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martes, 24 de enero de 2023

La joya de las siete estrellas de Bram Stoker

Sinopsis:

Si el comienzo de La Joya de las Siete Estrellas parece plantear una intriga, su atmósfera se ve rápidamente dominada por la omnipresencia de Tera, la reina y hechicera egipcia que desde hace milenios prepara su regreso al mundo de los vivos en un cuerpo mortal, y la novela se desliza hacia la fantasía y el terror. 

La lúgubre y casi irrespirable atmósfera que domina la mansión londinense del egiptólogo Trelawny se trasladará después, aunque amplificada por un aura digna de H. P. Lovecraft, al de la solitaria casa de Cornualles donde aquel sabio y sus compañeros de aventura intentarán, mediante la mágica Joya de las Siete Estrellas, resucitar a la momia de la antigua reina.

Opinión:

Hoy voy a hablaros de La joya de las siete estrellas, una obra que fue publicada en 1904, años después de que Drácula, su obra cumbre, viese la luz.

Lo primero que quiero deciros es que La joya de las siete estrellas no es una obra de terror, aunque las editoriales se empeñen en catalogarla así, y que tampoco resulta tan interesante como Drácula, a pesar de que Stoker tenía estilo más que de sobra para recrear atmósferas propicias para el misterio. 
Aun así, no consiguió llegar a la intensidad de la obra por la que realmente es recordado, además de que en el último tercio del libro parece que la trama pierde fuelle y termina yéndose por las ramas en busca de una salida respetable para sus personajes. Este último detalle que he mencionado le llevó a escribir un final alternativo. 
En el ejemplar que yo he leído solo se opta por mostrar uno, quizás el más realista y acorde con una novela de misterio, pero sé que hay otras versiones que ofrecen la lectura de los dos finales.

El origen del mito

El origen del mito de la momia, muchos expertos lo ubican en la campaña de Napoleón a Egipto que tuvo lugar en 1798. Tras ese hecho la arqueología despertó el interés de muchos estudiosos y con ello la imaginación de muchos autores, entre ellos Stoker o Agatha Christie, que se entusiasmaron con las posibilidades imaginativas que escondía la egiptología, con el tema de la transmigración de las almas o, simplemente, con el enfrentamiento cultural que suponía el misterioso y Viejo Egipto frente el mundo occidental, tan racional y empírico.
En esta novela, el autor actúa un poco como visionario. La obra fue escrita en 1904, pero en ella encontramos la esencia del mito de la momia que más tarde se vería confirmado, en 1922, con el descubrimiento de la tumba del faraón Tutankhamon y la posterior muerte de más de veinte personas relacionadas con la expedición arqueológica.

La joya de las siete estrellas.

La novela comienza sin preámbulos, es lo que se conoce como una narración in media res, es decir, la narración empieza con una escena impactante, en mitad de la historia, y para llenar el vacío argumental que provoca ese comienzo abrupto los personajes deberán narrar, llegado el momento, los sucesos anteriores mediante retrospecciones.

En ese comienzo destaca la gran calidad descriptiva e imaginativa de Stoker, que en esos primeros compases nos ofrece un clásico misterio de cuarto cerrado, incluyendo un ataque cruel y brutal que se produce en plena noche. 
No existe indicio de que los asaltantes hayan huido, no hay huellas ni desorden, tampoco ventanas abiertas. En el interior solo se encuentra la víctima, el señor Trelawny, y lo más interesante del caso y que engancha al lector es que a la noche siguiente se produce una nueva agresión estando la casa llena de gente sin que nadie detecte movimiento alguno del agresor.

Como podéis ver se nos plantea un caso muy complejo y extraño en el que cada descubrimiento irá añadiendo más suspense e intriga a la trama.

Os he mencionado que para rellenar el vacío argumental del comienzo los personajes narrarán sucesos anteriores con lo que el autor nos ofrece un relato que contiene otro en su interior y en el cual nos mostrará cómo fue el descubrimiento de la tumba de Tera, la momia, y de los tesoros allí encontrados, con lo que sin querer, los lectores somos testigos de un acto muy frecuente en la época, el expolio del patrimonio arqueológico.

También debo añadir que tras la resolución de ese primer misterio de cuarto cerrado el escenario cambiará y los personajes se enfrentarán a un segundo misterio, y es aquí donde Stoker se embrolla y empieza a complicar el argumento con disertaciones científicas e incluyendo algunos datos erróneos que helarían la sangre al mismísimo Zahi Hawass.

Drácula y la joya...

Llegados a este punto no me queda más remedio que  hablaros de las similitudes que he encontrado entre Drácula y La joya de las siete estrellas y que como veréis proporcionará más datos interesantes y complementará los ya dados sobre esta lectura.

He leído en algún sitio que no existen similitudes entre estas dos obras y que por lo tanto es absurdo hacer comparaciones... 
Esto es algo de lo que discrepo totalmente, porque creo que el hacer comparaciones es algo inherente a los lectores, ya que forma parte de nuestra naturaleza. 
También debo añadir que desde el principio de esta lectura no he parado de detectar semejanzas, y no solo respecto a la estructura, al origen del argumento, descripciones y/o modo de narrar, sino también a la hora de configurar el perfil de los personajes, por lo que a mí sí que me parece absurdo negar lo que resulta más que evidente. 
Aun así, como no me creo en posesión de la verdad absoluta, os pongo a continuación algunas cosillas para que vosotros podáis comparar y decidir.

Lo primero que vamos a ver y que ya he mencionado de pasada es que estas narraciones tienen de base un mito o leyenda que arrastra una maldición.
En Drácula el argumento se construye sobre el mito del vampiro y aquí sobre el de las momias. El miedo al muerto que vuelve a la vida, la hostilidad que despierta en la sociedad, en definitiva, el miedo a lo desconocido, son los cimientos de estos libros, además de otro elemento que no podemos obviar y que es la gran dosis de romanticismo e incluso de sexualidad que se incluyeron en ambas. 

Otro detalle en común es que ya sabemos que Drácula incluyó en su estructura un aspecto que la convirtió en una novela totalmente novedosa; ese hecho fue el estar escrita totalmente en forma de diario, incluyendo cartas y telegramas, lo que evitaba emplear un narrador en tercera persona, algo que era común en ese momento. 
Pues bien, en esta obra todos esos detalles mencionados los vamos a encontrar a simple vista.
En la joya de las siete estrellas Stoker emplea una narración en primera persona y el encargado principal de hacernos llegar la historia será uno de los personajes.

Para resolver el misterio los elegidos serán un grupo bastante ecléctico, entre los que habrá un abogado, un médico y un gran experto en el mito en cuestión. 
Tampoco voy a olvidar a la damisela en peligro que en algunos momentos se encontrará sumida en un estado de abstracción, similar a la que experimenta Mina. Estos personajes son comunes en las dos novelas. Debo añadir en este punto que los personajes están muy bien perfilados a pesar de que Stoker se centra en relatar en mayor profundidad todos los datos alrededor del mito.

En resumidas cuentas y tomando de base el argumento...
La momia regresa de nuevo, decide morir siendo aún joven con la intención de resucitar en otra época tras un sueño larguísimo, emergiendo de la tumba con todo el esplendor y magnificencia de su juventud y su poder. ¿De verdad que nadie ve las semejanzas aquí?
En fin, que estas son solo un breve ejemplo de las semejanzas que podéis encontrar, me hace gracia lo ya mencionado, que haya quién no las ve, porque me hace pensar o que no se han leído el libro o que no hemos leído la misma obra.

Ahora en vuestras manos está el decidir si leéis o no este relato. Para mí, analizada en conjunto, ha resultado una lectura interesante.



martes, 10 de julio de 2018

Drácula de Bram Stoker

Sinopsis:

Mucho más que una novela gótica, Drácula es un ejercicio literario excepcional. 
 Jonathan Harker viaja a Transilvania para cerrar un negocio inmobiliario con un misterioso conde que acaba de comprar varias propiedades en Londres. Después de un viaje plagado de ominosas señales, Harker es recogido en el paso de Borgo por un siniestro carruaje que lo llevará, acunado por el canto de los lobos, a un castillo en ruinas. Tal es el inquietante principio de una novela magistral que alumbró uno de los mitos más populares y poderosos de todos los tiempos: Drácula.

La presente edición incluye una detallada cronología y el prefacio del reputado catedrático y crítico Christopher Frayling, donde se analiza la figura de Stoker y las circunstancias que propiciaron la creación de Drácula. Asimismo, la perspicaz introducción a cargo del especialista Maurice Hindle reflexiona sobre los aspectos más polémicos en torno al origen del prototipo vampírico.

«No había nadie por allí, excepto un hombre alto y flaco, de nariz ganchuda y barba en punta y entrecana. Tenía una mirada dura y fría y unos ojos de color rojo.»

Opinión:

Todos, o la gran mayoría, tenemos una idea general sobre la historia que se esconde tras Drácula; o bien porque hemos leído algunas de las ediciones de esta obra, o porque hemos visto alguna de sus adaptaciones cinematográficas.
Dicho esto, hay algo indispensable y a tener en cuenta si queremos leer este gran clásico de la literatura gótica, y es hacerlo a través de una buena edición que respete la obra original de Bram Stoker, ya que muchas de las versiones que circulan y que muchos tenemos en casa, son obras adaptadas a las versiones cinematográficas.

Aclarado este punto, debo continuar con lo verdaderamente interesante, y es que lo que muchos de nosotros desconocemos, son las historias o anécdotas que hay detrás de esta gran novela.
Debemos comenzar diciendo que la historia que imaginó Bram Stoker no es del todo original.
Stoker para su creación, se inspiró en otros relatos que hablaban sobre el mito del vampiro, como El Vampiro de William Polidori y Carmilla de Sheridan Le Fanu.

Otro detalle que creo interesante mencionar, es que el nombre del conde fue cambiado casi en el último momento.
Cuando Stoker iba a entregar el manuscrito a su editor, reparó en un libro de la biblioteca de Whitby, una obra que hablaba sobre las regiones de Valaquia y Moldavia.
En ese libro, Stoker encontrará la inspiración que le falta para concluir definitivamente su obra.
Entre las páginas de ese libro, nuestro autor repara en una nota donde mencionan a un tal Drácula, un personaje que luchó de forma incansable y atroz contra los turcos.
Ese principe heredó de su padre el diminutivo de Drácula, ya que éste fue admitido en la Orden del Dragón; Dracul en rumano significa dragón, aunque en la lengua de Valaquia, ha terminado tomando otra connotación y significa "demonio".
De esa forma tan casual, Stoker no solo encontró un nuevo y acertado nombre para su protagonista, que iba a llamarse Wampyr, sino que también dio con un nuevo título para esa obra, que inicialmente iba a titularse como "El no muerto".

Pues bien, llega el día de la publicación, el 26 de mayo de 1897.
Esa primera edición de tres mil ejemplares, iba encuadernada en tela amarilla y con el título en letras rojas. Cuatro años después llegaría la reedición abreviada para su venta en los quioscos.
Mientras que por un lado, la novela causó sensación entre el público, por el otro y como suele ocurrir en la mayoría de las novelas de este tipo y en esa época, la crítica fue tajante y no muy generosa.
Las novelas de género gótico parecían un acto de rebeldía, trataban de transgredir las normas establecidas en la novela; se enfrentaban a la razón, haciendo uso de lo irracional. Lo sobrenatural tomaba las riendas de esas historias, recurriendo a extraños y temibles seres, que causaban terror en los lectores.
Dicho esto, sobra decir, que algo en esta historia les hizo sentir incómodos a los críticos, y lo cierto es que hoy en día si miramos hacia atrás, hacia esa época victoriana, el argumento puede resultarnos transgresor.

Ahora que ya conocemos algunos detalles superficiales sobre esta obra, podemos centrarnos en ella.

¿Qué vamos a encontrarnos en esta gran novela?
Básicamente una lucha entre el bien y el mal, con ese instinto que surge en los personajes por proteger el destino de la humanidad.
Esos elementos son comunes en el género gótico, sin ir más lejos, son detalles que comparte con una novela escrita casi ochenta años antes, el Frankenstein de Mary Shelley.
Y otro detalle que también comparten y que creo que es importante recordar, es que Frankenstein Drácula, han conseguido superar en fama a sus autores...

Pero retomemos la novela y hablemos sobre los géneros que vamos a encontrar.
Ya os he hablado en otras ocasiones sobre el género epistolar, el más importante y uno de los más empleados en la literatura durante el s. XVIII-XIX.
En esas cartas, sus autores vertían sus sentimientos; suministraban datos de su personalidad, de su entorno; y ello llevaba a los lectores a conocer al autor de esas misivas en profundidad.
Las cartas empleaban un diálogo directo con el remitente, e implicaban gran parte de ellas, una respuesta; iniciando así una conversación encadenada entre emisor y receptor.
Otro género de uso frecuente en esa época es el que encontramos en los diarios, con unas características similares al género epistolar; la única diferencia es que esos diarios eran más profundos e íntimos, cargados con secretos y reflexiones, porque no estaban dirigidos a ningún lector, tan solo a que el autor reflejase sus pensamientos más íntimos.
Pues bien, esta novela se construye íntegramente sobre esos dos géneros literarios, incorporando a esas narraciones, pequeños fragmentos de periódicos, telegramas y lógicamente, las características propias de la novela de fantasía, o más bien de la gótica.

De esa forma, vamos a conocer la historia de Drácula de manos de los protagonistas, a través de los diarios que llevan, y también mediante la correspondencia que se inicia entre ellos

¿Cómo va a afectar esa variedad de géneros a nuestra lectura?
Pues agilizándola, la narración cobra un ritmo más dinámico.
Las cartas son más directas y detalladas, que cualquier otro tipo de relato, incluido el oral.
Se centran no solo en mostrarnos como son los personajes y en darles profundidad, sino que también aparecen completas descripciones de los escenarios, porque esos detalles son imprescindibles para crear la ambientación perfecta.


Buena parte de la novela se desarrolla en la localidad de Witby, en el condado de Yorkshire, al noroeste de Inglaterra, ese nombre ya os sonará porque ha salido mencionado anteriormente en esta reseña. 

Esa localidad es el lugar donde Stoker veraneaba, donde encontró los datos finales para dar forma a su obra, y por lo tanto, un escenario que conocía a la perfección.

De esa forma entraremos en contacto con las ruinas de la abadía de Santa María, situada frente a los acantilados; con el viejo cementerio entre cuyas tumbas deambula el conde; todos ellos, escenarios fantasmagóricos y que al tiempo aportan ese pequeño toque de romanticismo y dramatismo perfecto, para crear un ambiente que a los lectores nos costará olvidar.

Stoker a todos los personajes de esta novela les dota de igual protagonismo.
Cada uno de ellos será, lógicamente, el narrador de su diario y relatará los hechos en primera persona. El protagonismo por tanto, irá variando dependiendo de quien narra, saltando de uno a otro, siendo siempre Drácula el personaje omnipresente, ese hilo que se encarga de unir todas las piezas.

A pesar de ese protagonismo compartido, parece que al avanzar la lectura, hay alguien que intenta sobresalir por encima de los demás. Me estoy refiriendo a Mina.
Ese efecto que nos hace pensar que destaca sobre el resto del elenco protagonista, es solo una impresión efímera que nos transmite Stoker. Como autor, como padre creador, le confiere una libertad fugaz...
¿Y porqué digo esto? Pues simplemente, porque Drácula es el antagonista, y Stoker haciendo uso de ese machismo habitual de la época, no podía darle el protagonismo total a una fémina, ya que como él nos describe en más de una ocasión a través de las voces de sus personajes masculinos, las mujeres generalmente carecemos de talento... salvo excepciones como Mina, que en determinados momentos demuestra tener una inteligencia similar a la de los hombres... pero ¡ojo! no echéis las campanas al vuelo, porque dice similar, en ningún momento menciona que sea superior, eso era algo inconcebible para la época.

De esa forma descubrimos que el protagonista principal debe ser por obligación, Jonathan Harker,  el esposo de Mina, el que da comienzo a esta historia y el único que puede vencer a Drácula y salvar a la dulce y frágil, damisela en peligro...
Para que esto último pueda llevarse a cabo, Stoker crea un grupo de personajes muy bien logrado que acompañarán y servirán de apoyo a Jonathan y Mina, en esta apasionante aventura.
Van Helsing, alguien capaz de hacer frente hasta al mismísimo diablo; el inteligente doctor Seward; y los valerosos, Arthur Holmwood y Quincey Morris; todos ellos, sin excepción, admirables y capaces de enfrentarse con honor al peor de los males que acechan a la humanidad, Drácula.

Justicia poética en la literatura:
Para ir terminando os voy a hablar sobre esa técnica literaria, empleada por algunos autores para dar al final de sus obras el toque feliz, recompensando a los personajes buenos y castigando a los malos por su comportamiento.
Pues bien, eso es exactamente lo que hizo Stoker en su obra más famosa.
Ya he mencionado al comienzo, que el personaje central de esta novela, el conde Drácula, tiene su origen en la figura de Vlad Tepes (Vlad Draculea), y que fue apodado como "Tepes", "El empalador", ya que tenía la fea costumbre de ensartar en afilados mástiles a sus enemigos, cuando aún estaban vivos, y contemplarles pacientemente hasta que les llegaba la muerte.
Stoker, quizás y digo quizás porque son conjeturas mías, pensó en castigar las maldades de Drácula haciendo uso de la justicia poética, y qué mejor muerte para el antagonista de esta obra que morir con una versión suavizada, debido a la moralidad victoriana, de la que empleaba el personaje que le inspiró.
Si ya lo dice el refrán... ¡Quién a hierro mata a hierro muere!

Como veis, Drácula, es una novela muy completa; una historia cargada de mitos y folclore; un excelente viaje, por tierra y mar, que nos lleva desde los Cárpatos a Inglaterra y de ahí, otra vez de vuelta hasta Rumanía.
Una novela no solo muy recomendable, sino que, al menos yo, considero de lectura obligada, a pesar de que en su día la crítica la consideró como una obra menor...

Detrás de nosotros se destacaba contra el horizonte la silueta del castillo de Drácula. Nos hallábamos ya tan abajo de la colina donde se yergue, que parecía dominar los Cárpatos. 
Entonces lo contemplamos en toda su grandeza, encaramado a más de quinientos metros sobre una cumbre y separado de las montañas vecinas por un abismo. 
Aquel paraje poseía algo salvaje, enloquecedor. A lo lejos, oíamos los aullidos de los lobos. Todavía se hallaban a bastante distancia, pero sus gruñidos y sus aullidos, aunque amortiguados por la nieve que caía, nos llenaron de terror.