sábado, 2 de mayo de 2015

A ciegas de Josh Malerman

Sinopsis:

Cinco años después de que diera comienzo la pesadilla, los pocos supervivientes que quedan viven refugiados en el interior de casas y edificios, protegidos por puertas cerradas y ventanas con las cortinas echadas. Malorie, que ha conseguido sobrevivir en una casa abandonada junto a sus dos hijos, decide abandonar la seguridad de su refugio para emprender un viaje por el río hacia un lugar mejor. En esta peligrosa odisea a ciegas, Malorie sólo podrá confiar en su instinto y en el entrenado oído de los niños, que no tardarán en descubrir que algo los sigue. Pero, ¿qué es? Inmersa en la oscuridad, rodeada de sonidos, familiares unos, estremecedores otros, Malorie se embarca en una tremenda odisea; un viaje que le llevará a un mundo sin visión y de vuelta a su pasado. En un mundo que ha enloquecido, ¿se puede confiar en alguien? 

Opinión:

«Un thriller inquietante, que puede compararse con Los pájaros de Alfred Hitchock o Stephen King.» 
Kirkus Review 
 «Nunca ha habido una historia de terror igual. Un libro que se lee de un tirón.» 
Hugh Howey. 

Así de contundentes son los comentarios que encontraréis por internet. Hasta el mismísimo Stephen King lo ha recomendado. 

¿Nunca ha habido una historia igual? Ese comentario me parece un poco exagerado. 
Creo que hay historias de terror bastante más interesantes que ésta y que realmente logran aterrorizar al lector creando una tensión que se mantiene hasta el final.
El argumento no está mal, su lectura es entretenida, la trama conecta con el lector algo que no consigue la protagonista y el final... ¿Qué se puede decir del final? 
De momento lo más correcto es comenzar por el principio e ir viendo lo que tiene de positivo y negativo. 
Como siempre la decisión de leerlo queda en vuestras manos.

Nadie sabe que sucede... Algo extraño, lo que se denomina "el problema" afecta a nivel mundial. Se cree que se desencadena cuando las víctimas ven algo. La única recomendación es cerrar puertas y ventanas, evitar mirar al exterior y salir de las casas...
De esa forma inevitablemente, llega la desconexión del mundo exterior.

En ese estado conoceremos a Malorie, el personaje principal. El ser humano ha pasado de tener una dependencia total, no solo de las nuevas tecnologías y pasa de un estado de vida cómodo a encontrarse aislado e indefenso ante algo que les obliga a estar encerrados y a prescindir del sentido más vital para la mayoría de los seres humanos.
La vista.

Lo positivo...
El encargado de guiarnos a ciegas por esta historia narrada a dos tiempos, es un narrador omnisciente. Conoceremos casi sin límite, tanto el mundo externo que rodea a Malorie como el interno. De ese modo llegaremos a escuchar hasta los diálogos más íntimos que mantiene consigo misma. Uno de los alicientes de esta novela es que al narrarnos lo que escucha la protagonista, sin opción de describir lo que ve, logra estimular sensorialmente al lector, provocando reacciones en nosotros y transmitiéndonos su angustia.
Tendremos acceso al pasado y al presente, e iremos componiendo a base de encajar piezas, un puzzle, hasta dar forma a la verdadera historia.
Lógicamente, el relato de nuestro narrador tiene una pequeña limitación. Una visión parcial.
Al centrarse en el personaje de Malorie, solo nos relatará los hechos que suceden a su alrededor. Los sucesos relevantes que ocurren a otros personajes los deja para que más adelante, ellos, sean los encargados de relatarlos, aunque veamos que el medio elegido vuelve a ser nuestro narrador.
Obviamente, tampoco nos va a contar sucesos futuros destripando el argumento, sería contraproducente.
Podréis pensar... Entonces no nos encontramos ante un narrador omnisciente que todo lo sabe... Eso pensé yo en algún momento, pero según avanza el libro, veremos que él conoce hasta el último detalle, incluso en momentos puntuales menciona... eso ya lo descubrirá más adelante...

La lectura se hace entretenida y el ritmo se mantiene a lo largo del libro. Solo se detiene de forma totalmente deliberada por el autor, cuando volvemos hacia atrás en el tiempo. La tensión creada hasta el momento entra en modo pausa para mostrarnos hechos del pasado relevantes para el desarrollo de la trama, que no harán más que aumentar la angustia.
En cada uno de los saltos que damos, nuestro cerebro se activa y va acumulando preguntas. ¿Qué pasó? ¿Qué es lo que acecha? ¿Hay más supervivientes? ¿Qué ocurrió con la gente del refugio? ¿Hay alguna esperanza de sobrevivir?

Lo negativo...
Lo que menos me ha gustado es la sintaxis utilizada. El autor se vale de frases muy cortas, sencillas. Es cierto que eso proporciona agilidad a la lectura pero al mismo tiempo da la sensación de que los personajes que las emiten son demasiado simples, no están respaldados por diálogos y tienen poco que aportar a la historia.

Otro detalle. Para que una obra sea buena no es imprescindible que tenga elaboradas y detalladas descripciones, ni esas descripciones deben centrarse exclusivamente en el sentido de la vista. Sabemos que en esta novela, se intenta prescindir de ese don. El narrador no puede extenderse demasiado contando lo que existe más allá de Malorie, porque de eso se trata, de mostrarnos la angustia de ese personaje, limitar sus acciones y centrarse más en sus pensamientos, pero podían haberse añadido algunos párrafos más descriptivos donde se hiciese hincapié en el uso que se da al resto de sentidos o mostrarnos como es el lugar en el que vive.

De la protagonista y demás personajes no me voy a explayar mucho. Ya he mencionado que los diálogos son sencillos. Pienso, que si estas encerrado en una casa con algunos supervivientes, sin saber cuanto tiempo te queda de vida, sin saber que acecha en el exterior, las conversaciones no serían tan limitadas o nulas. Siempre hay alguien con el que te relacionas más e intentarías crear unos lazos donde poder encontrar apoyo.
Esos diálogos tan breves transmiten al lector o al menos así me ha pasado a mí, una sensación de desidia, de deshumanización, cuando realmente intuimos que lo deshumanizado es lo que acecha desde el exterior...
Tampoco he logrado empatizar con la protagonista. Creo que hay personajes secundarios que aportan bastante más que ella.
Me ha parecido un personaje demasiado distante, hermética, fría hasta el punto de ni llamar a sus hijos por sus nombres.
Se limita en todo el relato a llamarlos niño y niña. En cierto momento dice que el ponerles nombre ha sido un lujo que no se podía permitir.
Yo creo que es totalmente lo contrario.
Los humanos con el comienzo de "el problema" perdieron el control sobre sus vidas.
Precisamente, sobre lo único que ella puede ejercer un total control, es sobre la elección del nombre de sus hijos.
Si quería mostrarnos una relación cercana con ellos, habría bastado con  llamarles hijo o hija... Pero no creo que el autor buscase eso. Da la sensación de que marca las distancias o que no les pone nombre para evitar encariñarse con ellos en un nuevo mundo que se presenta hostil. Es un detalle mínimo, incluso podríamos decir que sin importancia, no aporta nada a la historia salvo dejar clara esa frialdad, la distancia que la separa de los niños, quizás de algo que se puede convertir en un momento dado en una carga o un lastre...

Como veis a la obra le fallan algunos puntos y el más importante para mí es el remate final.
No puedo decir que la forma de concluir la novela sea mala o no sea la acertada, pero yo esperaba otra cosa, algo más...
Cuando llegamos a esas páginas da la sensación de que existen una ganas enormes de terminar el libro por parte del autor, o bien, de no saber como acabarlo. Resulta insuficiente, falta algo. Me vienen a la cabeza varios finales alternativos y el elegido me deja más bien fría, además de que algunos detalles quedan sin atar. También es cierto que a mí me gustan las historias con muchos detalles, que me dejen pensando, que me den para comentar un libro, y en este caso lo cierras con un ... Pues vaya...

Es un puzzle al que le falta alguna pieza.


lunes, 27 de abril de 2015

Medianoche en el jardín del bien y del mal de John Berendt

Sinopsis:

¿Libro de viajes o novela de misterio? Quizás ambas cosas a la vez, pues la protagonista, vieja dama que conserva aún la singular belleza de su decadencia, es una geografía que explorar y un ente vivo cuya placidez puede tornarse tragedia. La vieja dama es Savannah, la ciudad sureña del añejo esplendor georgiano. Hoy tiene alrededor de doscientos mil habitantes y un displicente aire provinciano. Sus viejas mansiones, como ahogadas en un bosque de magnolios, dan ese toque de Edén en el que no puede faltar el diablo. Porque también en Savannah hay, parafraseando a Brassens, «hermosos asesinatos».Medianoche en el jardín del bien y del males una obra ejemplar en muchos sentidos: por el sortilegio del paisaje urbano que evocan sus páginas, por la suave, amistosa ironía con que son retratados sus habitantes y por el cuidadoso ejercicio de tensión con que se relata el gran acontecimiento del asesinato.Escrita desde la fascinación de John Berendt por las gentes, el paisaje y las costumbres de la soberbia Savannah, la novela, a caballo entre la realidad y la ficción, es una irónica y sugerente exploración de la vida social y privada de una ciudad donde lo ordinario se convierte en extraordinario.

Opinión:

John Berendt publicó esta historia en 1994 y posteriormente fue llevada al cine de la mano del afamado Clint Eastwood. De esa forma, fue como tuve el primer contacto con esta obra.
La verdad es que fue una película que me gustó bastante. Bien ambientada, con un excelente plantel de actores.

Hace poco, por casualidad, la novela llegaba a mis manos.
Lo primero que me llamó la atención fue la imagen que aparece en la portada.



Esa figura de Jardín que representa a una niña sujetando en equilibrio, un platillo en cada mano. Como si fuese una joven representación de Temis, la diosa de la justicia, pero sin venda ni espada. Una figura que sopesa el bien y el mal, al que se hace referencia en el título... o ¿Quién sabe? quizás reflexiona, al tiempo que sostiene en una mano la verdad frente a la otra que aguanta la mentira, o la inocencia y la culpabilidad... o simplemente, puede que la escultura nos esté invitando, a los lectores, a tomar parte en el asunto y elegir o decantarnos por un bando u otro.
Porque de todo lo mencionado hasta ahora se hablará en la novela.
Al margen de que se relate el antes y el después de un asesinato, lo que realmente hace es plantearnos un dilema:
¿Es justo que Jim Williams, vaya a la cárcel?
Lo que menos importa es que se le juzgue por asesinato premeditado u homicidio involuntario. Eso es lo de menos. ..
Aquí entra en juego la ética y la moral, pero no solo como digo de nosotros los lectores, también de cada uno de los personajes que aparecen en esta obra y en general de toda la Sociedad al completo de la vieja Savannah.
Pero de esto ya os hablaré más adelante..

Podríamos considerar que estamos ante un clásico contemporáneo que se divide en dos partes.

En la primera se nos revela una obra costumbrista.
Nuestro protagonista y narrador, es un escritor que tras haber trabajado largo tiempo para algunas revistas, decide mudarse temporalmente a la ciudad de Savannah.
Allí poco a poco, irá conociendo a los peculiares personajes que habitan en la que se considera, la plus belle des villes de Norteamérica y la extravagante forma de vida que persigue a cada uno de ellos. El ambiente indolente y decadente que embriaga hasta los rincones más ocultos de Savannah y a sus personajes, le transporta a una ciudad que parece detenida en el tiempo, arrastrándonos a nosotros con él.
Sus calles, sus fiestas, sus mansiones, las rutinas del día a día, cualquier momento es bueno para incluir una completa y bella descripción que ayuda al lector, a crearse una imagen perfecta de la ciudad, como si ante un lienzo se encontrase.
Esas descripciones a las que hago referencia, la capacidad sugestiva de las escenas, es uno de los alicientes para leer ésta excelente novela.

La segunda parte comienza a raíz del asesinato y prácticamente se limita a las indagaciones para el caso, el propio juicio y posteriores apelaciones. Aquí cabe destacar, el buen hacer del autor. Nos describe un proceso judicial anglosajón, que dista tanto del nuestro, y nos facilita su comprensión.

Comienza el género negro.
Iremos descubriendo secretos a medida que avanza la lectura. Una investigación que más que policíaca se convierte en moral por parte del escritor protagonista.

Lo que no he mencionado, es que el autor, John Berendt visitó la ciudad y allí conoció de boca de sus habitantes el suceso alrededor del cual gira la trama.
Los personajes son reales en su mayor parte, aunque se permitió la licencia de cambiar nombres e incluso modificar el aspecto físico de algunos de ellos. Sin ir más lejos, él mismo asumió el papel del escritor protagonista encargado de relatar los sucesos ocurridos a principio de los años ochenta.

Pero de eso quiero hablaros, de esa parte de libertad narrativa que hay tanto en la novela como en la película.

Si os animáis con ambas, comprobaréis que existen bastantes diferencias entre una y otra.
Quizás al leerla encontramos menos dramatismo. Vamos conociendo los hechos poco a poco, de forma lineal, aunque en algún momento algunos sucesos serán reflejados de forma retrospectiva.
La obra escrita tiene 480 páginas y como he indicado, la primera parte hace la función primordial de situarnos en la ciudad  y de esa manera conocerla profundamente, tanto a ella como a sus gentes.
Obviamente Clint Eastwood estaba más limitado. Debía narrar lo principal sin extenderse demasiado y lo hizo de forma brillante en 155 minutos, centrándose eso sí, en el homicidio. Tuvo que recortar la historia, por lo tanto prescinde de la primera parte centrando su cinta en el posterior juicio que parece otorgarle ese mayor dramatismo del que os hablaba. En este caso, iremos conociendo a los personajes según avanza la película. Aun así, es una muy buena adaptación, porque lo principal queda plasmado.

En la película, el personaje que encarna al escritor, es John Cusack y la actuación del millonario recae en Kevin Spacey. Los dos excelentes actores. Pero sin dudarlo, la actuación estrella, tanto en libro como en película recae en manos de Lady Chablis.
Chablis es una Drag-queen de raza negra, de la ciudad de Savannah, que en la película representa su propio papel y que fue uno de los personajes reales de la historia. Su sobreactuación que en algunos momentos llega a rozar el melodrama, es redonda y logra arrancarnos carcajadas cada vez que entra en acción. Puede que incluso sea, el personaje más fiel, más real y más sincero que encontraremos entre estas páginas.
El resto de personajes que aparecen en el libro, según vayamos conociéndoles, comprobaremos que no se muestran como realmente son. Tienen dos caras, una imagen pública y otra que muestran en privado.

Pero John Berendt, como ya os adelantaba al principio, no se iba a limitar solo a escribir una novela costumbrista y de género negro.
Nos muestra la fascinación que siente por esa ciudad que va cobrando vida hasta convertirse en otro personaje más. Quizás el principal.
También se encarga de hacer un juicio subrepticio a una sociedad, la de la vieja Savannah.
Una comunidad que a pesar de haber pasado el tiempo, poco a evolucionado.
Los blancos siempre serán mejor que los negros e incluso se puede dar la paradoja, de que un blanco sea más blanco que otro, depende de la situación económica y de la moral. Sobra decir que los blancos en la trama están por encima de los negros,  Y los negros de piel oscura por debajo de los de piel clara. Los sureños son mejores que los Yankis, los heterosexuales mejor que los gays... Y así podríamos continuar... Siempre hay uno que será mejor que otro.
Una sociedad cargada de falsa o doble moralidad. Como he dicho se tiene una cara pública y otra privada. Pero para simplificar es una sociedad basada en la apariencia donde el dinero es el otro personaje principal. Una ciudad que no quiere avanzar, que recibe con la famosa amabilidad sureña a todos los de fuera, siempre y cuando, no vengan con ánimo de cambiar las cosas y las dejen como están.
Ya se lo dijeron en su día al general Sherman, en la guerra de Secesión, cuando se presentó a las puertas de la ciudad y les amenazó con quemarla. Los habitantes de Savannah se rindieron sin ofrecer resistencia. Le dijeron que pasase por allí con total libertad, eso sí, que lo dejase todo como lo había encontrado y ellos... siguieron a lo suyo.


lunes, 20 de abril de 2015

Las dos vidas del capitán de Mari Pau Domínguez

Sinopsis:

Cuando en 2007 la empresa estadounidense Odyssey Marine Exploration sacó a la luz el tesoro de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, hundida dos siglos atrás, nadie conocía las historias humanas que se escondían tras aquel trágico naufragio... Montevideo, 1804. El capitán Diego de Alvear está a punto de emprender el regreso a España. Atrás deja muchos años de experiencia en el antaño llamado Nuevo Continente, una tierra extensa y fascinante a la que ha dedicado los mejores años de su vida trabajando en la demarcación de los límites del territorio español. Atrás quedan también secretos de juventud... Ante él, sin embargo, se extiende un futuro que prevé plácido: ahora es un hombre rico, un marino reputado felizmente casado y padre de una numerosa familia, dispuesto a instalarse en su Andalucía natal. La expedición compuesta por cuatro fragatas avanza viento en popa rumbo a Cádiz con una valiosa carga en las bodegas y con la esperanza y la ilusión de aquellos que vuelven por fin al hogar. Pero el destino nos depara a veces súbitos cambios de rumbo en la travesía de la vida. Solo los verdaderos héroes consiguen seguir adelante: capear la tormenta, reencontrar la calma en aguas más serenas. Y, por qué no, hallar la felicidad que se dibuja a lo lejos, en la línea del horizonte, para aquellos que saben descubrirla. Con la sensibilidad que caracteriza su prosa, Mari Pau Domínguez nos acerca aquí a la figura de Diego de Alvear, un héroe desconocido, un hombre que sirvió a su país tanto en las peligrosas colonias de ultramar como en las calles tomadas por los enemigos franceses. Y, al tiempo que nos cuenta esta historia de amor y redención, nos introduce con maestría en los recovecos de una España que aún disfrutaba de su papel colonizador pero que a la vez sufría las presiones de reyes poco hábiles y el acoso constante de las tropas napoleónicas.

Opinión:

La novela de la que vengo a hablaros está dividida en dos partes. El antes y el después del hundimiento de la fragata Mercedes, y el antes y el después de su protagonista.

En la primera parte conoceremos en profundidad a Diego de Alvear.
Iremos viendo como evoluciona el personaje, como va adquiriendo renombre.
El diez de Noviembre de 1774, Diego de Alvear por entonces un joven alférez de fragata, llega a Montevideo. Tan solo cuenta con veinticinco años pero le respalda una excelente formación. Es su tercera expedición y se ha formado junto a los mejores marinos, matemáticos y astrónomos.
La prudencia, generosidad y valentía, junto a unas ganas infinitas de descubrir el mundo, se cuentan entre sus principales rasgos.

El punto de división de ambas partes, es el ataque británico a la flotilla española. Para mí, sin dudarlo, donde comienza la parte más interesante. La narración se intensifica dando un ligero giro y se vuelve más pasional.
Por fin, Don Diego volvía a España... Había llegado a aquellas tierras enviado por Carlos III y volvía cumpliendo órdenes de Carlos IV.
En esta parte se nos cuenta el retorno junto a su familia. Un retorno que se complicará.

La flota española transportaba un cargamento de oro y plata acuñado en la ceca de Lima para las arcas de la hacienda del Reino de España, además de otras mercancías de todo tipo.
El cinco de Octubre de 1804, sin previa declaración de guerra. La flotilla española fue atacada por una flota británica, enfrentamiento que acabó con la explosión y posterior hundimiento de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, en el cabo de Santa María.
De nada sirvió que a la flota española la amparase un acuerdo internacional, el tratado de Amiens, firmado dos años antes entre la corona británica y la primera república Francesa más aliados, donde se encontraba España.



La segunda parte corresponde al tiempo que Alvear tuvo que pasar en Inglaterra y su posterior regreso a España.
Pero no os vayáis a pensar que en esta obra se limita únicamente a narrar sobre la vida de Don Diego. También conoceremos otros acontecimientos de una época convulsa para España. La guerra con Portugal, la invasión Napoleónica, el motín de Aranjuez, el levantamiento de la villa de Madrid y los fusilamientos del dos de mayo, la constitución de Cádiz de 1812... Entre otros.
Como podéis ver, un libro muy completo que abarca desde el reinado de Carlos III hasta el de Fernando VII, pasando por Carlos IV y hasta por el mismísimo Pepe botella (José I Bonaparte).

Desde los primeros compases de esta novela, seremos testigos de una narración muy elegante por parte de Mari Pau Domínguez.
Una obra cargada de contrastes...
Tenemos la rigurosidad y sobriedad de los datos, frente a las emociones y sentimientos de los protagonistas. A todo esto tenemos que añadir que lo relatado se complementa con la inclusión de fragmentos de diarios y correspondencia de nuestro protagonista, lo que otorga a la narración el toque de humanidad y de realismo.
La autora no cae en el error común de abusar de los diálogos en esta obra. Para contar la historia lo hace a través de un narrador omnisciente que da prioridad al relato frente a las conversaciones. Es cierto que ese detalle le resta agilidad pero favorece que la lectura sea más pausada, parece más seria ante la frivolidad que le aportaría un exceso de diálogo.

Básicamente este es el resumen de lo que encontraremos entre las páginas de este libro. Pero profundizando encontraremos mucho más...

Un poco de Historia...
5 de Octubre de 1804.
A las nueve y quince minutos comenzó el ataque a la división española, tras un vano intento de parlamentar por parte de los españoles, que lógicamente, no entendían el motivo del asedio de la flota británica.
Media hora después, un certero cañonazo procedente de la fragata Inglesa Amphion, dio de lleno en la santabárbara de la Mercedes, haciéndola saltar por los aires.


Fallecieron 263 personas.
La batalla naval continuó y cuando las fragatas españolas se rindieron, los ingleses procedieron al abordaje.
Los británicos argumentaron que con ese ataque no se declaraba ninguna guerra, que no se realizarían detenciones, pero que tenían órdenes de llevar las naves españolas hasta puertos de Gran Bretaña.
Algo surrealista...
Los españoles no iban en calidad de prisioneros, pero fueron arrastrados contra su voluntad lejos de España y metidos en prisión, al llegar allí.
Eso sí... el ministro Inglés pidió disculpas por los daños ocasionados...

Pero la historia no termina aquí.
Si leéis el libro, comprobaréis que la vida de Diego de Alvear dio para mucho más. Tuvo una vida intensa y pasional.
Por su parte la fragata Mercedes, es la otra gran protagonista de esta historia. A pesar de que fue hundida, doscientos años después, seguiría dando de que hablar.

Yo conocí la historia de Diego de Alvear y la fragata Mercedes, por la exposición temporal, que el año pasado realizó el Museo Arqueológico Nacional bajo el título de:

 El último viaje de la Fragata Mercedes. 

La razón frente al expolio.




Abril, 2007
Con nocturnidad y alevosía. Saltándose los acuerdos internacionales y burlando la vigilancia, el Odyssey expolió la fragata hundida.
El mayor daño no era la extracción y robo de las mercancías que se encontraban en su interior, fue la profanación de la tumba de 263 personas.
Los representantes del Odyssey lo llamaron rescate. He aquí la diversidad de opiniones a la hora de juzgar un mismo hecho. Yo claramente lo llamo expolio, robo, un acto de piratería moderno por individuos sin escrúpulos y que persiguen un móvil económico. Sus actos así lo confirmaban, rápidamente se llevaron lo extraído y pusieron rumbo fuera de nuestras aguas.

La Odyssey Marine Exploration, se amparaba, en que los restos del barco rescatado, correspondían al HMS Sussex (Inglés) hundido en 1694. Por supuesto, la embajada Inglesa, reconoció que lo hallado no se correspondía con su pecio hundido.
El ego de los americanos fue más allá. Por su afán de protagonismo publicaron unas fotos del tesoro extraído.
La foto correspondía a una moneda con fecha de acuñación en 1802 y con la efigie de Carlos IV.


No hace falta ser historiador para ver que algo falla...
Carlos IV era un Rey español y el barco inglés difícilmente pudo llevar en sus bodegas monedas acuñadas en 1802, salvo que poseyeran el secreto de viajar en el tiempo.
El 3 de Junio de 2009, la corte americana sentenció a favor del Estado Español.
"El tesoro debía ser devuelto", pero se negaron incluso pasando por encima de la opinión del presidente Barack Obama.

Y siguieron apelando y apelando, hasta llegar al Tribunal Supremo. En ese momento, el juez Clarence Thomas fue breve y contundente, denegando el recurso.
Por fin, cinco años de luchas en los tribunales habían terminado y el tesoro de la fragata Mercedes podía volver a casa.
Había salido del puerto de Montevideo, el 9 de Agosto de 1804 y por fin volvía a su hogar, el 25 de Febrero de 2012...
Más de doscientos años después...

Sobra decir, que la empresa Odyssey Marine Exploration en ese tiempo de litigios, había limpiado y estuchado una gran parte de las monedas para venderlas al mejor postor.

Una novela redonda, que da prioridad a lo verdaderamente importante, la vida de los que viajaban en la fragata. Una historia con héroes y villanos alrededor de un personaje que lo vivió en primera persona.




Las fotos que he adjuntado fueron realizadas en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.