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viernes, 1 de julio de 2022

Piranesi de Susanna Clarke

Sinopsis:

La casa de Piranesi no es un edificio cualquiera: sus habitaciones son monumentales, con paredes llenas de miles de estatuas, y sus pasillos, interminables. Dentro del dédalo de corredores hay un océano aprisionado en el que las olas retumban y las mareas inundan los aposentos. Pero Piranesi no tiene miedo: comprende las embestidas del mar igual que el patrón del laberinto, mientras explora los límites de su mundo y avanza, con la ayuda de un hombre llamado El Otro, en una investigación científica para alcanzar El Gran Conocimiento Secreto.

Opinión:

Han pasado diecisiete años desde que Susanna Clarke publicó Jonathan Strange y el señor Norrell, novela que leí en 2017. En ella, la autora, mezclando fantasía y realidad, nos transportaba hasta el siglo XIX, en plenas Guerras Napoleónicas, y allí nuestros protagonistas hacían uso de la magia para inclinar la balanza hacia un lado u otro. Esa novela me sorprendió por su originalidad ya que a la trama principal se les sumaban otras paralelas que aparecían en las notas abreviadas creando una especie de historias dentro de la historia. 
En esta ocasión nos ofrece una novela más breve, 320 páginas que se alejan bastante de las 800 de la anterior, eso sí, en lo que coinciden ambas es en que se mezcla la fantasía y la realidad dando como resultado una historia, de nuevo muy original, sí, pero que me ha gustado menos que la de Jonathan Strange.

El título, Piranesi, hace referencia al arquitecto y grabador del siglo XVIII que se hizo muy famoso por sus grabados de edificios, reales e imaginados.
La obra no tiene nada que ver con el autor, no es una biografía ni una obra basada en el personaje, lo que sí tiene en común es que, el escenario laberíntico que sirve de escenario para esta obra sí parece extraído de uno de sus grabados imaginarios, plagados de oscuros pasadizos, extrañas galerías infinitas y escaleras empinadas que se entrecruzan sin llevar a ningún lado. Una visión que parece transportarnos a un sueño o a un mundo irreal.

El primer detalle que me ha gustado es el narrador. 
Un personaje que nos ofrece a modo de diario y en primera persona todo lo que sucede en la casa de Piranesi; una casa monumental, llena de estatuas y con pasillos infinitos, donde vamos a encontrar desde océanos en la planta baja, con sus mareas que suben y bajan inundándolo todo, al inmensurable cielo cubierto de nubes que se ve desde la última.
Como veis todo muy descriptivo.

Sabemos que este narrador en primera persona atiende al nombre de Piranesi, no porque sea su nombre, sino porque hay otro personaje que habita también en la infinita mansión que le llama así.
Nuestro protagonista nos introduce en el relato, y lo digo literalmente, a través de ese diario que le va a servir de referencia tanto para él como para nosotros. 
Aunque parezca incongruente, es un prisionero en la mansión, libre de andar por donde quiera. 
No sabemos cómo ha llegado allí, solo conocemos el hecho de que todo lo deja plasmado en un diario que será la clave fundamental para que el lector entienda que sucede en realidad.

Os puedo decir que es una historia que desconcierta desde el comienzo, con un toque muy surrealista, pero que no deja de lado el género de fantasía. 
El elenco de personajes es muy reducido. La mayoría del tiempo la autora desarrolla el argumento con tan solo dos, aunque poco a poco irá apareciendo algún personaje más para dar movilidad a la trama y que esta no quede estancada.

Los lectores quedamos atrapados en el relato por la expectación a la espera de que se resuelvan todas nuestras dudas, que son muchas y van aumentando según avanza la lectura.
¿Quién es el personaje?, ¿por qué está allí?, ¿cómo llegó?, ¿dónde está ubicada la casa?, pero sobre todo, lo que queremos saber es si todo lo que nos cuentan es real o fruto de su imaginación. Esas dudas son precisamente el motor que empuja el argumento.
A mí toda la historia me traía a la cabeza el grabado de Goya: "El sueño de la razón produce monstruos", un aguafuerte en el que el pintor parece despistar con la imagen y encubrir el verdadero significado.

Piranesi es una obra muy distinta a la que nos ofreció Clarke anteriormente. Es una novela hipnótica donde la imaginación y la especulación del lector corren libres.

miércoles, 1 de febrero de 2017

Jonathan Strange y el señor Norrell de Susanna Clarke

Sinopsis:
Una de las novelas más brillantes y originales que han aparecido en el panorama anglosajón en los últimos tiempos.
Como una auténtica obra de orfebrería literaria Susana Clarke ha imaginado un universo fantástico completo y coherente hasta en sus últimos detalles, creando en el lector la ilusión de sumergirse en una historia de absoluto realismo y verosimilitud.
Jonathan Strange y el señor Norrell es una novela fabulosa en todos los sentidos: por su ambición narrativa y por las historias extraordinarias que cuenta. Mezcla prodigiosa de fantasía e Historia, de caballeros magos y personajes reales como el duque de Wellington, Jorge III o lord Byron, la novela plantea una versión alternativa de la historia de Inglaterra, una versión en la que la magia, una magia seria de carácter casi científico, desempeña un papel destacado.
El resultado es absolutamente convincente, y el asombroso despliegue de personajes y aventuras hipnotiza al lector desde la primera página hasta la última.

Mejor libro del Año (de ficción para adultos), concedido por a la mejor primera novela (premio concedido por la revista Locus).
Premio Hugo a la mejor novela del año. (Este premio es concedido por la World Science Fiction Society.
Además, ha sido elegido como libro del año por la revista Time.

Opinión:

Debo reconocer que no soy muy dada a leer novelas del género de fantasía, más allá de autores como Tolkien o Brandon Sanderson. Y no es que no me gusten, es simplemente que me da un poco de pereza ponerme con ellas.
Muchas de esas historias son sagas que se terminan alargando demasiado en el tiempo, o bien, arrastran enormes mundos, creados por la imaginación del autor que a mí, se me complican demasiado a la hora de leerlos...

Esta lectura surgió gracias a una propuesta conjunta de varios blogs.
Si fuésemos libros, Un libro junto al fuego y No solo leo cuyo objetivo era realizar una lectura conjunta postnavideña bajo el lema #Lecturaparabajarelturrón.

Reconozco tras leerla, que esta propuesta ha resultado ser todo un éxito, porque leyendo los comentarios en general, parece que han quedado todos bastante satisfechos.

La estructura 

La estructura de la novela se asemeja mucho a las novelas victorianas, no solo por la prosa empleada al más puro estilo Dickens, sino por algunas características que iré relatando a continuación.
La novela es larga y prolija, como las obras de ese periodo que se escribían para ser publicadas por capítulos.
Tiene alrededor de 800 páginas y una infinidad de notas al pie de las que os hablaré un poco más adelante.

Quizás el elemento más destacable, es esa voz que nos acompaña a lo largo del libro y que nos relata la historia en tercera persona.
La intrusión del autor o narrador y sus constantes apelaciones al lector, también son una de esas peculiaridades de las que os hablaba y tan recurrente en la novela victoriana, y es que este narrador, interrumpirá nuestra lectura constantemente a lo largo de la historia para dirigirse a nosotros.

Los géneros literarios

Esta novela, Jonathan Strange y el señor Norrell, ha sido galardonada con varios premios, y es que su autora, ha logrado crear un mundo fantástico que convive en armonía con la realidad histórica, las leyendas y el folcklore, por lo que la trama convence totalmente; pero habría que ser un poco más precisos y añadir otra cualidad que destaca, la originalidad.

A lo largo de la narración, como ya os he dicho, reconoceremos bastantes características empleadas en otros géneros, como la novela romántica y la gótica, por supuesto sin olvidar toda la base sobre la que se construye el argumento, la fantasía y la Historia.
El relato cabalga entre ese romanticismo, que se esconde tras la magia, tras los mitos, con unos personajes con actitudes muchas veces melancólicos.
También destaca el fiel retrato que se hace de la sociedad de la época, muchas veces realizado con un fino toque de ironía.
Vemos una clase media emergente, frente a la aristocracia e incluso detectamos como el papel de la mujer empieza a destacar, asumiendo un papel importante en la trama, desprendiéndose de ese tópico de mujer pasiva.

El argumento

El argumento nos hace retroceder en el tiempo, hasta los primeros compases del  S. XIX en plenas Guerras Napoleónicas, y por ello, los personajes ficticios convivirán junto a otros reales de importancia histórica, como el rey Jorge III, el duque de Wellington, Napoleón o Lord Byron... De este modo no es difícil que nos encontremos en algunas situaciones complicadas, como en pleno campo de batalla, en el enfrentamiento que llevó a tropas británicas, alemanas y holandesas, a batirse contra el ejercito napoleónico.
Como podéis apreciar por este último párrafo, ese es otro de los puntos a favor de esta historia, el marco narrativo excepcional y la maestría a la hora de mostrárnoslo...

Una historia viva...

La historia marca su propio ritmo, y diréis ¿qué quiere decir con esto? pues bien, mientras el narrador nos ofrece un relato lineal en el tiempo, incluyendo algunos saltos entre personajes, las notas al pie de página nos llevan por otro camino, dándonos mucho juego.
Esas notas no se limitan a ser simples aclaraciones, algunas de ellas nos ofrecen un pequeño juego metaliterario, haciendo referencia a otros libros. La historia cobra vida y esas pequeñas narraciones convertidas en relatos autónomos, caminan al margen de la historia principal. Son pequeñas historias alternativas que en muchas ocasiones nos transportan a un mundo de magia paralelo.

Los personajes.

Tenemos dos personajes principales, El señor Norrell al que conoceremos desde el principio, y Jonathan Strange, que aunque tarda un poco en hacer acto de aparición, terminará haciéndose con el papel principal convirtiéndose, no solo en el centro de la acción, también en el de nuestra atención.
El sr. Norrell, tiene una actitud respecto a quién debe practicar magia, que le hace asemejarse mucho a Ebenezer Scrooge, protagonista de Cuento de Navidad de Charles Dickens.
Parece que es de carácter tranquilo, pero tras esa fachada se esconde alguien tan astuto como egoísta e incluso me arriesgo a decir que pretencioso.
Intenta que la magia sea controlada por un grupo muy reducido de personas, limitando el uso a él y a Strange, y eliminando las posibilidades de ejercer a los denominados como magos teóricos. Otra de sus medidas es acaparar al completo, cualquier posibilidad de hacerse con libros sobre magia a todo aquel que no sea él.
Strange, por el contrario, aunque de carácter más fuerte y enérgico, quiere que la magia vuelva por completo a Inglaterra, compartiendo la posibilidad de practicarla tanto por magos prácticos como teóricos.

A estos dos personajes se suman algunos secundarios de vital importancia para la trama.
Tenemos al legendario Rey Cuervo, personaje omnipresente a lo largo de toda la novela.
Stephen Black, un criado de color.
La sra Strange y Lady Pole.
Y por supuesto, no podíamos olvidar a un personaje mágico, El caballero de pelo color Vilano de cardo.

Notas de color

Llegados a este punto, y haciendo referencia a los colores, no puedo dejaros de comentar las continuas asociaciones alegóricas, que se hacen sobre ellos.
Nubes color azul pizarra y verde mar o túnicas azul noche.
Tez del color de la leche de tres días; pelo color del de un cielo de Londres tiznado de ceniza y humo de carbón; o por ejemplo, ese otro extraño color entre azul o lila, tan difícil de obtener, y que solo se consigue mezclando el pigmento con lágrimas de solteras de buena familia, que deben tener una larga vida de intachable virtud y morir sin un solo día de verdadera felicidad.

Como veis una delicia de historia que derrocha originalidad...

Por poner alguna pega diría, que algunas de las notas se hacen extremadamente extensas, lo que contribuyen a alargar una lectura que ya de por sí, resulta larga.
De todas formas, eso no es algo negativo, ya que la sensación que nos queda al terminar es muy satisfactoria.