi gusto, La Regenta es más compleja y completa.
Ana Ozores, es uno de los mejores personajes de nuestra literatura, capaz de competir e incluso eclipsar a la mencionada Madame Bovary o Anna Karenina; por ese motivo rompo una lanza en favor de nuestro autor patrio y su personaje, y voy a intentar dejaros mis impresiones sobre esta joya literaria.

La obra...
La Regenta, inicialmente fue entregada por capítulos, para finalmente publicarse en dos gruesos volúmenes, en enero y junio de 1885.
Hay que decir, que no contó inicialmente con el favor de la crítica ni de la opinión del público, pero sí con el apoyo de escritores de la categoría de Pérez Galdós o Menéndez Pelayo. El tiempo terminó dándoles la razón, y hoy en día, el público sigue rindiéndose ante su extraordinaria calidad.
Es cierto que en algunas ocasiones puede parecernos algo densa, pero Clarín podría compararse con esos manjares que deben degustarse en pequeñas cantidades...

Con solo leer las primeras páginas y ver como la ciudad de Vetusta va alzándose frente a nuestra mirada, intuimos que estamos ante una gran historia; pero a medida que avanzamos comprendemos que esa calificación no la hace justicia, sería más apropiado decir, que nos encontramos ante Literatura con mayúsculas.
La Regenta es más completa y compleja que la novela de Flaubert, voy a explicaros el porqué.

  • Clarín elige los primeros años de la Restauración Borbónica (1877-1880), para encuadrar la historia, y nos sitúa en la ciudad de Vetusta, nombre inventado tras el cual se esconde Oviedo. Pero no os vayáis a pensar que esta obra es una novela histórica, porque no es así. Clarín no reflejará en ella ningún acontecimiento histórico, es solamente el marco sobre el que se erige el argumento, describiendo la realidad con objetividad. 
  • En un alarde de maestría, aparecen más de 150 personajes, cada uno de ellos con una profundidad psicológica sorprendente, casi imposible de encontrar en otro texto. 
  • La gran narración descriptiva tiene tanto peso como los diálogos, que sirven para componer los ambientes, los escenarios, y esa profunda y detallada personalidad de los actores.
  • Para la función de narrador elige a uno omnisciente. Conoce hasta el último detalle y decide lo que es importante y en que momento contarlo. Escuchamos en varias ocasiones su voz directa, dirigiéndose al lector, pero permanece neutral al margen de ideas y acontecimientos.
  • Homenajea a autores españoles de la talla de Fray Luis de León, Santa Teresa, Lope o Calderón, citando muchos de sus trabajos, e incluso lo hace con escritores internacionales como Shakespeare o Victor Hugo.
  • También encontramos referencias pictóricas a Tiziano o Poussin, entre otros, y a infinidad de compositores musicales como Verdi y Rossini, de éste último, su ópera El barbero de Sevilla, podría emplearse como música de fondo para esta lectura, ya que a lo largo de la narración encontraremos menciones constantes.
Esto a grandes rasgos, pero hay bastante más...

Clarín, pincelada a pincelada, crea un retrato social, una ventana por la cual el lector se asoma, siendo testigo de excepción de unos hechos de final dramático.
La narración actúa como denuncia de una sociedad provinciana que nos muestra su mezquindad, criticando en otros, lo que ellos mismos practican.
Clarín en respuesta al Obispo de Oviedo, que condenaba severamente la inmoralidad de la obra dijo:
"mi novela es moral porque es sátira de las malas costumbres", debía ser que el Obispo tomo por espejo lo que tan solo era un libro de ficción...
Pero lo cierto es que realmente Clarín, no solo se limitó a criticar a iglesia y burguesía, también el papel secundario al que se veía relegada la mujer de forma obligada.
Todos estaréis pensando que Clarín podría haber sido más benevolente a la hora de elegir el fin para sus hijos literarios, otro final menos dramático, y aquí se encuentra el quid de la cuestión, Clarín quería hacer un comentario crítico y sin esa dureza del final, la denuncia caería en saco roto.

Argumento...
Si nos preguntasen sobre el argumento de esta obra, podríamos simplificarlo diciendo, que es una historia de seducción y adulterio de una dama representativa de la sociedad.
Otro resumen, igual de válido, sería que es la persecución de una "Sociedad" hacia el personaje de Ana Ozores. Una sociedad que no entiende ni acepta que exista alguien moralmente decente o simplemente, que no piense igual.
Ambos comentarios se pueden complementar y crear una sinopsis adecuada para La Regenta.

Nos encontramos ante una novela coral dividida en dos partes, cada una de ellas de quince capítulos.
En la primera parte se nos narra un periodo de tres días, y en ella conoceremos a los personajes principales.
El autor, hace uso de varios raccontos, pequeñas narraciones que nos hacen retroceder en el tiempo para conocer la vida pasada de cada uno de ellos.

La segunda parte abarca un periodo mayor, tres años, y en ella seremos testigos de la seducción graduada en la que caerá la protagonista.

Los personajes...
Ana Ozores, la Regenta, es un gran personaje no solo de este libro, sino también de toda la literatura española. Un personaje a defender, por lo que voy a señalar en este apartado, algunas diferencias y similitudes con la obra de Flaubert.
  • Ambas protagonistas tienen unos maridos anodinos, de escasa personalidad y volcados en sus pasiones. 
  • Buscan el amor absoluto, idealizado, al tiempo que nos transmiten su soledad a pesar de estar rodeadas de gente, volcándose por ello en la literatura. 

Pero aquí llegan las diferencias...
  • Ana diversifica su lectura, no se limita a leer novelas románticas. Lee poemas épicos, sobre geografía, historia sagrada y mitología, y se sirve de su imaginación para construir sus propias historias.
  • Es mucho más poética, más melancólica e incluso mística; fraguada entre lecturas de Chateaubrian, San Juan de la Cruz, Fray Luis de León o de Santa Teresa. 
  • Su romanticismo es más pausado o sereno, pero también más inconformista e insatisfecho que el de Emma Bovary. 
  • Madame Bovary es más superficial, Flaubert no logra darle mucha profundidad al personaje, y la hace pecar de vulgar, alocada o impetuosa, quizás porque la influencia externa, política o religiosa, e incluso el tiempo transcurrido entre la escritura en ambas novelas, es distinta, y eso hace diferentes a los personajes.
  • Ana anhela la maternidad y Emma rehuye de ella.
  • Ana Ozores es una víctima, no solo de la sociedad vetustense, sino también, de la ambición y del orgullo de los dos personajes masculinos, con los que debe compartir protagonismo, mientras que Flaubert dota a Emma del protagonismo absoluto...
Y para ir terminando...
  • El tema del adulterio, solo ocurre en los dos capítulos finales, mientras que Madame Bovary comete el "pecaminoso acto" que la condena, a los 2/3 de la obra.
Podría seguir citando diferencias pero no creo que sean obras para hacer comparaciones, sobre todo porque son únicas en su creación y posteriores re-lecturas, nos harían encontrar nuevos contrastes...

Fermín de Pas, el magistral, y D. Álvaro Mesía, un Don Juan que ve como el tiempo pasa, son los otros dos protagonistas que componen este triángulo literario.
Conocemos a Fermín de Pas mientras contempla la ciudad y a sus habitantes, desde lo alto del campanario.
En esa pequeña escena que compone Clarín, nos muestra el talante avaricioso y soberbio del personaje. Comprobamos que es un ser orgulloso y mezquino, pero sobre todo, codicioso de poder.

El tercero en discordia es Álvaro Mesía.
Un personaje que se limita básicamente a cumplir con su papel de conquistador, un cínico seductor que la verdad es que a pesar de ser coprotagonista, no me ha aportado mucho...
Álvaro es el paladín elegido para conquistar una voluntad y rendir una virtud, la de Ana. Es otro de los personajes manipulados en esta historia; Álvaro no quiere el premio que supone Ana, solo quiere el triunfo, la corona laureada que supone ser el único que ha conseguido que La Regenta caiga ante sus pies.
Clarín coloca a Ana inalcanzable, en la cúspide de un triángulo que se eleva sobre la vanidad, la arrogancia y el desprecio recíproco que sienten mutuamente De Pas y Mesía. Cada uno de ellos situado en los vértices inferiores tirará hacia su lado, provocando la caída irremediable de Ana.

Por supuesto que hay muchos más personajes, y todos ellos tienen un rasgo común, una visión limitada en sus propios microcosmos que no les permiten ver las posibles consecuencias de sus actos, que irán más allá de los hechos que se narran.
Podríamos hablar horas y horas sobre los personajes, porque todo el elenco, al completo, convierten esta narración en una obra de lectura indispensable.
Pero la novela de La Regenta, no es solo Ana Ozores y la historia de un adulterio; al igual que Fermín de Pas y Álvaro Mesía no son solo dos competidores de ambición desmesurada.
Fermín de Pas también es la herramienta de su madre, Doña Paula, que lo utiliza para apaciguar su resentimiento.
Don Víctor es más que el marido ultrajado; es una especie de grotesco Quijote, humano, confiado y en ocasiones entrañable.
Y ahora llega para mí el gran personaje, le he reservado este momento, porque sin él no habría historia...

Su presentación, nos llega en la primera página...
Clarín hace gala de una prosa soberbia, y nos deleita con uno de esos comienzos literarios que quedan grabados de por vida en nuestra memoria lectora.
Nos ofrece una excepcional panorámica de la ciudad de Vetustaen sí misma un personaje más, y nos advierte de forma subrepticia de lo que encontraremos en el interior del libro.
Vetusta como indica la definición del término, significa ciudad vieja, anticuada, pero esa ciudad no sería nada sin la sociedad que en ella vive. Esa sociedad vetustense aporta a la anterior definición adjetivos como corrupta, enferma, superficial y envidiosa, creandose una simbiosis entre la ciudad y sus habitantes.
Vetusta y su sociedad, por lo tanto, se convierten en una protagonista imposible de eclipsar, un testigo omnipresente y silencioso, que convierte en marionetas a cada uno de los personajes.

Para terminar...
Flaubert imaginó una gran obra, encuadrada dentro del romanticismo tardío, y creó un personaje a su medida; quizás por eso su prosa es más frívola pero también más colorista, que la que nos ofrece Clarín.
El de Zamora nos regala una escritura más sobria, adecuada al naturalismo o a un realismo descarnado, un enorme cuadro donde Vetusta y sus personajes aparecen retratados en una amplia y completísima gama de grises.
Ambos trabajos resultan soberbios, al igual que las comparaciones odiosas. Por eso creo, que deberíamos leerlos sin comparar, sin juzgar, tan solo dejarnos llevar y disfrutarlas por puro placer.


miércoles, 8 de noviembre de 2017

La leyenda de Sleepy Hollow de Washington Irving

Sinopsis:

Sinopsis y portada del libro retiradas para evitar infringir posibles derechos de autor.
Para saber más pinchar en el enlace siguiente: Pinchar aquí.

Opinión:

Este relato breve escrito por Washington Irving en 1820, seguro que también os suena por otro título, La leyenda del jinete sin cabeza.
La verdad es que desde estas primeras líneas, debo deciros, que esta narración no tiene mucho, o más bien nada en común, con la película de Tim Burton.
Comparten protagonistas, sí, pero poco más.
Ese fue precisamente mi error, empezar a leer este libro intentando recordar al tiempo la película. Veía pasar las hojas y el terror como yo lo esperaba, tardaba en llegar...

Salvando ese error que me atribuyo, la obra está genial.
Se encuentra a caballo, y nunca mejor dicho, entre el género gótico y el romántico, y en un principio, formó parte de un compendio de relatos publicados bajo el título de Libro de apuntes de Geoffrey Crayon, pseudónimo bajo el que escribía. En ese volumen, también aparecía otra narración que quizás os suene, Rip Van Winkle; la historia de un hombre que despierta tras un largo, largo sueño...

Pero dejemos a Washington Irving en compañía de Rip Van Winkle y transportémonos a ese pequeño valle, Sleepy Hollow, porque la obra es todo un clásico con algunos detalles dignos de mención.
Para ir abriendo boca os diré que está cargado de notas de ironía, hilada con un fino sentido del humor y por supuesto de suspense; un buen cóctel que mantiene la atención del lector volcada en la lectura, mientras observamos alguna pequeña crítica hacia el comportamiento de esos holandeses, que se asentaron en tierras, a orillas del río Hudson.

Las descripciones son soberbias; solo con el uso del lenguaje, Irving nos transporta en el tiempo, creando una ambientación que nada tiene que envidiar a la que consigue Tim Burton en su película, valiéndose de otros medios más visuales.
Pero quiero insistir en este punto, es cierto que la base sobre la que se construye, es decir la leyenda, es un detalle importante, consigue transmitirnos ansiedad, pero sin una buena técnica narrativa describiendo escenarios y ambientes, esto no sería posible.
Conocemos el relato, esa historia de un antiguo soldado germano que perdió la cabeza durante la Guerra Revolucionaria por culpa de una bala de cañón, y que cabalga por los caminos solitarios alrededor de Sleepy Hollow, al caer la tarde, sobre un corcel tan negro como la noche más cerrada, buscando esa parte del cuerpo donde se encuentra la mayor parte de nuestros sentidos.

Las descripciones juegan un papel primordial en nuestra imaginación y en la de los personajes, que alentada por las leyendas de la zona, y aderezada con esa calidad narrativa que os menciono, nos puede sugestionar y llevar a ver, creer, e incluso perder la cabeza.
Irving nos transporta a la época, notamos la humedad, la niebla que lo inunda todo y el temor nos llega desde cualquiera de los caminos solitarios que rodean la comunidad de Tarrytown.

Como un personaje más, nos adentramos en solitario por esos caminos anteriormente citados y con tan solo, el sonido de una lechuza cortando el silencio, el más valiente de nosotros echa a correr perdiendo no solo la cabeza, sino también esa otra parte donde acaba la espalda y pierde su casto nombre.
Con esto lo que quiero decir, es que Irving, sabe captar nuestra atención y dotar a la narración de una tensión sostenida, hasta la última página.
Los lectores esperamos la aparición del jinete, con una especie de tensión y emoción, dividida a partes iguales.


miércoles, 21 de junio de 2017

Madame Bovary de Gustave Flaubert

Sinopsis:

La soñadora Emma, una joven de provincias casada con Charles Bovary, quien la ama pero es incapaz de comprenderla y satisfacerla, buscará la realización de sus sueños en otros amores, pasionales y platónicos..., pero ninguno de ellos logrará calmar su desesperada ansiedad y sus románticas inquietudes.
La publicación de Madame Bovary (1856) provocó el escándalo de la burguesía francesa, esclava de mil prejuicios, y el proceso judicial que siguió contribuyó a un éxito editorial sin precedentes. Flaubert veía así cómo su obra servía más para satisfacer el morbo que para deleitarse en el caudal narrativo que contenía.
Hoy Madame Bovary es considerada el auténtico pórtico de la modernidad literaria. El omnipresente narrador teje con un rigor documental una sólida trama en la que la técnica de la narración, la descripción, el análisis de caracteres y el diálogo son trabajados minuciosamente y en una interrelación perfecta.

Opinión:

Esta obra que unos clasifican como Romanticismo tardío y otros como Realista, porque encontraremos en ella características de ambos estilos, está considerada como una de las obras cumbre de la Literatura, no solo francesa.
Fue  publicada por entregas a lo largo de 1856, y definitivamente como libro en 1857.
Madame Bovary es una novela excepcional que relata no solo el adulterio de una mujer de provincias frustrada, sino también, mediante una crítica, el cinismo y la frivolidad de la sociedad de finales del S. XIX.

Charles Bovary es un hombre anodino y conformista.
Desde los primeros compases de esta obra, vemos su escasa personalidad.
Decide estudiar medicina, más marcado por la voluntad de su padre que por interés propio, y más tarde, guiado por elección de su madre, se casa con la que será la primera Señora Bovary; una viuda de fuerte carácter.
Charles, una noche, es avisado de urgencia para atender una fractura. De esa forma conoce al Señor Rouault, padre de Emma.
Emma como ya sabréis, es una joven soñadora que ha pasado la primera etapa de su vida estudiando en un convento, rodeada de fantasías y amores platónicos que extrae de las novelas románticas que lee.
Lógicamente cuando Charles la conoce queda prendado inmediatamente de ella y las visitas empiezan a sucederse con la excusa de visitar al paciente.
Aquí surge el primer problema, la odiosa y actual Señora Bovary, a la que por suerte, Flaubert haciendo gala de su derecho de padre creador, no tardará en quitarse de en medio, eliminando de un plumazo el conflicto.
Así que... visita a visita, parece que el amor va fraguando entre estos dos personajes y por fin, llega el tan ansiado matrimonio.

Pero no es oro todo lo que reluce...
Emma es una romántica, aunque más bien habría que decir ilusa y demasiado influenciada por las novelas románticas, entre las que ve pasar el tiempo.
Piensa en el amor como ese sentimiento que dilata el corazón y exalta los sentidos, muy lejano a lo que ella siente por Charles. A medida que se va haciendo más estrecha su convivencia, en Emma, se va produciendo un desapego interior que la separa cada día más de él.

"La conversación de Charles era plana como la acera de una calle, y por ella desfilaban las ideas de todo el mundo con su ropaje más vulgar, sin suscitar emoción, risa o ensueño".

¡Vamos! como diríamos actualmente, que el pobre Charles, era más simple que el asa de un cubo.

Emma, una joven que ha recibido una educación clásica, en una sociedad donde la mujer está siempre subyugada al género masculino, se pregunta sin cuestionar dicha educación, cómo puede ser que un hombre no lo sepa todo y no sobresalga en múltiples actividades... Y es que Charles, no sabe nada ni tampoco lo enseña, no desea nada y en cambio, se conforma con todo.
Así que la joven, echando de nuevo mano a la soberbia pluma de Flaubert:

"se convierte en un desván cuyo tragaluz da al norte y donde el hastío, araña silenciosa, tejía su tela en la sombra por todos los rincones de su corazón...".

Flaubert utilizando a un narrador en tercera persona, nos presenta a los personajes en los primeros siete capítulos.
Hace un retrato colorista, sin escatimar en detalles, de sus personalidades, de sus deseos, de sus conflictos, al tiempo que decora la narración con completas descripciones de los escenarios.
Flaubert considerado como padre del realismo francés, es un maestro a la hora de pintar ambientes, que retrata de forma detallista lo más mezquino de la sociedad.
La prosa de este autor es una maravilla y las metáforas empleadas hacen enmudecer al lector. Algunos fragmentos son pura poesía.

Es cierto que la trama, personajes y críticas, hacen que esta historia sea muy parecida a otras escritas con posterioridad. Quizás, o casi con seguridad, que la obra de Flaubert influyó en autores de renombre como Tolstoi a la hora de crear a su Anna Karenina en 1877, o en Clarín con su famosa Regenta, escrita en 1885.
Aún así, todas ellas, consideradas como grandes joyas literarias, deberían leerse como críticas a una sociedad burguesa con estrictas normas morales, mostrando la hipocresía de esa misma sociedad, de finales del siglo decimonónico, que empuja al final a estas mujeres, culpables o no, a un final trágico; y no como copias u obras influenciadas por uno u otro autor.

Otra crítica irónica que encontramos desde el comienzo, es a la opinión que la sociedad puritana de la época, tenía sobre las novelas románticas. Esos libros perniciosos que iban contra la religión, que trastornaban con engaños las mentes permeables de las jóvenes decentes, seduciéndolas con una vida ociosa.
Hay que recordar que la sociedad del S. XIX, había creado un arquetipo de mujer que se apoyaba en los manuales de conducta y en la literatura religiosa. El papel de la mujer era el de ser "el ángel del hogar", dulce y sacrificada, sin opiniones propias ni deseos, y apartada de la vida pública. La cultura que se le daba era artificial, un simple adorno: pintura, música, clases de francés, con las que entretener a las jóvenes.

Emma, se revela contra esa vida provincial que le ha tocado vivir y que le impide disfrutar de las mismas historias, intensas y pasionales, que viven las protagonistas de sus novelas.
Emma es un extraordinario personaje, te arrastra con ella y provoca reacciones adversas en el lector. La odias y la compadeces a partes iguales. Reconoces que es caprichosa, egoísta, infantil, insoportable y manipuladora, y aun así, comprendes su situación.
Charles, es el otro personaje soberbio de esta historia. Permanece perpetuo a su lado, es el eterno incomprendido, incapaz de darle las emociones que ella busca, pero que en cambio, sin pedírselo, le da todo el amor del mundo, el amor más puro.

Es una novela tan completa como compleja, cargada de metáforas como ya indiqué y de simbología.
Muchos han dicho que es una crítica al personaje, a su infidelidad, pero no creo que sea así. Como os he mencionado es una crítica a una sociedad, a las falsas ilusiones, al exceso de romanticismo que inundaba la época, que hacía crear falsas expectativas.

Emma, esa mujer manipuladora, termina convirtiéndose en la primera manipulada; cree que lo que lee es real, o puede llegar a serlo, tal y como le pasó a nuestro personaje de la literatura más insigne, Don Alonso Quijano.
Nuestra protagonista se convierte así, en un Quijote femenino, vapuleada por sus propios molinos, y acompañada, eso sí hasta el final, por su Sancho Panza particular, ese personaje fiel, al que ella no da ninguna importancia.
Flaubert en los compases finales la convierte en víctima y verdugo, ya que arrastrará en su caída a muchos, aunque no a los que debiera.

Una historia espectacular, digna de adornar las mejores bibliotecas y con unos personajes secundarios que no solo acompañan, sino que están a la altura. He obviado hablar de ellos, para ver si de esa forma os ánimo a conocerlos...


miércoles, 7 de junio de 2017

La metamorfosis de Kafka

Sinopsis:

Durante el otoño de 1912, en Praga, escribió Franz Kafka (1883-1924) La metamorfosis, la peripecia subterránea y literal de Gregorio Samsa, un viajante de comercio que al despertarse una mañana «de un sueño lleno de pesadillas se encontró en su cama convertido en un bicho enorme».
En pocos libros de Kafka queda tan explícito y tan nítido su mundo como en La metamorfosis, en la que el protagonista, convertido en bestia, sumido en la más absoluta incomunicación, se ve reducido cruelmente a la nada y arrastrado inexorablemente a la muerte.
Otros escritos de Kafka desarrollan rigurosas variaciones paralelas, desmenuzan inexorables pesadillas, asignan obsesiones enigmáticas a personajes desorientados y vencidos, pero tal vez sea La metamorfosis la narración que mejor expresa al «hombre primordial kafkiano». De ahí que merezca la calificación unánime de obra perfecta y obra maestra, un texto decididamente superior en el panorama de la literatura universal del siglo XX.

Opinión:

Hoy vengo a hablaros de este relato breve, que llevaba mucho tiempo esperando que le diese una segunda y merecida oportunidad.
La primera vez que tuve este libro en mis manos, llegué a él con las expectativas muy altas, y la verdad, es que me defraudó de tal manera, que se quedó a medias. No debía ser el momento adecuado para él, así que la semana pasada decidí tenderle una mano amiga a Gregorio Samsa, quizás la oportunidad o la mano que nadie en el relato fue capaz de ofrecerle.

Muchas han sido las interpretaciones que se han dado a lo largo del tiempo sobre este relato, y es que creo que no existe una única lectura, ni dos, ni tres... las interpretaciones varían según el lector y el momento.
Yo he intentado hacer hincapié en los principales puntos que más me han llamado la atención, pero seguro, que en una lectura posterior aparecerían algunos más.

Ya sabéis el argumento básico de esta historia:
Cuando Gregorio Samsa despierta, se descubre convertido en un insecto, pero su mayor preocupación es que se ha quedado dormido y llega tarde al trabajo.
Gregorio trabaja de viajante, para poder pagar la deuda que sus padres tienen contraída con el dueño de una empresa. Tiene un trabajo que no le aporta nada, sin incentivos, donde le explotan, pero al que debe asistir sin remedio porque su familia depende de él.
En pocas palabras se considera un ser insignificante, un bicho raro...
Así empieza su terrible historia y mi análisis sobre esta obra.

¿A qué se enfrenta Samsa?
En un principio podríamos pensar que su nuevo aspecto será lo que más le preocupará, pero no  es así. Lo prioritario para él, es el deber, la obligación de ir a trabajar, que está por encima de todo, incluso de su persona.

Así que llegamos a la primera cuestión.
Él no maneja su vida, está completamente manejada por otros.

Los primeros pasos siempre son difíciles...
Para seguir con esa vida, lo primero que tiene que hacer es adaptarse a su nuevo cuerpo. Pero sus padres detectan que algo le pasa, que está enfermo.
Gregorio les habla desde dentro de la habitación, intentando calmarles, pero no le entienden, lo que consigue agravar la situación. Lo único que puede hacer, a pesar de las dificultades que le supone su nueva forma, es salir.

Segunda cuestión.
Un pequeño problemilla con el que el joven no había contado:
El problema de la comunicación.

¿Cómo actúa Samsa ante esa difícil situación?
Pues parece que el asume su forma, no le queda otra, solo quiere salir y que le vean, piensa que de esa manera se eliminará el problema.
Hay dos opciones:
  • Que se asusten
  • Que lo acepten
Pero al margen de lo que ocurra, su intención es que después se irá a trabajar como si tal cosa. El quiere seguir con su vida, evitar hablar o discutir sobre el problema.

Tercera cuestión.
Incomunicación, falta de relación familiar: No quiere hablar sobre ello, tan solo quiere dejar el problema atrás.

¿Cómo reaccionan los demás al verle?
El apoderado, se asusta, huye.
Su madre, se desmaya, una reacción casi lógica, una forma de protegerse para evitar aceptar el problema.
Su padre, le persigue haciendo ruidos fuertes para obligarle a retroceder.
Su hermana, en un principio, se compadece de él.
La criada le somete a un trato hostil, vejatorio.

Cuarta cuestión:  
Miedo, violencia, intolerancia, compasión, rechazo.

Como podéis ver, Kafka, nos muestra en este punto, los prejuicios, todas las posibilidades, las reacciones que la sociedad puede experimentar o adoptar ante los que consideramos diferentes, muchas veces por desconocimiento o miedo.
Podemos interpretar, que esos a los que consideramos distintos, suponen un cambio para nuestra forma de vida, nos alteran lo que consideramos nuestro pequeño círculo de confort. Y es que, todos los cambios si son bruscos no son bien aceptados. Esos cambios nos obligan a intervenir y eso  conlleva un riesgo...

El tiempo pasa...
Pues sí, y no solo para Gregorio. 
La familia Samsa, cuyos miembros antes vivían de forma acomodada, sin necesidad de trabajar, deben empezar a hacerlo.
Gregorio antes trabajaba sin descanso, toda la familia dependía de él, y ahora es él, el que pasa a depender de ellos.

Quinta cuestión.
Egoísmo.
Samsa no veía a su familia como una carga, tan solo veía un deber, una obligación de trabajar, en cambio ellos ahora, sí le ven como una carga.

La habitación.
Sus objetos más preciados empiezan a salir de la habitación, de ese pequeño cuarto que le aporta seguridad.
Para ellos no son más que trastos; en cambio, para él, sus reducidas posesiones son mucho más, son su mundo, las que le recuerdan quién fue. De esa forma le deshumanizan. 
Tras eso, llega el segundo paso, convertir esa habitación en trastero.
Invaden el único sitio donde está cómodo. Junto a él, empiezan a amontonarse todo lo que les estorba; la basura, los muebles viejos...
Nadie se preocupa por lo que el pueda pensar u opinar, no es nadie, es solo "eso".

Sexta cuestión.
Gregorio ha perdido o le han quitado la poca humanidad que le quedaba y ahora solo es un estorbo, se produce una cosificación del personaje. 

Solo queda un final para él, que acepta resignado...
Quizás el final más lógico, más justo para la mayoría y que supondrá que todos por fin, puedan descansar. 
Con esta cuestión llegamos al final.

Séptima cuestión.
Impotencia. Resignación.

La narración es en tercera persona, pero la forma de narrar nos hace partícipes del problema. Kafka hace que con su narración empaticemos con Gregorio, le vemos como lo que es, tan solo una víctima desde el comienzo.
Obviamos su forma, y nos solidarizamos con él, somos conscientes o más bien estamos atentos a sus impresiones, reacciones y sobre todo sentimientos. ¡Eso está muy bien!, pero Kafka no quiere eso, quiere que seamos realistas...
La forma que elige Kafka para transformar a Gregorio, está elegida con acierto, para provocar a simple vista rechazo y el autor nos pone en un dilema, es muy fácil solidarizarse a través de un relato, a través de la televisión, ¿verdad? Estamos hartos de oír y decir, que lo importante se encuentra en el interior, pero cuando tenemos que enfrentarnos a un problema similar, nuestro concepto cambia y olvidamos esos principios, alegamos que no es lo mismo...

Samsa se considera un bicho raro, nos muestra una sociedad que se mueve rápido, que va únicamente a lo suyo, que mira hacia otro lado cuando hay problemas, que no le gustan los cambios ni tampoco los que son diferentes.

Quizás esté exagerando, pero creo que esta historia está plagada de metáforas y simbolismo, y que cada uno la interpretará a su modo, como he mencionado al principio.

Al final de esta triste historia, tras su muerte, su familia elige salir a pasear.
Se han quitado el problema de encima y ahora, el Señor y Señora Samsa, (a estos habría que dedicarles un capítulo entero), parece que entre guiños miran a su hija con otros ojos.
Puede que solo sea una percepción mía, pero creo que Grete no ha aprendido de lo vivido y me da, que va a tener que adoptar por obligación, el mismo papel que tenía hasta hace poco asignado Gregorio. El de mantener a la familia.

Como digo, solo es una pequeña apreciación, así que os animo a leer esta obra con detenimiento y espero vuestros comentarios al respecto, con impaciencia.


martes, 16 de mayo de 2017

La casa del páramo de Elizabeth Gaskell

Sinopsis:

Sinopsis y portada del libro retiradas para evitar infringir posibles derechos de autor.
Para saber más pinchar en el enlace siguiente: Pinchar aquí.

Opinión:

El nombre de Elizabeth Gaskell puede que a muchos no os suene de nada, pero puedo deciros que está considerada como una de las mejores escritoras inglesas de la época victoriana, y lo cierto es, que a pesar de haber escrito una de las mejores biografías sobre Charlotte Brontë o la famosísima Norte y Sur, que fue llevada a la televisión, otras contemporáneas suyas, han conseguido eclipsarla totalmente.
La mayor preocupación para Gaskell fue reflejar de forma fiel en sus obras los problemas sociales de la época; la diferencia abismal entre ricos y pobres, y sobre todo, la problemática a la que se enfrentaba la mujer. 
Esas cuestiones quedan reflejadas en sus obras con acierto, convirtiendo sus narraciones en críticas enmarcadas especialmente en el ámbito rural.

Nos encontramos ante una historia que al principio fue publicada como cuento de navidad, la verdad es que no tiene mucho de navideño, salvo que sea por el mensaje de perdón y de bondad que prevalece hasta el final...

Gaskell nos ofrece con La casa del páramo, una historia muy sencilla pero intensa, con una amplia gama de personajes que van desde los más dañinos y odiosos, hasta la dulce y angelical, Maggie.

Edwar Browne, el hermano de Maggie, es un ser totalmente egoísta, vanidoso y que carece de principios.
Desde la muerte del padre se ha convertido en el cabeza de familia, un déspota que cuenta en todo momento con la aceptación de la Señora Browne.

La Señora Browne, es para ponerla a comer a parte, una mujer que considera ley los deseos de su hijo, y que en ningún momento demuestra cariño hacia Maggie.

Estos dos personajes, enturbian con su presencia el ambiente, lo hacen irrespirable tanto para Maggie como para el lector. Al principio pensé que eran tan planos como retorcidos, pero me equivocaba, porque los lectores solo podemos sentir emociones hacia personajes complejos, bien definidos, y en esta historia, aunque son pocos los personajes que aparecen, sí encontramos en ellos un amplio abanico de caracteres; los malos malísimos, los demasiado santurrones y otros que se mantienen en el centro intentando equilibrar la balanza.

Frank el heredero del Señor Buxton, como es lógico, se enamora de Maggie.
Hasta ese momento la familia Browne ha estado baja la protección de Buxton, pero el amor de los jóvenes se ve de golpe enfrentándose a la oposición paterna.
Maggie pertenece a una familia respetable pero demasiado humilde para cubrir las expectativas que Buxton ha depositado en su hijo.

El Señor Buxton, es el otro personaje junto con Maggie que hace que la historia brille, dan ese toque dramático tan necesario para las historias de la época.
Maggie ha sido acogida en su familia, es dulce y adorable, pero no tiene ni fortuna ni relaciones, por lo que Buxton considera que no es la mejor opción para el futuro de su hijo, ya que carece de capacidad o del espíritu para ayudarle a ocupar una posición preeminente en el país. Maggie sería la criada perfecta, pero nada más...

Gaskell con este punto, busca romper las barreras sociales, esas que impedían o veían con malos ojos la fusión de clases. No pretende ofrecernos una novelita romántica, sino hacer hincapié en esas barreras que va encontrando Maggie.

Y llegamos hasta Maggie.
Su madre y hermano, totalmente egoístas, se aprovechan y la menosprecian a partes iguales, es la versión victoriana de la cenicienta, la única finalidad de Maggie es servir a la familia.
Como he dicho, es el personaje más dinámico junto con el Señor Buxton. La vemos crecer y evolucionar, sin dejar de lado sus principios y su bondad, a pesar de los contratiempos a los que se enfrenta a lo largo de la narración.
La autora critica abiertamente el papel secundario de las mujeres y sobre todo, el destino impuesto para ellas.
Maggie es un personaje muy completo, totalmente abnegado, que terminará sacrificando su bienestar por salvar el honor de la familia, convirtiéndose así en la heroína de la trama.
Salva con su forma de actuar a una familia desagradecida, que no muestra, ni ha mostrado nunca hacia ella, un solo ápice de cariño, aunque hay que reconocer que ese sometimiento al que se entrega nuestra protagonista, sin tan siquiera cuestionarlo, llega a sacarnos de quicio en más de una ocasión.

¿Pero qué pasa con la autora?
Maggie toma por primera vez una decisión, tan trascendental que cambiará su vida y la de todos aquellos que la rodean, abandona con ello ese papel pasivo y toma el mando.
Por una vez deja claro que no se va a dejar manipular ni por unos ni por otros, ¡Ay ilusa! ¡qué no habías contado con tu creadora!, en ese punto llega Gaskell y ¡ ZAS!, le corta las alas de un plumazo, como diciendo... ¡eh! ¿pero qué te habías creído? ¡Eso de salvar el mundo, aunque sea tu pequeño mundo, no corresponde a las mujeres y menos de tu época!
¡Pon de nuevo los pies en el suelo, arréglate el vestido y retoma el papel mojigato que has representado a lo largo de la historia, qué ya vendrá el verdadero paladín a salvarte!
¡No olvides que tu lugar se halla en la vida privada, en el hogar, y solo te desarrollarás en beneficio de los intereses familiares!

Así que de esa forma, Maggie abandona ese papel de libertad que no la correspondía y retoma el otro, tan acorde al siglo XIX, donde se cuestionaba la capacidad de la mujer para la toma de cualquier decisión. Y es que, como no podía ser de otra forma, Gaskell nos acerca con un relato fiel, a las grandes diferencias existentes entre clases sociales. Toma de referencia el personaje de Maggie, le concede su minuto de gloria, le muestra la realidad y los límites naturales que una mujer decimonónica no debía traspasar.

Gaskell crea pequeñas historias alrededor de cada personaje que se mimetizan con la trama central, son ellos y sus circunstancias, y ahí, es donde vamos viendo reflejada su verdadera naturaleza; esos sucesos van construyendo la trama, excelente, habría que decir llegados a este punto.
Las descripciones también son algo importante en esta breve historia.
La casa está rodeada de naturaleza y es el lugar hacia donde Maggie dirige sus pasos, arrastrándonos con ella, cada vez que sus tareas se lo permiten. Aún así, ante toda esa naturaleza que se abre salvaje ante sus ojos, Maggie se siente atada, enjaulada.
Y de esta forma llegamos al final...
Como habéis podido comprobar, ha resultado ser una excelente lectura a la que sin embargo hay que añadir un pequeño pero... y es en el final.

El desenlace es demasiado abrupto, los acontecimientos suceden de forma precipitada y el lector apenas tiene tiempo para reaccionar o hacerse a la idea de lo que le viene encima. Aún así, aunque el final es demasiado breve, aunque nos sabe a poco, esta historia es una obra que no dudo en recomendar.


miércoles, 10 de mayo de 2017

Tristana de Benito Pérez Galdós

Sinopsis:

Tristana forma parte del ciclo de las obras agrupadas por el propio Galdós bajo el epígrafe de Novelas españolas contemporáneas. Este ciclo novelístico está dedicado a pintar la vida madrileña en la que nuestro autor ve concentrada la España del siglo XIX.
Tristana, sin embargo, funciona de una forma totalmente autónoma respecto al resto de las obras de ese ciclo novelístico: no aparece en ella ningún personaje recurrente en el mundo galdosiano, con la excepción de los médicos. Tristana es representativa, además, del periodo en que Galdós se interesa más por la verdad de la persona en su sociedad, y en particular de la mujer en su relación con el hombre, que por la realidad de dicha sociedad a través de tipos ejemplificadores. Por primera vez Galdós se plantea en Tristana el tema de la emancipación de la mujer. Sin embargo, la soñadora Tristana fracasa en sus intentos. Y el genial novelista pone una vez más de manifiesto su capacidad para ahondar en el conocimiento de la sociedad española de su época y analizar los aspectos negativos que la aquejan.

Opinión:

Hace tiempo que quería profundizar en la obra de este gran escritor español, y como todo libro y autor tiene su momento, creo que a D. Benito, por fin, le ha llegado el suyo.
Tristana se engloba dentro de la serie que el propio Galdós denominó, como novelas españolas contemporáneas.
La prosa empleada invita a hacer una lectura pausada y se convierte en una experiencia inolvidable para el lector.
Muy pocos autores alcanzan ese grado excepcional de maestría, y es que en esta obra, el lenguaje es rico y preciso.
D. Benito hace gala de un estilo envidiable, al tiempo que elabora un retrato perfecto de la ciudad, de la sociedad y de los personajes.

Galdós crea a un personaje fuerte, muy parecido a las heroínas que encontramos en otras novelas de la época como: Ana Osorio, el personaje de la Regenta de Clarín; Emma, protagonista de la obra de Flaubert, Madame Bobary o la Ana Karenina de Tolstoi, mujeres fuertes que terminan arrastrando con su tragedia a otros.

Las referencias a las novelas caballerescas son constantes, nos encontramos con el Quijote e incluso con el burlador de Sevilla homenajeados cada dos por tres, y por supuesto, la novela da comienzo al más puro estilo cervantino.

"En el populoso barrio de Chamberí, más cerca del Depósito de aguas que de Cuatro Caminos, vivía no ha muchos años un hidalgo de buena estampa y nombre peregrino, no aposentado en casa solariega, pues por allí no las hubo nunca, sino en plebeyo cuarto de alquiler de los baratitos, con ruidoso vecindario de taberna, merendero, cabrería y estrecho patio interior de habitaciones numeradas" [...].

También el nombre de Tristana hace referencia a uno de esos caballeros de las leyendas celtas, quizás al caballero romántico de trágico final, el Tristán de Isolda. Ese nombre parece marcar el destino de la protagonista desde el comienzo. Ambos son valientes, parecen creerse invencibles y el motor de sus historias, es el amor imposible.

Los personajes...
Tristana es joven, soñadora y fantasiosa, ilusa e incluso pánfila en algunas ocasiones.
Desde el principio conocemos que ha sido deshonrada por D. Lope cuando era una niña.
Aún así, la vemos independiente, se aleja totalmente del estereotipo de mujer de la época, más realistas y prudentes, en pocas palabras... domesticadas.
Ha recibido la educación insustancial de las niñas, cuyo único fin, es conseguir un buen marido.
En resumidas cuentas, Tristana en esta historia se enfrentará con su comportamiento a una sociedad machista, y al final lógicamente, terminará ganando la inmensa mayoría.
La gran vencedora de toda esta historia, al igual que ocurre en las obras de las heroínas citadas en el segundo párrafo, será la sociedad, esa sociedad conservadora que imponía un papel determinado a las mujeres.
Tristana es un espíritu libre, indomable, que al final ve como se escapan sus sueños de golpe.

D. Lope, es su tutor, un brillante Don juan venido a menos que la mira como esposa, amante e hija, según le convenga.
Es un chantajista emocional que no duda en recurrir a las amenazas verbales, que invoca la memoria de los padres de Tristana y que incluso llega a reprocharle, que por ayudar a su familia se haya empobrecido.
En los primeros tiempos de vida junto a él, nuestra protagonista, llega a tener momentos de corta y pálida felicidad, quizás debido a la aceptación de un futuro del que sabe que no puede librarse. Ha sido deshonrada y el matrimonio es algo que ve improbable, por lo que solo le quedaría la vida en el convento, cosa que descarta rotundamente.

D. Lope, gracias a sus consumadas artes de seductor, siembra en ella ideas que fomentan la conformidad con la vida impuesta, y la joven no da importancia, en un principio, a que el Don Juan, triplique su edad.
Pero el tiempo empieza a pasar, y esa imaginación despierta en ella deseos de libertad y hay que decir llegados a este punto, que la palabra libertad en esa época, y más en boca de una mujer, no sonaba del todo bien.
D. Lope empieza a derrumbarse en lo físico, llegan los achaques al tiempo que se despiertan en él unos celos que le comen por dentro.
De esa forma, Tristana pasa a convertirse también en esclava, dato que él deja bastante claro por el comentario que veréis a continuación.

"Cree que mi mayor suplicio es no poder dorarte la jaulita" [...]

Y Saturna, la protagonista secundaria de esta historia, también lo confirma con sus palabras:

"Si ha de haber un poco de reputación, es preciso que haya dos pocos de esclavitud". [...]

Saturna es la criada, una consumada maestra en sisas y otras artimañas de cocinera y compradora. Es la confidente, otro personaje fuerte e interesante de esta historia.

Y llegamos al último de los protagonistas, el que cierra esta especie de triángulo amoroso...

Horacio, el artista, es otro egoísta y plasta de cuidado.
Es el personaje que ofrece el amor y el romanticismo a Tristana.
¿Pero qué ocurre? pues que aquí también llega el conflicto.
Los lectores somos conscientes de la evolución que experimenta el personaje femenino, y de ello también es consciente Horacio. En ese momento, vemos como algunos detalles empiezan a contrariarle, y ahí es donde nos percatamos de la verdadera naturaleza de Horacio.
Él y D. Lope, tienen más en común de lo que creen, quieren una mujer subordinada al hombre en inteligencia y voluntad, una esposa que solo les vea con los ojos y el corazón, que idolatre a su persona y a su inteligencia, para saciar su gran ego.
Pero no cuentan con que Tristana va por libre, y aquí llega el esperado desenlace...

La caída...
Si al comienzo de la reseña os decía que la prosa invitaba a hacer una lectura pausada, ahora añado que también nos invita a hacer una reflexión.

Tristana llega a tocar el cielo, se cree capaz de hacer cualquier cosa, se envalentona y después inicia su descenso particular a los infiernos cual Dante.
El poderío del que hacia gala desaparece dando paso a la aflicción y de nuevo a la aceptación del destino impuesto.

Esa caída muchos la interpretan como una suerte de "castigo" autorial, haciéndose eco de la moral de la época. Dicen que Galdós devuelve a Tristana al lugar que le corresponde, la castiga por ese comportamiento que consideran un desafío, destinándola a un final trágico. Y esa opinión es compartida por la autora Emilia Pardo Bazán.
Ella le critica que no convirtiese a Tristana en un ejemplo de mujer a seguir, en una feminista. Censura que le de alas para volar y que luego se las corte de un plumazo.

Creo que Doña Emilia y todos los que secundan esa opinión, son injustos...
Galdós hizo lo que pudo, tan solo reflejó la realidad de una sociedad injusta con la mujer.
El creó una mujer avanzada a su época, la dotó de una fuerte personalidad, mostró a la sociedad que las mujeres así existían, podríamos incluso verla como un símbolo en pro de la igualdad, pero no pudo hacer nada más, él no disponía de la llave para abrir las jaulas de las mujeres.
Don Benito solo reflejó la realidad, retrató las costumbres y los acontecimientos, una sociedad contra la que estaba atado de pies y manos. Era solo una voz más que se alzaba reivindicando, o denunciando el triste papel de la mujer.
Galdós fue un excelente retratista, pintó la realidad sin escatimar en detalles y en esa realidad, la protagonista de esta historia no sale muy bien parada. Si hubiese cambiado el final, si la hubiese dejado volar, ahora no estaríamos hablando de una novela realista, estaríamos hablando de ficción o de romanticismo, y al fin y al cabo, las críticas le seguirían lloviendo por haber creado un texto surrealista.

Como habéis visto, el tema principal de esta historia es la subordinación de la mujer.
A mitad de la historia, incorpora el género epistolar. Los jóvenes amantes cruzan correspondencia en un rito que se convierte en el súmmum de la cursileria, porque todo hay que decirlo, al igual que el tiempo termina convirtiendo a D. Lope en un mal menor. Al final éste se alza cual paladín y arrincona en un segundo plano a Horacio.
La ciudad de Madrid se abre ante nuestra mirada, ha permitido y amparado el idilio, mientras que la relación que perdurará en el tiempo queda oculta, siempre bajo llave, en la intimidad y protección del hogar.