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martes, 17 de julio de 2018

Canción de Sangre y Oro de Jorge Molist

Sinopsis:

Con solo trece años, Constanza debe abandonar a su familia, su país y todo cuanto ama para casarse con un desconocido mucho mayor que ella. Su padre, el rey de Sicilia, se encuentra en grave peligro y precisa de esa alianza. Aunque de nada sirve porque al poco, Carlos de Anjou, hermano del rey de Francia, invade el reino y le asesina.
 Al coronarse rey de Aragón, Pedro III, el esposo de Constanza, le promete que vengará a su padre y recuperará el reino del que ella es heredera.
Con ello, Pedro, considerado un rey débil, se enfrenta a los tres mayores poderes del siglo XIII: Francia, el papa y Carlos de Anjou, convertido en emperador mediterráneo.
 Un relato épico, de amor y libertad, que narra cómo la Corona de Aragón y los sicilianos, de la mano de Pedro III el Grande, cambiaron la historia de Europa y asombraron al mundo.

Opinión:

En España, generalmente, asociamos Edad Media con reconquista, y la gran mayoría de las novelas que comprenden ese periodo, se centran en relatar ese proceso por el cual los reinos cristianos de la península, lucharon intensamente a lo largo de ocho siglos por librarse del dominio musulmán.
Ahora bien, con esta novela de la que hoy os voy a hablar, vamos a ver que la Edad Media en España no se limitó solo a eso.
También hubo luchas entre los reinos cristianos que intentaban conseguir el control sobre esas tierras que estaban bajo dominio musulmán y también con reinos fuera de España.
Creo que Canción de Sangre y Oro es una historia magnética, no solo interesante, sino que también puede servirnos para rescatar parte de esa historia más desconocida de España.
Este fascinante viaje al medievo será como una intrigante partida de ajedrez, pero ojo en este juego de estrategia lo importante no es como se empieza, sino como se acaba, y en eso tiene mucho que enseñar nuestro protagonista, Pedro III.

Las comparaciones son odiosas...
Hay muchos autores de novela histórica, seguro que si lo pensáis vendrán a vuestra cabeza muchísimos nombres.
Pero... entre esa lista mental que habéis creado, ¿cuántos de ellos son realmente buenos?

A un buen autor de novela histórica, no se le juzga solo por su prosa, por su forma de atrapar al lector entre las páginas de su novela, o por los personajes carismáticos de los que habla... Para ser un autor realmente bueno, no debes conformarte con relatar una y otra vez, la historia que otros ya han contando antes de ti.
Hay muy pocos autores que se arriesguen a retratar personajes poco conocidos, o a escribir sobre acontecimientos históricos poco documentados. La gran mayoría optan por ir a lo fácil, a escribir sobre lo ya relatado cientos de veces, ¿y por qué? pues simplemente porque existe mucha información ya recopilada sobre ello.
La mitad del trabajo está ya hecho, y solo hay que ser un buen contador de historias para unir esos datos de forma coherente e incorporarlos a la trama.

En cambio, este autor del que hoy os hablo, y un par más que me vienen a la cabeza y que no voy a mencionar hoy; no se conforman con contar la historia del medievo español, o la tan recurrente Reconquista.
Se arriesgan, se sumergen en bibliotecas entre legajos y pergaminos, buscando a esos personajes olvidados o poco reconocidos, que con sus actos consiguieron no solo hacer historia, sino cambiarla.
Hay muchas obras catalogadas como novela histórica, y no lo son. Se construyen alrededor de un personaje principal, real, eso sí, pero el resto es ficción, maestría narrativa de un autor.

Por eso, y ciñéndome a la frase con la que abría este apartado de, las comparaciones son odiosas, los lectores deberíamos separar el grano de la paja, y distinguir entre grandes autores de novela histórica y meros narradores.

La realidad supera muchas veces a la ficción
Pues sí, hoy voy a permitirme el lujo de recurrir a otra frase hecha para continuar con esta reseña, y ahora vais a entender el porqué.

Jorge Molist ha intentado ceñirse lo más posible a la Historia, y es digno de alabar, porque el argumento real tal y como nos lo relata es tan intenso, que no necesita añadirle ficción innecesaria.
Sabéis que muchas veces es inevitable hacer uso de la famosa licencia del escritor, esa que se usa principalmente para rellenar vacíos, aún así, Molist se ciñe a los hechos, y solo hace uso de ella en momentos muy puntuales.
Por lo tanto, podríamos decir que nos encontramos ante una trama construida alrededor de un alto componente histórico; un 95% corresponde a realidad, mientras que esa minúscula parte que cubre el 5% restante, es ficción.

Los personajes reales predominan sobre los que no lo son; son parte de ese 95% que acabo de mencionar; pero dentro de esta categoría de personajes que existieron en la vida real, habría que hacer dos grupos, y diferenciar entre los que son grandes protagonistas y otros que actuarán como secundarios, ambientales o incidentales, aunque sus actos también sean determinantes para los hechos históricos que se relatan.


Esto de ser un secundario en una novela, no es nada malo, ya que conoceremos a grandes figuras como el almirante Roger de Lauria, ese que defendió Sicilia y los derechos de los reyes de la Corona de Aragón tras las Visperas sicilianas, derrotando no solo a la gran flota francesa que Carlos de Anjou tenía bajo su mando, sino también a la de Felipe III, rompiendo las líneas de comunicaciones de los invasores franceses en Cataluña y arruinando completamente el poder naval francés de la época.


“Ningún Pez osará alzarse sobre el mar si no lleva escudo con el Señal del Rey de Aragón. 

Roger de Lauria, según la crónica de Bernat Desclot. s. XIII 


Pero vayamos a los verdaderamente importantes.
Molist, entre ese gran elenco de personajes reales, nos va a presentar a dos imprescindibles para entender la Historia de España.
Nos relatará parte de su vida de forma precisa, al tiempo que amena y didáctica, pero sobre todo nos invitará a buscar información complementaria sobre ellos, porque algo que se le da muy bien a este autor, es despertar nuestra curiosidad lectora.

Constanza cumplirá una doble misión.
La primera es ser una de las protagonistas principales de esta historia, y la segunda, rememorar gran parte de unos sucesos que marcarían no solo su vida, sino también la historia de nuestro país, desde el momento en que se casa con el que luego sería Rey de Aragón, Valencia, Sicilia y Conde de Barcelona.

¿Y por qué digo que Constanza relatará gran parte los hechos? Pues porque no será el único narrador que encontremos.
Vamos a ser testigos de dos tipos de relato.
Uno en primera persona, más directo y personal a manos de Constanza, y otro en manos de un narrador omnisciente, que lógicamente relatará los momentos en los que ella no puede estar presente.

De esta forma Molist, con esos cambios sucesivos de narrador, subsana las elipsis, los vacíos argumentales que podrían generarse con un narrador protagonista y crea una trama totalmente lineal y coherente.
Los cambios de narrador aportan ritmo al argumento y ese ritmo, todo hay que decirlo, no decae en ningún momento.

El otro gran personaje es Pedro III "El Grande", hijo de Jaime I y de su segunda esposa Violante de Hungria. 
Pero hay algo en este personaje que llama mucho la atención. Es un monarca muy poco conocido o mejor sería decir que poco recordado, y eso se debe en gran parte a que fue eclipsado por la figura de su padre, Jaime I "El Conquistador". Pedro tuvo un reinado relativamente corto si lo comparamos con el de su predecesor...

Lo sorprendente como digo, es que los acontecimientos históricos que le rodean fueron grandiosos;
En un principio fue considerado como un rey débil, menospreciado por los fuertes que en ese momento dirigían el futuro de Europa, pero pronto la opinión de sus adversarios cambió.
Pedro III no solo cambió la historia de Europa, sino que tuvo el valor de enfrentarse a los tres mayores poderes existentes en el s. XIII, es decir: a Francia, a Carlos de Anjou que se había convertido en emperador del mediterráneo y al mismísimo Papa, cancelando el vasallaje con el Papado.
Pedro, creó una alianza entre Sicilia y Aragón, se aprovechó del ansia de libertad de un pueblo, el siciliano, oprimido por Carlos de Anjou; vengó al padre de su esposa y la hizo entrega del reino que por herencia la correspondía, por ese motivo pasó a ser un rey maldito, ya que al desobedecer las ordenes del Papa, fue excomulgado.

Y así de esta forma, entre personajes reales de distintas categorías, Jorge Molist va a conseguir un equilibrio sobresaliente, que es lo que buscamos en las novelas históricas.

Pero no se vayan todavía, porque aún hay más...

Los personajes ficticios también gozarán de su importancia, no hay que menospreciarlos.
Sirven de apoyo, de complemento o de relleno, como queráis llamarlo, y solo con ellos se consigue un desarrollo sin altibajos.
Algunos de estos "mal llamados" secundarios, brillan con luz propia, y costará desembarazarnos de ellos una vez finalizada la lectura.
Por destacar a un par de ellos, cito a Súria y a Galcerán, a la cabeza de la tropa de almogávares.

Y ya para ir terminando os voy a contar un par de secretos más sobre la obra de este autor.
Jorge Molist, no nos hace perder el tiempo...
Emplea una prosa muy fluida y no se detiene en cargar los capítulos con extensas y tediosas descripciones; va al grano y eso también aporta agilidad a la novela.
Pero si os decidís a leer este libro, sumado a lo anterior, también os llamará la atención la intensidad y la pasión que muestra al narrar.
Esa pasión tan intensa, también se nota al asistir a cualquiera de sus presentaciones.
Tiene una gran capacidad expositora, enmudece al público y no solo nos mantiene expectantes con una sonrisa en la cara, sino que convierte sus explicaciones en un divertida partida de Trivial, despertando en los asistentes unas ganas intensas por conocer y profundizar en nuestra historia.
Os lo recomiendo, no solo leerle se convierte en un placer, sino también escucharle si tenéis ocasión de acudir a alguna de sus presentaciones literarias.